Normalistas a la carga
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Opinión

Editorial

Normalistas a la carga

 


En lo que se ve como un medirles el agua a los camotes y fijar su posición de vandalismo ante el gobierno de Salomón Jara, un grupo de afiliados a la Coordinadora Estatal de Normalistas del Estado de Oaxaca (CENEO), se han dedicado durante las últimas semanas a provocar y desestabilizar. Una buena pregunta sería saber ¿quién los manipula? O a ¿qué titiritero obedecen? No es un secreto que dicho sector obedece casi siempre a un jefe que los manipula y hace cometer acciones temerarias, pero encubiertas bajo el manto protector de las víctimas de Ayotzinapa. Se han identificado algunos personajes, como ex funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública del Estado de Oaxaca (IEEPO) o miembros de la ex dirigencia de la Sección 22 del SNTE, que manipulan a placer y empujan a los presuntos normalistas a cometer una serie de bajezas.

Hace unos días instalaron un plantón indefinido –así lo calificaron- en calles del Centro Histórico de la capital, como método tradicional de chantaje para presionar a la nueva dirigencia del Comité Ejecutivo Seccional (CES) a avalar sus demandas. Desde hace tiempo éstas han sido las mismas: otorgamiento de plazas docentes sin examen y otras que validan una serie de irregularidades en su formación. Lo que llama la atención es ¿cuándo estudian estos jóvenes que, durante semanas o meses hacen otras cosas, no precisamente estar en las aulas en donde sus maestros los forman como futuros educadores? En “sus ratos libres”, lo mismo secuestran autobuses para atracar a automovilistas en las casetas de cobro o, en el peor de los casos, retener camionetas y camiones de mercancía y refrescos para vaciarlos. La guarida de Alí Babá está en el Centro Regional de Educación Normal de Oaxaca (CRENO).

Durante la administración pasada, en la que fue miel sobre hojuelas con el gremio magisterial, el sector normalista siempre estuvo poniendo no al gobierno sino a la ciudadanía contra la pared. Eso debe terminar. Lo hemos dicho una y otra vez: la ciudadanía está harta de abusos y atropellos, con demandas que dicho grupo sabe, deben resolverse ante la Secretaría de Educación Pública (SEP). Sin embargo, al menos en el pasado se difundían las mesas de diálogo o los acuerdos obtenidos. O si, por el contrario, la movilización de normalistas es sólo un intento de desestabilizar. Hoy hay un silencio absurdo. De esta suerte, la ciudadanía sigue soportando que se conculque su derecho a la libre circulación.

 

Apertura esperada, pero…

 

Uno de los sitios más emblemáticos de la capital oaxaqueña es, evidentemente, el Palacio de Gobierno, sede del poder ejecutivo del estado, que se ubica en el corazón del Centro Histórico. Se trata de un monumento que, si bien no está considerado en el rango de la arquitectura novohispana, era antaño visita obligada de turistas nacionales y extranjeros, como los hay muchos en el país que se pueden visitar libremente. Sin embargo, por la presión y chantaje de grupos y organizaciones que durante más de una década y aún antes, se apostaban en sus entradas, dicho monumento no se podía visitar. Desde 2010, cuando asumió la gubernatura Gabino Cué Monteagudo, dicho espacio no sólo estuvo cerrado a los visitantes nacionales y extranjeros, sino inclusive, para los mismos oaxaqueños. Las entradas estaban resguardadas por vallas metálicas y policías estatales. Era pues, inaccesible para propios y extraños.

El viernes 27 de enero, en un boletín oficial se informó que las puertas del Palacio de Gobierno se encuentran abiertas a la ciudadanía y visitantes, tanto locales y extranjeros, quienes tengan la intención de conocer la belleza arquitectónica, histórica y cultural que atesora este importante edificio histórico erigido en 1832, en el corazón de la Verde Antequera. Como parte de las estrategias y políticas que encabeza el gobernador, Salomón Jara Cruz, en materia cultural y fomento al turismo, ese día alrededor de 40 turistas extranjeros, principalmente de nacionalidad estadounidense y canadiense, recorrieron este importante edificio como parte de sus actividades recreativas y literarias. Sin embargo, lo paradójico es que sigue cerrada para los mismos oaxaqueños. En opinión generalizada, debe ser un espacio abierto no sólo para el turismo sino para los mismos paisanos que no conocen el centro del poder político estatal.

Sin duda alguna y pese a la crítica que podamos hacer a esta administración en otros rubros, de corregirse esos pormenores, será una medida acertada del gobierno estatal. Este ejemplo deberían seguirlo otros poderes locales, como es el caso del municipio de Oaxaca de Juárez, igualmente huésped de otro edificio emblemático de la capital, además vecino de uno de los monumentos coloniales de corte religioso de mayor devoción para los oaxaqueños: la Basílica Menor de Nuestra Señora de La Soledad, patrona de los capitalinos. Ojalá que la Secretaría de Turismo deje atrás sus ocurrencias para aprovechar dicha apertura y darle un enfoque eminentemente turístico-cultural.