Desabasto de agua
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Opinión

Editorial

Desabasto de agua

 


El deterioro de la infraestructura hidráulica, el crecimiento anárquico y el mal estado de la red complica sensiblemente la distribución de agua potable en nuestra ciudad, sobre todo en esta temporada de estiaje que día a día se acentúa. Aunado a ello, garantizar el abasto del líquido a la capital del estado y la zona conurbada enfrenta serios y graves problemas, como el abatimiento de los niveles freáticos, la presencia de fierro y manganeso y la contaminación bacteriológica.

El distrito centro al que pertenece la capital depende en mayor medida de la extracción de agua de pozos, pues se está sacando más agua del acuífero de la que entra, mientras que la red de la ciudad es muy vieja y tiene fugas. Además de los problemas sociales que año con año se presentan por la extracción del agua, ya sea para exigir el pago, la ejecución de obras o el cobro por el servicio.

Este severo panorama se complica año con año en las más de 300 colonias de la capital del estado y algunas zonas de municipios conurbados que esperan el abasto del líquido. Para lograrlo se necesita de 1 mil 500 litros de agua por segundo y la constante como permanente rehabilitación de las líneas de distribución.

Así como mantenimiento oportuno de las tuberías para hacer frente a la temporada de estiaje, pues en este periodo la disponibilidad del agua disminuye entre 50 y 60%. Un reto revisar los planes municipales de desarrollo para evitar asentamientos humanos arriba de los mil 610 metros sobre el nivel del mar, debido a que no es viable suministrar agua potable en esa altura.

Apuntó de entrar de lleno a la temporada de estiaje, es menester que desde ahora las autoridades estatales y municipales adopten las medidas necesarias para garantizar a la población el abasto de agua. Los oaxaqueños ya no pueden seguir con un suministro de agua una vez por semana, como tampoco a través de camiones cisternas que son paliativos ante un creciente problema social.

No solo se trata de un programa de rehabilitación, mejoramiento de infraestructura, capacitación y fortalecimiento de los organismos operadores para resolver el problema de distribución, también actuar con absoluta transparencia en la aplicación de los recursos, que su ejecución realmente ayude a garantizar el suministro del agua  en donde hoy simplemente no llega.

 

Reactivar el campo

 

Cada vez son menos las superficies que se cultivan en nuestro país y en especial en Oaxaca y la situación es más desesperante entre los jóvenes que ya no quieren estar en las zonas rurales. Los que vienen a estudiar a la ciudad  ya no quieren regresar al campo y los que no tienen acceso a continuar con sus estudios se quieren ir a trabajar en las grandes ciudades para trabajar de otra cosa.

Desde hace mucho las políticas de desarrollo rural no han generado las condiciones para dinamizar al sector agrícola y con ello arraigar a su población. Cada vez es más evidente la pérdida de autosuficiencia alimentaria y la pauperización de sus habitantes.

La falta de empleo es algo preocupante, al salir de la ciudad es notorio que existen muchas tierras sin trabajar, están muertas porque existe una brecha generacional que no está siguiendo el aprendizaje del campo y se les ha generado el concepto de que si no les va bien en los estudios los mandarán al campo.

La pérdida de suelo agrícola, junto con la deforestación y defaunación, tiene efectos multiplicadores en el entorno ambiental. La desaparición de especies vegetales y animales, así como de las condiciones ecosistémicas originales reduce y fragmenta progresivamente su espacio vital, lo cual incide directamente en la capacidad local de abastecimiento de servicios ambientales que sirven para mantener la reproducción y dinamismo de toda aglomeración humana.

El campo mexicano está olvidado desde hace algunas décadas, principalmente desde el comienzo del proceso de industrialización. Cabe mencionar, que antes de iniciarse dicho proceso el campo era uno de los sectores de mayor importancia en el desarrollo económico del país, más sin embargo, con el paso del tiempo se le ha dado prioridad a otros sectores, en especial a la industria.

Oaxaca es el estado con más pobres que hay en México, pero no hay acciones para el desarrollo, por el contrario, siguen los muertos por conflictos agrarios, la migración de jóvenes campesinos a las ciudades que se ha convertido en una preocupación que debe ser atendida cuanto antes para evitar que desaparezca la generación de herederos de las tierras.

Ante panorama tan desolador se deben buscar crear alternativas para reducir la migración de los jóvenes del campo, particularmente de los núcleos agrarios, no emigren a las grandes ciudades, como una respuesta a aminorar con ello el problema de la soberanía alimentaria que provoca el abandono de las tierras.