FGEO: Una dura tarea
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Editorial

FGEO: Una dura tarea

 


Hace días, a poco de que fuera designado por el voto mayoritario de la LXV Legislatura del Estado, titular de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), el abogado José Bernardo Rodríguez Alamilla, abordamos en este mismo espacio editorial, las graves deficiencias que enfrenta el citado órgano autónomo, las cuales fueron en su momento reconocidas por los tres integrantes de la terna que el gobernador propuso a los y las diputadas locales. Uno de los temas más delicados es el asunto de los feminicidios que, por omisión o poca convicción, mucho soslayó el anterior titular. Por ejemplo, el caso de la joven Abigail Hay Urrutia que se convirtió en un escándalo nacional, pues tal parece que de su muerte sólo el marido sigue bajo proceso en libertad. La familia sigue insistiendo en pedir justicia, pues las evidencias que tanto la Fiscalía como los jueces de control han tenido en sus manos, advierten que la fallecida fue víctima de abuso policial.

Pero no es el único caso espinoso que tiene en las manos el nuevo Fiscal General. Otro de los retos es hacer una limpia generalizada en la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), en donde hay una mayor proclividad al chisme y a nutrir las redes sociales de habladurías y trascendidos que en desempeñar con profesionalismo su labor de investigación. Otra de las áreas en donde se presumen burdas acciones de corrupción es en el Instituto de Estudios Periciales, en donde de regatean a los familiares de quienes han muerto por alguna tragedia, la entrega de los dictámenes. Es obvio que esa retención está contra derecho. Quienes han pasado por el difícil trance de que sus consanguíneos sean objeto de necropsias, presumen que a la pena que de sí arrastran, todavía se les quieren exprimir cochupos.

Hay pues confianza ciudadana en el nuevo titular de la FGEO quien, al menos se presume, estará al pendiente de la institución que procura justicia. Se dice por ejemplo que su antecesor radicaba en la Ciudad de México y que atendía a larga distancia y por teléfono. Hay un grave rezago de carpetas de investigación que debe ser atendido de inmediato, al igual que pendientes como el tema de la desaparición de mujeres jóvenes y niñas que, sólo en los dos meses que lleva el actual gobierno ya sumaron hasta fines de enero, 57 casos. Si a ello añadimos la creciente ola de homicidios dolosos y ejecuciones, la cuestión se anticipa muy grave en esta sangrienta primavera oaxaqueña.

 

Hartazgo ciudadano

 

Si hay algo que lastima a la ciudadanía de manera cotidiana y ha manifestado su hartazgo es que se le conculque su derecho a la libre circulación. Los bloqueos carreteros, lo mismo que a calles y avenidas, así como los plantones, han generado entre los oaxaqueños un repudio generalizado. O son las organizaciones sociales o son los maestros o normalistas. Cualquier hijo de vecino se asume paladín de la libertad de expresión y con unos contados sujetos cierra la carretera generando con ello graves pérdidas económicas y retrasos a quienes tienen que llegar a su destino. Ya hemos comentado en este mismo espacio editorial de la crispación social que han generado en el Istmo de Tehuantepec, en donde por quítame estas pajas montan hasta seis bloqueos en un día. Es decir, este método que a todas luces violenta los derechos humanos, se ha convertido ya en la industria que genera grandes ganancias.

Es decir, hay quienes se dedican exclusivamente a organizar bloqueos. Son maestros en esta infame tarea. Un segmento cuyos miembros se ha perfilado como verdaderos chantajistas y mediocres en sus carreras docentes, son los integrantes de la Coordinadora Estatal Normalista del Estado de Oaxaca (CENEO). Hace al menos una semana montaron un plantón en concurridas calles del Centro Histórico y, para darle dramatismo al mismo, cada que se les ocurre detienen camiones y bloquean calles. Una centena de casas de campaña llenan los espacios, muchas de ellas vacías, pues los jóvenes normalistas o están en sus casas o disfrutando de su tiempo en bares o antros del centro de la ciudad. Hay que recordar que, en eventos pasados, circularon en redes sociales fotografías de normalistas totalmente embrutecidos por el alcohol llegando a su campamento a recibir instrucciones de sus manejadores.

Si bien es cierto que el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), cuyo titular anda más atareado en colocar a la bola de bandidos que trajo de Juchitán ha difundido disposición para establecer una mesa de diálogo, totalmente a ciegas pues desconoce del tema, hay que esperar que ese hartazgo ciudadano que mencionamos al principio no se vaya a traducir en arrebatos violentos de parte de comerciantes organizados del centro, para desalojar a los rijosos normalistas, cuyas movilizaciones, así literal, lo único que provocan es repudio social. La simpatía es parte de la historia.