Notable pasaje histórico
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Opinión

Editorial

Notable pasaje histórico

 


Hoy es una fecha memorable en el calendario cívico de los mexicanos, pero, particularmente, para los oaxaqueños. Este día se cumplen 156 años de la Batalla de Miahuatlán, que sería una de las más cruentas de cuantas se llevaron a cabo durante la Intervención Francesa, con la que el general Porfirio Díaz, le habría de generar una de las derrotas más espectaculares al llamado entonces, el mejor ejército del mundo. Al mando de las tropas de sombrerudos y cuerudos, estuvieron los coroneles miahuatecos, Feliciano y Apolinar García. Para Díaz –así lo reconoce en sus Memorias- fue la batalla más estratégica de las que libró en contra de la intervención, pues pronto le abriría el camino al presidente Benito Juárez a la capital del país, para establecer ahí su gobierno constitucional.

Con mucho orgullo y pese a los estigmas la historia oficial creó para el general oaxaqueño, el nombre aparece en la nomenclatura de la población en la que libró esta gesta militar: Miahuatlán de Porfirio Díaz. Desde inicios del Siglo XX se estableció una serie de actos cívicos y festejos para conmemorar esta fecha. En ésta se inscribe el montaje de dos arcos triunfales en donde estuvieron los cuarteles del general Porfirio Díaz, el día primero de octubre y otro más, en donde tuvo su guarnición el coronel Feliciano García, el día dos. Este día se suele hacer una cabalgata hacia los cerros de El Yolveo y Los Nogales, llamado “La Pilastra”, en donde se hace un homenaje cívico a quienes ahí perdieron la vida. Y se hace el izamiento de la Bandera Nacional, misma que, con el mismo protocolo, se recoge hoy en una nutrida cabalgata.

Pueblo histórico, cuyo nombre figura en documentos y en la misma historia nacional, Miahuatlán de Porfirio Díaz, luce hoy en el atraso y el abandono; en la inseguridad y la incertidumbre ciudadana. Pésimos gobiernos municipales sólo se han dedicado al saqueo del erario, en tanto que la instalación en sus cercanías de dos penales: uno federal de mediana seguridad y otro regional estatal, ha hecho de esta población rehén de delincuentes que han sentado ahí sus reales. La falta de infraestructura, de obras decorosas y dignas, da cuenta fehaciente de que quienes le han gobernado, carecen de los más elementales rudimentos del cargo que les ha dado el voto popular, además de una ignorancia supina para ejercer el mandato con transparencia y honestidad.

 

Promesas incumplidas

 

El fin de semana pasado concluyó la gira número 29 del presidente Andrés Manuel López Obrador en Oaxaca, en la que se presume es la última gira durante la gestión del actual gobernador Alejandro Murat. No fue algo extraño. Una vez más, AMLO dejó entrever que, al gobierno oaxaqueño y, sobre todo, a los oaxaqueños nos sigue viendo la cara. Vamos a los hechos en lo que se refiere a la carretera a la Costa. Justo cuando AMLO inició su gestión vino a la entidad y ofreció que dicha vía carretera, que ha esperado casi 14 años en ser concluida, habría de inaugurarla el 21 de marzo de 2022. Poco después en una de sus tantas visitas se refirió al tema. Difirió la fecha: afirmó que la inauguración sería en julio, luego en agosto y en la visita reciente confirmó que la citada obra tiene un avance sólo mayor al 83%, por lo que sus promesas resultaron fallidas.

No es un secreto que, en el imaginario colectivo oaxaqueño hay algo que prevalece: que en la actual administración estatal existe una subordinación penosa y ominosa ante el poder presidencial que, inclusive, se toleran las peores humillaciones, como es, justamente, el diferir las entregas de una obra y seguir en las mismas. Sin embargo, para nosotros es una ofensa. Aquí hay orgullo y dignidad, independientemente de las humillaciones que se den al gobierno estatal. Para muchos, las constantes visitas de AMLO a territorio oaxaqueño han sido sólo de discursos electorales y nada de hechos concretos, sobre todo en lo que se refiere a cumplir con los ofrecimientos a la población indígena con los caminos rurales que, en los hechos han sido un fiasco. Las intensas lluvias de los últimos tiempos mostraron de cuerpo entero la vulnerabilidad de dichos caminos mal hechos.

A diferencia de aquellos viejos gobiernos neoliberales, cuando había formas sutiles para mediar las cosas, hoy no las hay. Por el contrario, el primer mandatario sólo viene a supervisar y a ratificar que si bien las obras referidas se han retrasado por un evento fortuito aunque común en Oaxaca: el conflicto agrario que libran dos comunidades: San Vicente Coatlán y Sola de Vega, no existe voluntad política para entregar al pueblo oaxaqueño ninguna de las dos obras carreteras que se han añejado de tantas promesas: la ya citada vía a la Costa y la súper carretera al Istmo. Todo indica pues, que seguiremos como alguien dijo: viajando en el furgón de cola de la modernidad.