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Editorial

La lectura de siempre

 


Terminó el período vacacional de primavera y para el gobierno de Salomón Jara, al igual que los tres anteriores, hay que echar las campanas al vuelo para las cuentas alegres. Hubo, como desde hace tiempo, una buena visitación (sic) -como dijo la secretaria de Turismo-, Saymi Adriana Pineda Velasco. Pero no se ve por ningún lado, que haya algo nuevo que seguir la inercia del pasado. Sin embargo, tal parece que de poco le ha servido haber participado ya, en el breve tiempo que lleva al frente de la dependencia, en dos eventos: uno de corte internacional, la FITUR 2023, que se celebró el Madrid, España, y el Tianguis Turístico, que se celebró recientemente en la Ciudad de México. En realidad, el ciudadano de a pie cree, de manera ingenua, que los funcionarios llegarán de dichos eventos con las pilas cargadas de nuevas ideas. Pero no. Sólo van a tomarse la foto y a decir o hacer balandronadas.

La pasada temporada de Semana Santa fue similar a las anteriores. Luego de concluir vienen las cuentas alegres. Hubo una derrama económica de cientos de millones de pesos; una afluencia de tantos visitantes del país y el extranjero y los beneficios que presuntamente dejaron en los lugares de mayor afluencia, en este caso, la ciudad de Oaxaca y los Valles Centrales; Huatulco y Puerto Escondido. Poco se dice del turismo interno que, en dicha temporada, abarrota las playas y que, de hacerse realidad el tema de las carreteras al Istmo y la Costa, con seguridad habrá de superar las expectativas del turismo foráneo. Ambas vías siguen en el imaginario colectivo como puras promesas y sueños, pues la primera tiene más de 20 años de atraso y la segunda supera los 15 años. Sin embargo, esperamos que, como ha dicho el ejecutivo estatal, el apoyo que se espera de la Federación sea una realidad y se concluyan en breve, como veremos adelante.

Por el momento, ya se preparan las fiestas de La Guelaguetza y los eventos del mes de julio, para esperar una temporada más, sin reparar en los excesos, los abusos y las malas experiencias de la temporada que recién terminó. Lo dicho pues, se camina sobre la misma ruta del pasado: echar las campanas al vuelo para festinar la afluencia de visitantes, la derrama económica y otras bondades, sin que haya alguna nueva estrategia en el ámbito oficial para aprovechar de manera óptima todo lo que Oaxaca puede dar en el rubro de la industria sin chimeneas.

 

Carreteras, en las mismas

 

La gira número 32 que realizó el fin de semana pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador y la número 4 durante la administración del gobernador Salomón Jara, no dejó nada nuevo, salvo el testimonio de que el tema de las carreteras a la Costa y al Istmo, seguimos en las mismas. Es más, en reciente publicación, la revista “Expansión”, en tono irónico se refiere a dichas vías, como las carreteras interminables y ubica que ambas tienes apenas el 70% de avance. Y estamos a poco más de un año de que termine este período presidencial, sin soslayar que desde el inicio hubo promesas de que ambas vías serían terminadas. Hay que recordar que para los oaxaqueños, se han convertido en una especie de Tela de Penélope, aquel personaje mitológico que a la espera de su amado Ulises y para evitar el coqueteo de otros, de día tejía y de noche destejía, la tela que sería el sudario para su suegro.

En entrevista reciente, Jara Cruz anunció que la vía a la Costa podría ser concluida antes del fin de año y la que correrá al Istmo, el año próximo. Eso nos recuerda las promesas de su campaña política en 2016, cuando el exgobernador Alejandro Murat sostuvo que ambas carreteras estarían concluidas en los primeros quince meses de su gobierno. Terminaron los seis años y las cosas siguieron igual. O las empresas constructoras se declaran en quiebra, o son las presiones de las comunidades, como es el caso de San Francisco Coatlán, en la vía a la Costa o son los conflictos agrarios en la misma, como ha sido el problema agrario entre San Vicente Coatlán y Sola de Vega que, recientemente fue resuelto relativamente.

Nuestras referidas vías carreteras se han convertido en un artificio o más bien, sólo en un sueño de los oaxaqueños. Es inconcebible que el gobierno de la República, desde Vicente Fox, pasando por los de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y los cinco años que lleva López Obrador, la vía al Istmo no haya sido concluida, cuando en el país el programa de modernización carretera ha avanzado con vías de alta velocidad y vialidades de primer mundo. Lo mismo ocurre con la vía a la Costa, que haciendo cálculos lleva al menos 15 años de haberse iniciado y por una u otra cosa, no ha sido terminada. Y aunque el gobierno federal lo quiera minimizar, se trata de una burla a nuestra entidad y prueba firme del abandono en que nos ha tenido la Federación.