Transición con civilidad
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Opinión

Editorial

Transición con civilidad

 


La reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador y las palabras de afecto hacia el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, como el hecho de ofrecer hacerle un homenaje y reconocimiento antes de que termine su mandato, ponerle fecha o repetir una y otra vez que “nos ha ayudado mucho”, son llamadas que algunos pregoneros de venganzas o persecusiones post-gestión deben ir tomando muy en serio. Más aún, la invitación para que Murat y el gobernador electo, Salomón Jara Cruz se dieran la mano y ante el llamado de que habrá una “transición pacífica”, borra de un plumazo los ribetes de venganza y encono que algunos operadores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y cercanos al ejecutivo estatal electo, han difundido en ciertos medios de información digital. Teniendo al ejecutivo federal como testigo, el apretón de manos fue la premisa, aunque simbólica de una transición tranquila y con civilidad.

Oaxaca –y en eso hay que insistir- independientemente de los colores o partidos que lleguen al gobierno, requiere de unidad, de conciliación y trabajo. Atrás deben quedar las opiniones negativas y el encono que algunos cuantos animan, para que se den las famosas cacerías de brujas o persecusión política. Desde luego que habrá quienes hayan hecho un uso indebido del cargo que desempeñaron, por lo que tampoco deberían quedar en la impunidad. Conforme a derecho debe castigarse el mal uso o desvío de los recursos públicos; la falta de rendición de cuentas o la opacidad. Que esa civilidad pactada no sirva tampoco a los que se llenaron los bolsillos del dinero público, aprovechando el cargo.

Lo importante es que, a diferencia de las presiones y fantasmas que se volcaron para obstaculizar la toma de protesta de Murat, allá en ese hoy lejano primero de diciembre de 2016, que lo obligó a iniciar su gestión en el edificio de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (Cortv), todo apunta a que esa transición pacífica y con civilidad permitirá que, aquello que viene se haga en las formas tradicionales de antaño. Al menos, el magisterio beligerante del Cártel 22, no ha hecho público desafiar el cambio de poderes. Por lo pronto, se ha allanado el camino para que Oaxaca pueda sentar las bases de un desarrollo sostenido que permita al gobierno que llegará en dos meses, a recuperar el camino andado por el anterior y concluir lo que quedará pendiente de terminar.

 

Seguridad: Hechos y mitos

 

En los últimos tiempos, Oaxaca ha sido invitada “ex officio”, en las conferencias mañaneras. Ahí, frente a las cámaras que cubren el Salón de la ex Tesorería de la Federación, aparecimos después de Guanajuato, una de las entidades con mayor índice de criminalidad, dada la rivalidad y ajustes de cuentas entre grupos criminales. En un día dicha entidad había registrado 20 homicidios dolosos o más bien, ejecuciones, en tanto que Oaxaca registró en ese mismo lapso, 10 asesinatos. En efecto, el miércoles 21 de septiembre se registraron en menos de 24 horas, esa cantidad de ilícitos, poniendo una vez más en entredicho el viejo ardid de que somos la novena entidad más segura de México, que tanto repiten algunos funcionarios, como loros, en sus declaraciones o boletines de prensa.

No es nada fortuita nuestra crítica constante respecto a ese mito con el que se pretende sorprender la buena fe de los oaxaqueños. El jueves 22, de nueva cuenta hubo otra ejecución. Un presunto vendedor de carros, de 28 años de edad, fue ejecutado en el Fraccionamiento “El Rosario”. El sábado 24 por la noche, un comando armado realizó disparos sobre un grupo de jóvenes que bebían en la vía pública, por los mismos rumbos, resultado uno herido. El domingo 25, antes del mediodía se reportó el hallazgo de un masculino por los rumbos de San Andrés Huayapan. El fin de semana pasado, entre 1 y 3 de octubre, hubo al menos 9 ejecuciones, incluyendo cuatro en la ciudad. Esto es, las ejecuciones y los ajustes de cuentas no cesan en la entidad, lo que hace evidentes las operaciones de grupos criminales. ¿De dónde sacan pues que somos de las entidades más seguras de México y se regodean en el referido mito?

No hay que soslayar que la misma capital del estado y la zona conurbada han sido escenario, en los últimos días, de ejecuciones en la vía pública y a plena luz del día, lo que implica que si antes nos sorprendía el mapa criminal en la Cuenca del Papaloapan o en el Istmo, nada tenemos que envidiarles hoy. Al igual que la Costa, en donde se han cometido decenas de ejecuciones, en la capital y los Valles Centrales no nos quedamos atrás. Habrá que ver con lupa el trabajo que estaría desarrollando el equipo del gobernador electo, Salomón Jara Cruz, en el tema de seguridad, para enfrentar el flagelo de los homicidios que tanto han lacerado a las familias oaxaqueñas.