Seguridad a cuentagotas
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Opinión

Editorial

Seguridad a cuentagotas

 


Una de las críticas constantes que hemos mantenido en este espacio editorial, es al sobado discurso oficial de que Oaxaca es de las entidades más seguras del país, que repiten como loros los responsables de la delicada tarea de otorgar seguridad y protección a la ciudadanía. En su mensaje al pueblo oaxaqueño, el pasado 18 de noviembre, el gobernador Alejandro Murat insistió en que la entidad está ubicada no en el décimo ni noveno sino en el octavo lugar de los estados más seguros del país. Lo que sorprende es que en al menos dos ocasiones, en sus tradicionales conferencias de prensa mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Subsecretario Ricardo Mejía Berdeja, nos ha balconeado cuando la criminalidad ha alcanzado grados preocupantes en nuestra entidad. Y se ha ubicado a Oaxaca justo después de Guanajuato o Zacatecas.

Como lo hemos publicado en las páginas de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, nuestra entidad está copada por al menos siete grupos delictivos o cárteles criminales. Además, obviamente, de una decena de bandas delictivas locales. Y no lo decimos nosotros, pues no es producto de una investigación propia, sino de la información que filtraron en “Guacamaya Leaks”, luego de hackear la intimidad de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), es decir, copiar en terabytes, millones de datos, correos electrónicos, información interna, etc. De ahí se desprende que haya en la entidad tal cantidad de grupos criminales, sin soslayar a bandas como “Los Coyunda” y “Los Tapaneros”, que operan en la zona oriente del Istmo de Tehuantepec o los “Yglesias” y “Los Bogar”, en la Costa, que han dejado un reguero de sangre en ajustes de cuentas y homicidios dolosos.

Lo anterior implica que, no somos un remanso de paz ni, mucho menos, un Edén. También en nuestro territorio se libran cruentas batallas, ejecuciones por el narcomenudeo, por el control de las plazas. Es increíble que se hable de seguridad cuando existe tal cantidad de grupos y haya fines de semana en las que se dan hasta 15 ejecuciones. Se trata pues de un artificio. Si todo es gracias a las mediciones que genera el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), estamos convencidos de que deben cuadrar su información con otras instituciones, como el INEGI, por ejemplo, que afirma que siete de cada diez ciudadanos de la capital no se sienten seguros.

 

Basura: ¿Qué hacer?

 

El tema de la crisis de la basura que hemos vivido desde hace mes y medio, no es para tomar decisiones arbitrarias o a bote pronto, sino para asumir actitudes serenas y reposadas. El asunto ya rebasó al presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri. Y ha sido la politización que, según su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se ha atribuido al Partido Revolucionario Institucional (PRI), de la que éste se ha deslindado y puesto en entredicho, pues tal parece que se trata de fuego amigo de su propio instituto político. Lo grave es que el tema de la basura no camina y se observa entrampado. Es decir, está en un callejón sin salida, por una parte, porque nada quiere entre los municipios de los Valles Centrales tener el basurero cerca, además, porque ello abrirá la puerta a paracaidistas y delincuentes que se asumen defensores de los pobres, para irse avecindar en sus inmediaciones. Esto es, repetir el esquema de lo que ocurrió en la agencia Vicente Guerrero, perteneciente a la Villa de Zaachila.

Por otro lado está la falta no sólo de control sino de liderazgo en los llamados Comités de Vida Vecinal (Comvives), en donde se puede paliar la protesta de personas que, ante la desesperación por la falta de recolección, han optado por cerrar calles y cruceros con bolsas de basura y desechos sólidos. Se entiende que debe crearse una cultura ciudadana para evitar que ello se convierta en una crisis de salud pública. Hay claridad en el sentido de que el gobierno de la ciudad está haciendo su mejor esfuerzo, también de que ha habido errores y medidas desesperadas y arbitrarias. Lo que está en tela de juicio es que nadie quiere el relleno sanitario en sus jurisdicciones, pues aunque parezca una contradicciòn, no quieren su propia basura enfrente o el terreno de junto, por tanto, que otros se frieguen con la pestilencias, los zopilotes y malos olores.

Es evidente que no hay solidaridad con el presidente de la capital, incluso de ediles de su mismo partido y de poblaciones que, antes de esta crisis, depositaban sus desechos en el relleno sanitario que fue propiedad del ayuntamiento de la ciudad, por lo que los ediles pretenden, de nueva cuenta, colgarse de los arreglos de Martínez Neri para seguir como pegostes en este nuevo trance. La salida, seguimos insistiendo, es privatizar el manejo, recolección y destino final de los desechos sólidos.