Acotados por delincuentes
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Opinión

Editorial

Acotados por delincuentes

 


Durante la pasada gira de trabajo del presidente Andrés Manuel López Obrador a territorio oaxaqueño, no pasó desapercibida su visita a la región istmeña. Al constatar las obras del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), sostuvo que las mismas tienen un gran avance y que seguramente para este año, ya estará en operación el tren de pasajeros y de carga, para darle vida al referido proyecto. Si bien el presidente cree a pie juntillas lo que le informan, a juicio de los vecinos de algunas poblaciones por donde transitará el referido ferrocarril, la obra en sí no ha tenido un avance importante. Para algunos, sólo se ha trabajado en la habilitación de las vías férreas. De ahí en fuera nada más se ha hecho. Es más, las obras del famoso rompe-olas avanzan con mucha lentitud a raíz de los conflictos que libran sindicatos y confederaciones que se disputan el acarreo de los materiales pétreos.

No es una novedad afirmar que el mismo presidente se ha referido a los sindicatos mafiosos que se han enquistado en las obras del CIIT, en abierta referencia a los que lideran a nivel nacional Pedro Haces Barba, es decir, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem) o la que lidera el senador Napoleón Gómez Urrutia, la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), ello sin contar con los remanentes que aún prevalecen de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) o Libertad. A todo ello hay que agregar que, como han advertido conocidos analistas políticos, son parte del control que pretenden ejercer en el citado proyecto, algunos grupos criminales, lo cual les daría la potestad de manejar el tráfico de precursores de drogas sintéticas con el mercado asiático.

Como están las cosas, sin duda alguna el riesgo de que ello ocurra es inminente, habida cuenta del crecimiento de los cárteles criminales durante el gobierno de la llamada Cuarta Transformación. Bajo esa perspectiva, poco pueden esperar los oaxaqueños de los posibles beneficios que podría traer el CIIT. En efecto, es un viejo anhelo; un sueño de muchos para hacer realidad el desarrollo regional en el Sur-Sureste del país, pero, fundamentalmente, la proyección de la región istmeña como uno de los polos de desarrollo más estratégicos en el mercado mundial. De tomar el control la delincuencia o los sindicatos mafiosos, la verdad es que estaremos perdidos.

 

Sentir generalizado

 

Lo que ha ocurrido en la entidad en los últimos días, una cadena de ejecuciones, es un síntoma irrebatible de la presencia de las operaciones de grupos criminales. La región del Istmo de Tehuantepec lo ha manifestado de manera cotidiana con un rosario de delitos que se cometen cada día. La zona limítrofe con Chiapas, como son las poblaciones de San Pedro Tapanatepec o Chahuites, se han convertido en los últimos tiempos en tierra de nadie. Bandas locales que trabajan para dichos grupos, han creado un clima de terror. Pero las autoridades hacen como que no ven y siguen a pie juntillas la consigna presidencial de abrazos no balazos. Y las corporaciones e inclusive las Fuerzas Armadas se hacen sencillamente las desentendidas de los crímenes atroces que se cometen. Es decir, tal parece que la ciudadanía está como rehén de sicarios y capos, porque nadie procederá en caso de que alguno de ellos lo secuestre o, peor tantito, les arrebate la vida.

El papel de una institución que siempre hemos respetado, el Ejército Mexicano, hoy en su nueva faceta de constructor, aduanero, repartidor de libros y medicinas y hasta de empresario, nada tiene que ver con la misión que tiene ante el país, los mexicanos y en apego a la Constitución. Es decir, con las prebendas y canonjías que les ha otorgado el presidente de México, hacen de todo, menos cumplir con su investidura y defender al pueblo mexicano de la violencia prohijada por la delincuencia criminal. Se sabe que al interior de nuestro Instituto Armado hay una gran inconformidad por el nivel caricaturesco que ha adquirido la institución castrense más respetada por los mexicanos.

El fin de semana pasado circuló un video, en el que se observa que un convoy de al menos 25 vehículos de sicarios, con armas como calibre 50, vestidos con uniformes tácticos de las Fuerzas Armadas, pasa frente a la partida militar en Tecoanapa, Guerrero. En otros escenarios se ha visto a militares ser sometidos por pobladores de comunidades ligadas a los cárteles de la droga o, inclusive, ser perseguidos por maleantes. La pregunta es: ¿No hay aun en nuestro Instituto Armado, alguien que levante la voz para detener estas constantes afrentas y regresarle el respeto y devoción que algún día les tuvimos los mexicanos a nuestros oficiales y tropa? ¿Hacia dónde exactamente se dirige el país con este deterioro del prestigio de una de nuestras instituciones más respetadas en México?

 

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