Energías limpias
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Opinión

Editorial

Energías limpias

 


Si bien Oaxaca es líder en materia de energía eólica, toda vez que produce el 90 por ciento de energía limpia en el país, lo cual convierte a la entidad en un referente en la transformación energética de México y del continente, con un enorme potencial de crecimiento a corto y mediano plazo, aún falta mucho por hacer y aprovechar el potencial de la naturaleza para contribuir a nuestra seguridad y autonomía energética.

Es indudable que se debe perseguir el objetivo común de innovar para proteger nuestro hábitat y avanzar con gran responsabilidad ambiental en el proceso de transición energética mundial, además de profundizar en el conocimiento de la generación de energía a partir de nuevas y mejores fuentes, como la eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica y los biocombustibles.

Ante los efectos que está causando el cambio climático y la importancia que tiene la generación de energías limpias que no contaminen, se debe revisar ampliamente los desafíos de las energías renovables en las economías emergentes, la Inversión en materia de energía eólica, el desarrollo de parques eólicos, así como la legislación y beneficio social de las energías eólicas en el Istmo de Tehuantepec, entre otros, para que los beneficios sean para todos.

Es indudable que el cambio climático y la necesidad de alentar y promover las energías limpias deben obligar a la actual administración federal y gobierno estatal a generar las mejores condiciones técnicas, económicas de mercado y regulatorias para el sector de las energías limpias. Se necesita promover la integración de empresas locales y regionales a la cadena del valor de la industria energética nacional e internacional mediante programas y proyectos de capacitación, vinculación de proveedoras e intercambio de experiencias en el sector energético.

Nuestro estado cuenta con un amplio potencial en recursos y excelente posición geográfica, lo que le permite ser destino atractivo para el desarrollo de proyectos de comercialización, logística y expendio de hidrocarburos. Lo anterior, debido al gran potencial en materia eólica que puede alcanzar factores de planta de entre el 50 y 60 por ciento, que son los indicadores más altos que se observan a nivel internacional, además que cuenta con un promedio de radiación solar diaria de 5.6 kilowatts hora por metro cuadrado.

 

Avanza la sequía

 

Los estragos de la falta de humedad en nuestro estado son notorios, pues van en aumento los municipios con sequía moderada o severa que ubica a Oaxaca con el mayor número de municipios con alguna afectación de este tipo, además de que alcanza el 30.4 por ciento de los 570 municipios que la conforman. La causa principal por la que se producen las sequías es por la falta de lluvias o precipitaciones, por ello no se puede desvincular del concepto agua y cambio.

Otros factores que influyen son carencia de humedad del suelo, disminución de reservas en embalses y acuíferos, ya que las sequías, siempre o casi siempre, producen un impacto directo y notable sobre la población humana. Principalmente por falta de agua para consumo, producción de alimentos y en la economía de la sociedad, por lo que los efectos producidos están relacionados directamente con la vulnerabilidad de las personas.

Los efectos de la sequía no solo influyen en la agricultura, ganadería y otros sectores económicos de las comunidades vinculadas al ser humano sino que también tiene efecto en todos los organismos vivos. Lo anterior significa que los daños se pueden producir, no sólo en los campos cultivados, sino también en los no cultivados, en zonas naturales protegidas y en la propia sociedad.

También estos daños se pueden clasificar a corto y a largo plazo, afectando no sólo al consumo básico de agua, la agricultura y la ganadería, sino también a actividades industriales básicas y al bienestar y la salud de los habitantes de las comunidades rurales y urbanas.

La principal consecuencia de la sequía es la “desertificación”, que se define como el conjunto de procesos por los cuales una región árida, semiárida o subhúmeda seca, se degrada y, a consecuencia, pierde su capacidad para retener vegetación y se convierte paulatinamente en un desierto. Entre los factores que desencadenan esta situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos, que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos.

Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de repetidos incendios forestales, concentración de la actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de regadío.