Evitar nueva invasión
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Opinión

Editorial

Evitar nueva invasión

 


Como mencionamos en el segmento anterior, el municipio de Oaxaca de Juárez cuenta ya con pre-dio ex professo para el depósito de los desechos sólidos. Si bien no se ha dado a conocer la ubica-ción y las dimensiones, con certeza no será un secreto por mucho tiempo. Sin embargo, a lo que vamos es a lo siguiente. Tanto el gobierno de la ciudad como el del estado deben ser sumamente cuidadosos para evitar que, luego de habilitarse como basurero, se evite que personas que afirman no tener casa se vayan avecindar en las inmediaciones, como ocurrió, justamente, con el anterior relleno sanitario. Se creó hasta una agencia municipal y alrededor se establecieron decenas de co-lonias populares, cuyos dirigentes y vecinos se convirtieron en un látigo permanente tanto para las autoridades como para la ciudadanía, dado que, con cualquier motivo, cerraban los accesos al cita-do tiradero de basura. Es decir, hicieron de éste un factor permanente de extorsión gubernamen-tal.

Aparte de todo lo anterior, explotaron a placer el espacio y convirtieron las zonas aledañas en ver-daderos focos de la delincuencia y la inseguridad. Las disputas políticas, lideradas por conocidos dirigentes, han hecho de toda la zona un foco permanente de inconformidad. Al principio de la operación del relleno sanitario, ya inoperante, hace 42 años, las autoridades vieron con demasiada superficialidad que vivales fraccionaran los predios aledaños o que muchos paracaidistas constru-yeran su vivienda en terrenos prácticamente de manera ilegal. Pero con el paso del tiempo dicha área geográfica se saturó de viviendas y negocios, copando prácticamente esa reserva natural que durante siglos fue la zona de la llamada Cuesta de Ocotlán.

Depende pues del gobierno estatal tomar las medidas pertinentes para evitar que el perímetro del predio en donde se ubicará el nuevo relleno sanitario, vuelva a repetir la historia del anterior. No hay que olvidar que, si costó tanto trabajo encontrar el sitio idóneo para el depósito de los desechos, por salud no debe haber gente viviendo en los alrededores. La ciudadanía de la capital no puede ser rehén de nueva cuenta, de presión política o chantaje de los dirigentes y vecinos que se quieren ubicar en las inmediaciones. Y ello depende de la mano firme que imponga en su mo-mento, el gobierno entrante de Salomón Jara. No faltarán dirigentes de organizaciones y pájaros de cuenta que están prestos ya para abanderar a futuros paracaidistas.

 

Chantaje imparable

 

A menos de tres semanas de que termine la administración del gobernador Alejandro Murat Hino-josa, la presión y el chantaje impulsado por organizaciones sociales y membretes está a todo vapor. Previo los festejos del “Día de Muertos”, un membrete de reciente cuño denominado Frente Indí-gena de Pueblos Olvidados de Oaxaca (FIPOO), cerró calles en el Centro Histórico pues, según sus dirigentes, exigen diálogo con el gobernador pues no les han cumplido con obras. Otro más, el Frente Popular Revolucionario (FPR), conocido por su beligerancia y voracidad, pasando los feste-jos del “Día de Muertos” y justo cuando miles de visitantes retornaban a la capital del país, bloqueó la súper carretera Oaxaca-Cuacnopalan, a la altura de Asunción Nochixtlán, en demanda de recur-sos.

Ya es una tradición pues, igual que en los últimos meses del año, en que dirigentes y vividores his-tóricos de la limosna oficial vengan a la capital o en el interior del estado y pongan en práctica me-canismos de chantaje y abierta extorsión. En el imaginario colectivo se dice que vienen por su aguinaldo y no es descabellado, pues sus exigencias rayan en el absurdo. Insisten en ser los porta-voces de comunidades pobres, a nombre de las cuales hablan, exigen y manotean en las oficinas de gobierno, contraria a la política que ha impulsado el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que los apoyos gubernamentales se entregarán de manera directa a comunidades y beneficiarios no a intermediarios. Pese a ello, los falsos redentores sociales insisten en llevarse carretadas de dinero.

En este segmento editorial hemos advertido del peligro que representa para un gobierno mantener una relación de complicidad con dichos grupos y hasta asignarles millones y millones de pesos. Hay un techo financiero para que los dirigentes, una vez que lo reciban, dejen de entorpecer la go-bernabilidad y la paz social. Pero es evidente que no se llenarán jamás. Hoy se les dan tantos mi-llones, mañana vienen por más. Para presionar al gobierno toman oficinas públicas, arremeten contra empleados (as), cierran calles, cruceros y carreteras. Si bien en este gobierno se les dio a manos llenas, ello debe servir como advertencia para el régimen que inicia funciones el primero de diciembre, para no seguir engordando a esta casta de vividores. El pueblo oaxaqueño lo habrá de aplaudir.