Hoy, la Octava
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Editorial

Hoy, la Octava

 


Como marca nuestra tradición ancestral, hoy se celebra la Octava del Lunes del Cerro, el mismo que mutó desde hace finales del Siglo XX a Guelaguetza. Luego de los tropiezos y claroscuros de la semana pasada, esperamos que, en esta segunda presentación, en sus versiones matutina y vespertina, los funcionarios responsables de la organización hayan enmendado los errores pasado y se apliquen con responsabilidad a cumplir con la encomienda de hacer de la máxima fiesta folklórica de los oaxaqueños, un verdadero evento cultural para el disfrute tanto del pueblo oaxaqueño como de los visitantes del país y el extranjero que han llegado para los festejos de julio. Es importante reconocer que el evento en su primera presentación, aunque dejó ciertas dudas, también se perfiló una vez más como la expresión más genuina de nuestro mosaico étnico y cultural. No hay duda pues, La Guelaguetza sigue como un espectáculo único en su género a nivel nacional e internacional.

El pasado lunes, en su conferencia de prensa, el gobernador Salomón Jara subrayó que, en la primera semana previa al festejo, se registró 85 por ciento de ocupación hotelera con la llegada de 27 mil 455 turistas, quienes dejaron una derrama económica aproximada de 99.05 millones de pesos. Expresó que esto se suma al incremento en el flujo de pasajeros que el Aeropuerto Internacional de Oaxaca ha registrado en los recientes días y que el 14 de julio estableció un nuevo récord con el movimiento aéreo de seis mil 664 pasajeros totales. También afirmó que esta nueva cifra representa un incremento de 7.37 por ciento más en comparación a diciembre del año pasado, cuando el número más alto de pasajeros fue de 6 mil 200.

Sin embargo, no puede ignorarse que hay hechos que, si bien no han ensombrecido la celebración de nuestra máxima fiesta, sí deben estar como prioridades para las autoridades de los tres órdenes de gobierno y es la seguridad, evitar abusos y darle certeza al turismo de que Oaxaca capital, se ha ganado a pulso su lugar en el mercado turístico mundial. El asesinato de un notario del Estado de México, que vino a la entidad de vacaciones, del que las autoridades han logrado ya avances importantes, más allá de haber sido un ataque premeditado y directo, debe obligar a las autoridades a reforzar los mecanismos, protocolos y operativos de seguridad. Ya lo hemos dicho, el gobierno tiene encima la responsabilidad de dar certidumbre y tranquilidad a quien nos visita.

 

¿Habrá nuevo zafarrancho?

 

El pasado lunes fue nota para la Sección Policíaca de diarios y noticiarios, el zafarrancho que se presentó en la llamada Guelaguetza popular, que organiza la dirigencia estatal de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en el estadio del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), casi en paralelo al evento oficial. El citado festejo folklórico ha sido considerado por sus organizadores como la competencia a la que organiza el gobierno estatal, aunque en los hechos –como ya hemos comentado- es una mala copia, salvo que llama la atención de ciudadanía y turismo, pues es de acceso gratuito, aunque ello tiene sus bemoles, dado que se consume alcohol sin control alguno, lo que genera violencia como la semana anterior. El móvil –se dijo- fue la llegada del diputado federal emanado de las filas magisteriales, Irán Santiago Manuel, en completo estado de ebriedad.

El hecho fue calificado como provocación habida cuenta de que el aludido legislador istmeño está vinculado con la anterior dirigencia, a quienes calificaron como “Los Pozoleros”, los cuales están siendo auditados por presuntas cantidades millonarias que les habría dado el gobierno de Alejandro Murat. La reconocida beligerancia magisterial se hizo patente con sillazos y manotazos, sin importar que fuera en contra de alguien de su mismo gremio, a quien el Comité Ejecutivo Seccional calificó como persona non grata. El zafarrancho sólo generó hilaridad dentro y fuera de las filas del llamado también Cártel 22. Es evidente, asimismo, que dicho gremio, hoy encabezado por una dirigencia calificada como radical, no es un bloque homogéneo, sino una multiplicidad de corrientes e intereses.

Según se informó la semana anterior, hoy, la Guelaguetza popular se celebra el Asunción Nochixtlán, seguramente como un homenaje póstumo a los ocho fallecidos en dicha población el 19 de junio de 2016, luego del enfrentamiento con elementos policiales estatales y federales. Más que expresión folklórica pues, lo están ubicando como un evento político; como un acto de protesta y presión al gobierno de Salomón Jara quien, por cierto, les ha otorgado más del 80% de su pliego de peticiones. Pero, hay que recordar también que, en dicha población, antes tranquila y apacible, han sembrado discordia y encono. Desde aquella fecha dicha comunidad no es la misma. Esperemos pues, que ello no sea motivo de un nuevo zafarrancho o violencia.