Socialización no mediatización
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Opinión

Editorial

Socialización no mediatización

 


A raíz de la inconformidad que se ha desatado en algunas comunidades como la Villa de Mitla, San Isidro Roaguía y San Lorenzo Albarradas, entre otras, cuyas asambleas han dado una negativa tácita a la construcción del Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU), que se instalará en la última comunidad, para solucionar la crisis de la basura en la zona metropolitana de Oaxaca, la semana anterior el gobierno estatal convocó a periodistas oaxaqueños (as), a visitar la Estación de Transferencia y Planta de Selección Azcapotzalco (ETPSA), que procesa mil toneladas de residuos al día y es el modelo que se quiere seguir para el proyecto mencionado al principio. Nuestros (as) compañeros (as) conocieron el funcionamiento de la Estación más grande y moderna de Latinoamérica y que recibe mil 400 toneladas de residuos diariamente.

Por lo que publicamos en nuestra edición del pasado viernes 5 de mayo, se advierte que se trata de un modelo innovador, con avances tecnológicos, cuyo éxito –se dijo-está cifrado en la participación de la ciudadanía para la separación de los desechos, ya que el modelo permite aprovechar al máximo los residuos orgánicos para elaboración de composta y generación de combustible para cementeras. En dicha planta se procesan residuos como papel, cartón, envases multicapa, PET y polietileno de alta densidad (PEAD), bolsas y películas plásticas, latas de aluminio, bolsas metalizadas, textiles, vidrio y otros metales, generando así una economía circular en la Ciudad de México. El objetivo fue que los medios puedan ser los vehículos para que los vecinos de las comunidades aludidas puedan informarse de las bondades del proyecto, el cual permitirá aprovechar al máximo los materiales reciclables, crear fuentes de empleo y generar ingresos económicos muy importantes por el aprovechamiento de los residuos sólidos.

Sin embargo, todo advierte que la actual administración, a través de la Secretaría de Gobierno, ha omitido algo importante: en donde hay que socializar el CIRRSU es con la ciudadanía. Es decir, llevar a las autoridades municipales, comunales, vecinos inconformes y demás, para que conozcan lo que se pretende hacer. En pocas palabras, socializar no con los medios ni con quienes forman opinión, sino con los interesados directos. Ya dijimos: no basta con estigmatizar a los supuestos enemigos u obstáculos, sino a quienes deciden en las asambleas y proceder a la obligada consulta ciudadana, tan de moda en estos tiempos de la 4T.

 

Expropiación o picota

 

Las intensas lluvias atípicas de días pasados exhibieron un peligro en ciernes para la población: la mala situación física de una centena de viejas casonas ubicadas en el Centro Histórico, que el tiempo, el abandono o la falta de recursos de sus propietarios para rehabilitarlas, las mantienen hoy en día en condiciones físicas preocupantes. No es la primera vez que abordamos este tema. En nuestras páginas han sido algo recurrente. En el municipio de Oaxaca de Juárez, se sabe, no se ha actualizado el Mapa de Riesgos. Vivimos en una ciudad de alta sismicidad, con todo un historial de daños y muerte. Esa situación ha ido minando poco a poco la escasa resistencia de las viejas estructuras de casonas de adobe y madera que aún se mantienen en pie. No hay datos respecto a que el gobierno de la ciudad haya hecho algún inventario al respecto. Algunas de dichas propiedades están catalogadas como inmuebles históricos. No obstante, sus malas condiciones físicas no dejan de representar un grave riesgo social.

En efecto, la Ciudad de Oaxaca ha sido catalogada desde 1976 por Decreto, ciudad de monumentos históricos, lo cual no significa que tengamos que vivir en ruinas. Esta situación debe ser atendida por el gobierno estatal, ya que el municipal tiene un argumento fatal para desentenderse: no cuenta con recursos. Algunas de esas viejas casonas están ocupadas hoy por bares y restaurantes que, con el ardid de que son construcciones históricas, les añaden un plus a sus precios, pero en realidad están en condiciones físicas que sigue representando un peligro ciudadano. Varias de ellas, según se sabe, están intestadas, por lo que no pueden ser intervenidas por los supuestos propietarios. La salida puede ser la expropiación o la rehabilitación financiada por el gobierno.

Pintores y potentados, desde el punto de vista económico, han adquirido algunas. Y las han remodelado. Pero hay muchas más que lucen en completo abandono, como por ejemplo la que se ubica en la esquina de Fiallo y Colón. Pero es sólo una. Hay muchas más diseminadas tanto en el Centro Histórico como en algunos de los barrios más reconocidos de la ciudad. Algunas están acordonadas por Protección Civil para que el ciudadano de a pie tome sus precauciones. Sin embargo, como advertencia a que se dé un accidente mortal, el gobierno local debe emplazar a los propietarios de las que sí tienen, a rehabilitarlas o simplemente demolerlas con la venia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).