Destrucción vs salvaguarda
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Opinión

Editorial

Destrucción vs salvaguarda

 


Ante el evidente deterioro de una parte de nuestro patrimonio histórico, como son las fuentes de cantera que se encuentran diseminadas por toda la ciudad, en el diario EL IMPARCIAL emprendimos hace poco más de una década una campaña. Primero, para sensibilizar a los gobiernos locales y, en segundo lugar, para llamar a la conciencia ciudadana, sobre la urgencia de su rescate y rehabilitación de este patrimonio excepcional. El principal responsable de proteger y salvaguardar el patrimonio histórico de la capital es, en primera instancia el gobierno local, por ello, hubo sugerencias respecto a las fuentes de financiamiento para dicha empresa. Manos altruistas se alzaron para comprometerse a financiar la reconstrucción, bajo la vigilancia y autorización, obviamente, de las autoridades competentes: el Instituto Nacional de Antropología e Historia –el INAH- y la dirección municipal del Centro Histórico.

Una y otra vez se ha sugerido a las autoridades municipales aplicarse para obtener el financiamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO-. Pero cada munícipe se ha asumido un sabelotodo; un ente que no necesita el apoyo de nadie; un político omnipotente. Todo saben o creen saberlo. A poco de iniciar la actual administración municipal, se llevó a cabo un acto en el cual se presentaron a algunos oaxaqueños distinguidos que tomarían como tarea el rescate de nuestras fuentes. Sin embargo, la semana pasada circularon fotos y videos respecto no sólo a la falta de acciones para rehabilitar dicho patrimonio, sino del franco deterioro y destrucción de algunas fuentes.

Sin duda alguna, el rescate y la salvaguarda del citado patrimonio que nos legaron nuestros ancestros requiere de corresponsabilidad, entre gobierno y sociedad civil. El ayuntamiento de la capital, que ha denunciado arrastrar un empobrecimiento de recursos desde el inicio de su gestión debe alentar el apoyo de los organismos privados y de esa sociedad civil, para la rehabilitación del referido patrimonio histórico, sin burocratismos, sin fijaciones ideológicas ni la ventaja política tan usual en estos tiempos, pero tan abominable. Urge hacer una evaluación de lo que se ha hecho a la fecha y valorar la situación de deterioro que presentan algunas de las fuentes históricas aludidas. La capital requiere de acciones serias y responsables, abulia o abandono. Mucho hemos denunciado a depredadores y vándalos que se dedican a destruir. De seguir así, todos salimos perdiendo y, particularmente, nuestra capital.

 

Inversiones, acotadas por bloqueos

 

En éste como en el pasado régimen, se dejan escurrir en internet, sobre todo en el entorno del sector turístico oficial, encuestas de algunas publicaciones del país o extranjeras, tales como revistas de gastronomía y de viajes, para ubicar a la capital oaxaqueña y sus destinos principales, como los mejores. Hace poco menos de un año la tlayuda fue catalogada como uno de los mejores platillos. Recientemente, el quesillo fue ubicado en quinto lugar en una lista enorme de quesos producidos en Italia, Francia, Holanda, Alemania y otros países. En años anteriores, la revista “Travel and Leisure”, ubicó a nuestra capital como uno de los destinos favoritos en el mundo. Otras publicaciones la han considerado como una de las ciudades más bellas de México y de Latinoamérica. No se diga las que difunden la riqueza gastronómica. Nuestra variedad y originalidad en ese rubro, ha conquistado los paladares más exigentes, aunque para los críticos, aún les falta a nuestros chefs y cocineras tradicionales para ubicarse entre la mejor cocina en el mundo.

Es más, en otro rubro, Oaxaca es visto como un escenario ideal para la promoción de inversiones. El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, es una gigantesca puerta para recibir capitales nacionales y extranjeros, que promuevan el desarrollo regional y la necesaria creación de empleos. Hoy que está de moda la apertura para la fabricación de automóviles “Tesla”, del magnate Elon Musk, en opinión de expertos la zona istmeña sería ideal, justamente por su cercanía con los dos océanos. Sin embargo, pese a la ubicación estratégica de nuestra zona istmeña, hay un factor que inhibe y habrá de inhibir cualquier intento de desarrollo: la inestabilidad política; el chantaje de organizaciones y grupos; los bloqueos carreteros y la extorsión. El mejor ejemplo del fracaso de una política de apertura son las empresas que generan energía eólica. No sólo han estado bajo el bombardeo mediático y la descalificación del gobierno de la República, desde el podio mañanero, sino bajo acoso de organizaciones sociales y grupos criminales.

Oaxaca lo tiene todo, en efecto, como lo ha dicho el gobernador Salomón Jara, pero en tanto existan estas prácticas abominables, todo el potencial que tenemos bien se puede ir a la basura, si no se aprovecha para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. No es pues sólo con diálogo como se puede meter en razón a dirigentes, maestros, normalistas, triquis beligerantes o instrumentos de chantaje perpetuo, sino con la fuerza del Estado.