¿Actos anticipados?
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Opinión

Editorial

¿Actos anticipados?

 


En una forma grotesca, nuestra capital y los Valles se han llenado de espectaculares. Resulta por demás burdo que, ni siquiera ha iniciado el gobierno de Salomón Jara Cruz y sus colaboradores recientemente designados, están desatados promoviéndose políticamente, se presume que para los cargos de elección popular que se definirán el 2024. Según conocedores del tema, el órgano electoral local, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO) y el Instituto Nacional Electoral (INE), deben estar tomando debida nota de esa excesiva publicidad, como es el caso de Antonino Morales Toledo, designado por el gobernador electo, Secretario de Administración, quien en espectaculares en la capital y el Istmo está desatado y, obvio, tirando dinero a granel, en un intento que, se presume, darse a conocer para el futuro. Es más, con ello trató de revertir su mala imagen, la misma que lo ubica como uno de los líderes del huachicol en la zona istmeña.

Pero no es el único que ha caído con el canto de las sirenas. Otros (as) más son diputados y diputadas locales que, con aquello de rendir sus informes a sus distritos también han sucumbido a la tentación de los espectaculares, lo que ha generado una grotesca contaminación visual, dando la imagen antes los propios y quienes nos visitan que somos un pueblote, sin controles ni reglamentos. Lo que es evidente es que se trata de actos anticipados de campaña que así tienen que acreditar los órganos electorales. Nadie se puede publicitar así como así, sin motivo aparente, ello en referencia al personaje del que hablamos al principio. Es decir, hacen falta al menos 15 o 16 meses para las definiciones y aún sin ser gobierno o cumplir medianamente con lo que su amigo Jara Cruz le encomendó ya sueña con un cargo de elección popular arrastrando una imagen delincuencial.

Alguien debe llamarles la atención o conminarlos a la cordura y la sensatez. No es una actitud de madurez ni, mucho menos de lealtad decir como algunos en el gabinetazo, que ya trabajan para la gubernatura. Oaxaca apenas emprende un nuevo desafío. No se ha probado ante la sociedad ni ha puesto en práctica su proyecto político emanado de la Cuarta Transformación, como se pretende, cuando las calenturas futuristas y tempraneras están a todo lo que da. Mesura y lealtad es lo que está en tela de juicio en los inicios de esta administración que se inicia pasado mañana.

 

Resarciendo pendientes

 

Si bien criticado por la celeridad en la inauguración de obras menores, el gobernador Alejandro Murat ha tenido en los últimos días de su gestión una intensa actividad. En efecto, va contra reloj. El atraso innecesario en la realización de algunas obras, como hemos mencionado en espacios recientes, motivó ir dejando para el final lo poco que deja como legado. Ya hemos dicho que hubo muchos factores le fueron adversos, sin embargo, mucho tiene que ver la manera tan superficial en la que se condujeron algunos de sus colaboradores, muchos de los cuales no cumplieron las expectativas que el ejecutivo estatal depositó en ellos y ellas. Durante el mensaje que dirigió al pueblo oaxaqueño el pasado viernes 18 de noviembre, hizo reconocimientos a algunos de sus colaboradores, a otro ni siquiera los mencionó. Cuestión de enfoques, filias o fobias, lo cierto es que los menos le cumplieron a cabalidad en cuestiones trascendentales como fue el caso del titular de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental (SCyTG), José Ángel Díaz, uno de los dos titulares que se mantuvo los seis años de gobierno.

Es importante reconocer que, a marchas forzadas, el titular del ejecutivo trata de no dejar pendientes, aunque de hecho los hay, es el caso de aquellas obras que de manera visible no habrán de concluirse y de las que hemos comentado en días anteriores. Desde hace un par de meses coincidimos en este mismo espacio editorial en el sentido de que el tiempo ya apremiaba, no obstante, las cosas se fueron dejando para el final. Hoy se hacen aprisa y con obras a las que aún les falta o el retoque final o los terminados, como es el caso del Centro Cultural “Álvaro Carrillo”.

En concreto podemos decir que el legado de obras del gobierno de Alejandro Murat es magro o más bien pobre. Hay muchas razones, una de ellas la de haber ido bogando contra corriente en un sexenio en donde la tragedia se abatió sobre los oaxaqueños: tormentas, destrucción, sismos y pandemias. Una ruta nada fácil a diferencia de sus antecesores que tuvieron tiempos llanos y sin tantos sobresaltos. No obstante, su cercanía con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tampoco ello fue un aliciente para nuestro atraso y rezago, pues para muchos oaxaqueños sólo nos pasó el dedo por la boca sin concretar los grandes apoyos que dice nos ha otorgado. Así que, a estas alturas anda resarciendo pendientes.