Normalistas, otra vez
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Editorial

Normalistas, otra vez

 


Nada más se dio en regreso a clases y la ciudadanía ha tenido que tolerar el chantaje y la presión de grupos de normalistas que vuelven a la carga. El martes de la semana pasada, luego de secuestrar un autobús del servicio urbano, un grupito de pseudo estudiantes se trasladó a llenarse los bolsillos, como ya es habitual, en la caseta de cobro de Huitzo, en donde obtienen jugosas ganancias cobrando un derecho de peaje. Sin embargo, como llegaron tuvieron que regresarse dado que los elementos policíacos que resguardan la caseta de cobro no se los permitieron. Y eso es justamente lo que deben hacer las corporaciones. Es necesario meterlos al orden. Dejarlos que hagan lo que quieran con el fantasma de Ayotzinapa, puede ser la ruta para realizar disturbios, bloqueos, toma de oficinas o secuestro de unidades, entre otras linduras en las que son expertos.

A lo largo de los últimos años se les han concedido una y mil prebendas. Plazas docentes sin examen, suspensión de trámites, recursos, etc. Y sus dirigentes, encubiertos en la llamada Coordinadora Estatal Normalista del Estado de Oaxaca (CENEO), pretenden convertirse en un poder fáctico, tal cual la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). De tomarles la medida a los nuevos titulares del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), encabezados por Emilio Montero Pérez, que en el poco tiempo que lleva al frente ha actuado con mucha torpeza o a la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Guzmán Díaz, poco se puede esperar que las cosas mejoren. Dichos funcionarios tienen que ponerse en su papel y terminar de una vez por todas con esta escalada de presiones y chantaje. Para la ciudadanía oaxaqueña el cáncer social que representan los normalistas, debe tratarse con la ley en la mano.

Desde hace mucho se sabe que hay una serie de claroscuros en el manejo de estas protestas. No se descarta la mano de ex funcionarios e, inclusive, de directores de planteles, como es el caso del titular del Centro Regional de Educación Normal de Oaxaca (Creno), en cuya institución se han cometido una serie de ilícitos solapados por el mismo. Ahí está el caso del secuestro de autobuses y vehículos que transportan mercancía diversa, la cual es comercializada o vilmente robada por esos potenciales delincuentes. Hace poco menos de un año apareció en la alberca de dicho centro educativo el cadáver de un joven, quien presuntamente falleció ahogado. Ninguna autoridad realizó las investigaciones pertinentes para conocer la causa real de la muerte.

 

Urge proyecto hidráulico

 

La ciudad de Oaxaca, no sólo padece el gravísimo problema del manejo de los residuos sólidos, que está lejos de resolverse de manera definitiva, sino que libra otros flagelos. Uno de ellos es la carencia de agua potable. En diciembre, la zona norte de la capital padeció una falta preocupante del suministro sin estar, en lo que se llama, temporada de estiaje. Cada nuevo gobierno anuncia, en sus inicios, una serie de proyectos. Se manejan prioridades, todas encaminadas hoy, a la cacareada lucha contra la corrupción, la propuesta de austeridad republicana, que termina de ser un fiasco y uno y mil proyectos, pero difícilmente desde hace más de tres décadas, se le ha apostado a garantizar el suministro del vital líquido.

Con los ex gobernadores Heladio Ramírez y Diódoro Carrasco, hubo varias propuestas, como aprovechar los escurrimientos de las zonas montañosas de la Sierra Juárez. Ninguna prosperó. Se le apostó a aprovechar los manantiales de San Agustín, Etla o los ya agotados de San Felipe del Agua. Gobiernos posteriores invirtieron en la apertura de pozos para asegurar el suministro y paliar las exigencias de una población cada vez más numerosa. En la administración de Ulises Ruiz nació y abortó finalmente, el famoso proyecto de “Paso Ancho”, que buscaba asegurar el suministro del líquido para la capital y la zona conurbada, por al menos los próximos 50 años. Se proponía traer agua desde una presa construida ex profeso en una cañada ubicada entre San Vicente Coatlán y Sola de Vega. La falta de estudio de impacto ambiental contribuyó a echar abajo dicho proyecto.

En el régimen de Gabino Cué hubo importantes inversiones, como fue la construcción de una red subterránea desde el Valle de Etla. Sin embargo, el chantaje de algunas comunidades y la conexión ilegal de fraccionamientos y asentamientos poblacionales dieron al traste con el proyecto. Hoy tenemos la duda acerca de cuál será el proyecto del gobierno de Salomón Jara en el tema del agua potable, si lo que se trata es de atender las necesidades del pueblo bueno y sabio, más allá de revocaciones de mandato, tequios, premiar el activismo en su gabinete o justificar el nepotismo. No hay que olvidar que la carencia del vital líquido siempre golpea con mayor dureza a los más pobres, que viven en zonas urbanas marginadas e imposibilitados para pagar con su pobreza el suministro del vital líquido.