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Opinión

Editorial

Sin ánimo ni equipo

 


El inicio de año, el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, reconoció que la ciudad capital enfrenta un serio problema de inseguridad. Se trata de una realidad que a veces ni gobierno ni actores políticos reconocen como tal. Hace al menos un par de meses, en las páginas de EL IMPARCIAL, El mejor diario de Oaxaca, se publicó una nota tomando como referencia datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), respecto a la percepción ciudadana de inseguridad en la ciudad capital. En dicha muestra quedó claro que de 10 ciudadanos entrevistados 7 se sienten inseguros. Dicha medición no es pues para minimizar sino para que las autoridades estatales y locales instrumenten las estrategias necesarias para restituir la confianza ciudadana.

En los últimos días de diciembre de 2022 y los primeros de 2023, se dieron hechos criminales preocupantes, como la ejecución de un taquero y un comensal en un negocio del Centro Histórico; la ejecución de una mujer que viajaba a bordo de una motocicleta y cayó a la altura del puente Valerio Trujano o el hallazgo de un cadáver masculino en la Avenida Central de la zona del Mercado de Abasto, el pasado 3 de enero, con signos de violencia y lesiones de arma blanca. Sin embargo, se sabe que en la Policía Municipal se padecen muchas carencias. Hace algunos meses el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Movilidad y Protección Civil del ayuntamiento citadino, reconoció que en la fuerza de tarea de la corporación hay elementos “viejos”, es decir, con edades que les limitan para desempeñar su cargo.

A ello hay que agregar la falta de patrullas suficientes, armamento, equipos de radiocomunicación y demás avituallamiento, que en total requieren un desembolso –así lo reconocieron- de al menos 22 millones de pesos. Si partimos de la premisa de que el gobierno local está arrastrando una deuda mayor a los 400 millones, de los cuales ha pagado al menos la cuarta parte, bien podemos imaginar que hacer un gasto de esa naturaleza no debe estar en los planes ni de Martínez Neri ni del Cabildo que preside. He ahí el dilema en que se encuentra la ciudadanía que no acierta a creer que tenga que seguir tolerando esta inseguridad galopante, cada vez más amenazante y violenta. Lo peor de ello es que los coletazos seguirán golpeando no solamente a los citadinos sino al turismo que, como en la temporada decembrina, llenó parques y sitios de interés.

 

Salud: Apatía oficial

 

Si existe un sector que ha estado en completo olvido al menos durante la última década, es el de la salud. En diciembre de 2016, a escasos días de haber tomado posesión, el ex gobernador Alejandro Murat visitó el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”. Constató in situ, las condiciones lamentables en las que había operado. Un mal estado generalizado. Familiares de pacientes haciendo el aseo de los baños. Basura, fauna nociva y un pésimo estado en todo el nosocomio. Hace unos días el gobernador Salomón Jara se refirió al mismo. Y sostuvo que era injustificable dicha situación. A los pocos días, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, publicó fotos de la sala de espera, en donde pacientes y familiares aguardan turno entre bolsas de basura y mal olor. Se sabe que en dicho hospital no sólo hay muchas carencias, sino, desde hace años, malas prácticas. Hay también pobreza de equipo médico. Es decir, cada sexenio las promesas se repiten, pero se sigue en las mismas.

Sin embargo, el Hospital Civil es sólo un caso. Otro es el del Hospital de la Niñez Oaxaqueña que, ante la falta de medicamentos, equipo y médicos especialistas, tiene que solicitar apoyo constantemente al Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca. Además de ello, el costo de las medicinas va sobre el bolsillo de quienes acuden en busca de apoyo médico, pues tienen que conseguirlos en farmacias particulares con un elevado costo, dependiendo de la enfermedad. Hace unos días se aprobó el presupuesto para 2023. En el discurso oficial se dijo que se habría de privilegiar mejorar las condiciones de vida de los oaxaqueños. Sobre todo, de los sectores más desprotegidos. Y se especifica una suma para la red hospitalaria. No obstante, si dicha suma va a estar sometida al vaivén de los tiempos políticos o al tortuguismo burocrático gubernamental, poco hay que esperar que las cosas mejoren.

Ya no se trata de decir que, si en regímenes pasados se construyeron hospitales a medias o de que hay muchos elefantes blancos y ese manido argumento de echar la cinta atrás, sino de darle solución a las carencias y mal estado del sector salud. Éste arrastra no sólo grandes deudas sino, además, un injustificado olvido institucional. El actual gobierno tiene la gran oportunidad de corregir errores, enmendar entuertos, pero, sobre todo, darle a los oaxaqueños una red hospitalaria digna, decorosa y acorde a las necesidades no sólo de los sectores más desprotegidos, sino de la sociedad en su conjunto.