Los dobleces municipales
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Opinión

Editorial

Los dobleces municipales

 


Mueve a risa y no pocas veces a indignación, la forma en la que el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez trata el tema del comercio en la vía pública. Por un lado, concejales y funcionarios, encabezados por el titular de la Secretaría de Gobierno Municipal, autorizan cientos y cientos de permisos para los festejos de julio, obviamente por la renta millonaria que representa. Pero, por el otro lado, envían a sus sabuesos e inspectores municipales a hostilizar, acosar y extorsionar a aquellos que, en mala hora, no se acogieron al manto protector de los jerarcas municipales para pagar por el espacio público en donde expenden sus productos. Ya son comunes los abusos de los citados inspectores municipales. Lo mismo decomisan la mercancía a ancianos y campesinos que vienen a vender sus verduras que a artesanos cuya única manera de comercializar sus artesanías es en la vía pública.

Hemos documentado casos patéticos de corrupción de dichos servidores públicos municipales. En la Colonia Reforma, se ubican pequeños espacios de los centros comerciales o calles, que venden regañadas y polvorones. Los traen desde muy temprana hora de Telixtlahuaca y llevan sus productos en cajas de cartón en taxis foráneos, pues carecen de vehículo propio. A determinada hora del día llegan los referidos inspectores por su cuota: 1 mil 500 pesos diarios por permitirles vender en dichos sitios. Existe la certeza de que las magras ganancias que obtienen se van en el pago del soborno. Pero no es el único caso. En inmediaciones del Mercado Hidalgo en la misma colonia, el fenómeno se repite, con indígenas que provienen de la Sierra Juárez que venden flores, chapulines, chintextle y otros productos que traen en la espalda desde sus lugares de origen.

La indignación se justifica habida cuenta de que la política del gobierno de Francisco Martínez Neri, ya se ha visto, no es acotar o regular el comercio en la vía pública, sino administrarlo, explotarlo a pasto. Pero sólo al que ha caído en las manos de dirigentes venales y corruptos, que hacen negocio con funcionarios municipales. Al resto de personas humildes que sobreviven de la venta de lo que producen en sus parcelas o jacales, a ésos hay que correrlos, humillarlos, tirarles la mercancía. Ésa es la doble moral con la que se actúa en el municipio, cuyo gobierno ha sido ubicado en el último lugar a nivel nacional.

 

Ciclovía: Molestia permanente

 

Hay quien atribuye a la titular de la Secretaría de Movilidad (Ssmovi), Claudina de Gyves Mendoza, la “creatividad” de la llamada ciclo vía y su instalación en la capital oaxaqueña, en la que ha representado más molestias y enojo que éxito, desde que fue instalada. En efecto, como en las grandes ciudades del país, en nuestra capital no existe una cultura de respeto al ciclista. Justamente porque el hecho de salir en bicicleta a laborar representa un desafío, por ello, pocas personas utilizan dicho medio de transporte. Hace poco más de un mes, un conocido profesionista, impulsor del ciclismo, sucumbió en su ejercicio matinal en la carretera a Guelatao, cuando fue atropellado mortalmente por una camioneta conducida por un sujeto ebrio, el cual fue liberado poco después de ser detenido, pese a la protesta de sus familiares y amigos.

Los casos de ciclistas atropellados y muertos no es nada nuevo en Oaxaca. Hay casos sonados en los que han sido arrastrados por autobuses urbanos o suburbanos. Pese a la falta completa de una cultura de respeto a los ciclistas, hace al menos tres años se instaló la famosa ciclovía. Y en calles como Independencia, Reforma, Avenida Universidad, Amapolas o Emilio Carranza, se confinaron carriles exclusivos para bicicletas. Sin embargo, como ya es común, dichos carriles son invadidos por automóviles, autobuses urbanos o motocicletas, sin que autoridad alguna haga valer la ley vigente. Es decir, no existe la vigilancia adecuada para prohibir o sancionar a quienes de manera arbitraria circulan por carriles exclusivos para bicicletas. Obvio, si no hay sanciones, todos aquellos que quieran llegar temprano a sus labores o citas, pueden invadirlos sin recibir castigo o sanción corporal o administrativa.

Para los vecinos de la populosa Colonia Reforma, el hecho de que haya dos vías de desfogue, una hacia el norte, Amapolas y una hacia el centro, Emilio Carranza, reducidas por la famosa ciclo-vía, es un constante dolor de cabeza. El tráfico vehicular a todas horas del día genera horas perdidas. Lo más lamentable es tener carriles confinados que pocos, muy pocos los usan, porque de una cosa estamos ciertos: el uso de la bicicleta es muy limitado en la capital oaxaqueña. Ahora que su creadora ocupa un importante cargo público que tiene que ver con el transporte, sería bueno que, por el bien de la ciudadanía que a diario padece sus inventos, que busque la forma de desmantelarlos.