Incierta austeridad
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Editorial

Incierta austeridad

 


Por lo que hemos visto, en el mes y medio que lleva al frente de la administración estatal, el gobernador Salomón Jara ha puesto en práctica una mimetización o más bien, copia fiel del llamado gobierno de la Cuarta Transformación. Ha aprovechado la sumisión legislativa, en donde su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tiene mayoría, para aprobar iniciativas y leyes que son copia de las impulsadas a nivel central. Una, la de revocación de mandato y dos, la de austeridad republicana. Se ha mencionado que en el futuro habrá de operar el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado y algo más. No rifarlas, sino darles a las aeronaves del gobierno estatal, un uso social. Un helicóptero para el traslado de pacientes graves y otro más, para el combate de incendios forestales. Los recorridos por el interior de la entidad –ha dicho el ejecutivo estatal- serán por tierra.

Es decir, todo aquello que suene a lujo, exceso, dispendio, estará vedado en su administración. Hace unos días se anunció el retiro de elementos de la Policía Estatal que estaban asignados como ayudantes o guaruras de políticos o funcionarios. Una buena medida si se parte de la premisa de que un porcentaje considerable del estado de fuerza policial ha hecho actividades ajenas a su responsabilidad. Caravanas policiales cuidando a quién sabe quién y a veces sin razón alguna. Sin embargo, sin pesimismo alguno ni descalificar, en un caso específico como es Oaxaca, la llamada austeridad podría tener sus asegunes. Si dicha política se da sin excepciones y de manera generalizada, traducida en apoyo a los sectores más desprotegidos, bienvenida sea.

Pero, si esos ahorros, la racionalidad en el gasto, la transparencia y la supuesta honestidad en el manejo del erario, son traducidos en programas clientelares, de espectro partidista y electoral; con miras a lograr ventajas políticas de manera asimétrica, sin duda habrán pervertido su filosofía. Aquí hemos mencionado que uno de los poderes en donde la austeridad republicana es sólo una ficción es el Congreso del Estado. Sería una aberración que después de festinar la aprobación de la ley respectiva la semana anterior, dicho poder siga con su política de excepción o de asumirse una ínsula aparte. Por otro lado -y ello no es un secreto- hace días se llevó a cabo en Madrid, la Feria Internacional de Turismo (FITUR). Ya veremos de cuántas personas estuvo integrada la representación oaxaqueña. No tienen ni dos meses en el cargo y ya realizaron su viaje transatlántico.

 

Relleno sanitario, una prioridad

 

El tema de la basura y el manejo de los residuos sólidos urbanos sigue estando como tema en la agenda pendiente, tanto del gobierno estatal como del de Oaxaca de Juárez. Hace unos días la titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Karime Harp Unda, sostuvo que los municipios que han sido ubicados como potenciales huéspedes del relleno sanitario han rechazado serlo. Y tienen sus razones para ello. Al menos no han tenido la suficiente información si se trata de edificar un espacio moderno, con tecnología actual y con el perfil de no contaminar ni suelos ni mantos freáticos, seguramente les convenza. Pero si, por el contrario, lo que se pretende es de montar un tiradero burdo de basura, como el que durante 42 funcionó como tal en jurisdicción de la Villa de Zaachila, es obvio que ningún vecino lo querrá cerca. Además, porque éste último fue terreno fértil para la invasión de predios y la creación de asentamientos irregulares. Nadie en su sano juicio pretende ser rehén de paracaidistas.

En la perspectiva de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, debe haber primero un proyecto para poder lograr ubicar el predio para construirlo. Un buen proyecto que, como decimos antes, incorpore los avances tecnológicos, que sea elaborado por despachos y empresas especialistas en el tema, puede ser en el corto o mediano plazo, hasta una fuente generadora de empleos y de energía. Oaxaca está en la disyuntiva de seguir anclado en el pasado para el manejo de los residuos sólidos o, en caso contrario, aprovechar esta crisis –como dijo en su primer informe el presidente municipal, Francisco Martínez Neri- para construir nuevos proyectos y alternativas para la ciudadanía. Es evidente que, si a la gente no se le explica obviamente actuará de manera negativa.

Lo que llama la atención es que, a más de tres meses de haberse desatado la crisis por el cierre del antiguo basurero, se siga insistiendo en convencer a los colonos y dirigentes de que la única alternativa es la ampliación del antiguo tiradero, a lo que éstos han reiterado su negativa. Y es que al paso que vamos, bien podemos tardar otros meses para que el problema se resuelva, pese a que para la ciudadanía debe ser una prioridad para los dos órdenes de gobierno. No se trata de la burda idea del gobierno de la capital, de buscar en su Ley de Ingresos seguir apretando a la ciudadanía con más impuestos, poniendo como pretexto el tema de la basura.