A suspender patentes
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Opinión

Editorial

A suspender patentes

 


La participación de fedatarios públicos en acciones ilícitas no es nada nuevo. Al parecer siempre han estado blindados por una coraza de impunidad, cual si la patente otorgada fuera un certificado de inmunidad ante la acción de la ley y la justicia. La discrecionalidad con la que se desempeñan ha contribuido a que en Oaxaca la fe pública sea un capítulo en la agenda pendiente. Obtenidas la mayoría gracias al favor de los gobernadores en turno, esa élite ha devenido, con sus contadas excepciones, en una caterva de ladrones y delincuentes de cuello blanco. El pasado martes, el titular de la Consejería Jurídica y Asistencia Legal del gobierno estatal, Giovanny Vásquez Sagrero, señaló el mal uso de la fe pública en al menos cuatro notarías, incluyendo las de dos fedatarios ya fallecidos. La pregunta es: ¿quién o quiénes han lucrado con esas patentes y quiénes han sido los cómplices en las funciones catastrales o registrales?

Desde hace año y medio al menos, la ciudadanía oaxaqueña se enteró de las operaciones ilícitas del llamado “Cártel del Despojo”. El escándalo se difundió incluso en medios nacionales y hasta en la conferencia de prensa mañanera del presidente López Obrador. En ésta se dijo del modus operandi. Notarios públicos, abogados, funcionarios del Registro Civil, del Instituto Catastral del Estado de Oaxaca (ICEO) y del Instituto de la Función Registral (IFREO), de consuno y operando como delincuencia organizada, se dedicaron a alterar identidades y a disponer el despojo de bienes inmuebles a personas de la tercera edad, en bienes intestados o descubriendo mañosamente algunos predios que estaban en apariencia olvidados o no se habían pagado los derechos correspondientes. Lejos de proceder conforme a derecho, como compete a la responsabilidad del jefe del Ejecutivo, el exgobernador Alejandro Murat simplemente ignoró los reclamos y alentó la impunidad de sus funcionarios.

Este delito abominable no es nada nuevo en Oaxaca como ya hemos dicho. Al menos viene del sexenio 1998-2004. Muchas propiedades pasaron de manera subrepticia o violenta, a manos de personajes de la vida política bajo esos mecanismos oscuros de complicidad. El gobierno de Salomón Jara, vía su consejero jurídico, tiene en sus manos los hilos de las operaciones en que habrían incurrido algunos en mala hora designados fedatarios públicos, para poder disponer la suspensión de operaciones y cancelar los fiats de los recientemente designados.

 

Inician fiestas

 

De manera oficial hoy inician los festejos del mes de julio, una de las temporadas de mayor afluencia turística y, consecuentemente, de ocupación hotelera, restaurantera, derrama económica para los prestadores de servicios no sólo en los tres principales destinos: la ciudad de Oaxaca, Huatulco y Puerto Escondido, sino, además, de todo el entorno que abarcan las rutas turísticas. Desde hace décadas, julio es un mes en que los oaxaqueños echan la casa por la ventana, en eventos culturales de tipo tradicional, folklórico, gastronómico, sobre todo en la capital en donde tanto el gobierno estatal como el municipal han preparado un catálogo de eventos: ferias artesanales, de los moles, del antojo y el mezcal, entre otras muchas, pero, asimismo, también las poblaciones cercanas de los Valles Centrales, como San Martín Tilcajete, Ocotlán, Tlacolula, Santa María Atzompa, San Andrés Huayapan, entre otras, que también preparan lo suyo para recibir al turismo nacional y extranjero que nos visita.

Un eje fundamental de los meses de julio, en coincidencia con nuestra fiesta máxima, La Guelaguetza, son los festejos de la Virgen del Carmen, con toda su algarabía, feria, fuegos pirotécnicos y demás, que la han hecho algo sagrado para los citadinos. Este mes es, pues, una bocanada de aire fresco para los prestadores de servicios turísticos y las respectivas empresas del ramo, luego de tres años de pandemia y el efecto económico letal. El año de 2022, con todo el programa de vacunación que desplegó el gobierno federal, aún se sentían los resabios del Covid-19, lo que hizo que los festejos de julio no lucieran en toda su magnitud, sin que ello haya significado que los visitantes y los propios dejaran de disfrutar de los mismos. A partir de hoy tendremos calles del Centro Histórico, la explanada de Santo Domingo, el zócalo, así como los mercados, museos y sitios de interés atiborrados de visitantes.

Esperamos que las autoridades hagan lo suyo para evitar abusos, inseguridad y malos tratos al visitante, sino que, por el contrario, el oaxaqueño se perfile como siempre ha sido: un gran anfitrión. Es tiempo de evitar la sobreventa de los boletos de La Guelaguetza, de sancionar la reventa, de acotar los abusos y que nuestra fiesta máxima tenga su mayor lucimiento. Hay que recordar que en años anteriores se dieron graves abusos e incluso, se pusieron a la venta los lugares del Palco C, que siempre han sido para quienes no pagan boleto y entran gratuitamente. Hoy, por fortuna, eso se terminó.