Fin de campañas
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Opinión

Editorial

Fin de campañas

 


Al fin concluyeron las campañas de proselitismo de los y las siete aspirantes a la gubernatura del estado. Empezó una veda de unos días para llegar a la jornada electoral del próximo 5 de junio. Durante los pasados dos meses, quienes aspiran al voto mayoritario de los oaxaqueños recorrieron ciudades, comunidades, mercados, fraccionamientos, etc., para promover la oferta política de sus partidos y coaliciones, tratando con ello de convencer al electorado a emitir un voto a su favor. Es cierto, no todos (as) tuvieron los mismos elementos para hacerlo. Entre los y las siete aspirantes, la inequidad en los recursos fue abismal. En el caso de los candidatos independientes e indígenas es evidente que los recursos disponibles no fueron suficientes para ofrecer en sus reuniones o mítines aquello que otros pudieron obsequiar.

Hasta el cierre de sus campañas sólo dos candidatos se perfilaban como favoritos. Uno más que el otro, pero al fin competencia en la que los resultados son inciertos. Es cierto, son quienes permearon más en el imaginario colectivo, frente a sus adversarios (as) que no lograron llegar hasta las comunidades más recónditas, o por falta de estrategias o por voluntad. Oaxaca, y lo hemos dicho en varias ocasiones, tiene un ascendiente importante en cierto partido político y en la figura presidencial. Ello no obsta para que las cosas ya estén resueltas, pero seguramente habrá de incidir en los resultados finales. En los últimos días hubo ruido respecto a la posible declinación de una de las candidatas para sumarse a uno de los candidatos punteros. Todo indica que no ocurrió nada de lo previsto.

La ciudadanía oaxaqueña pues se prepara para otra competida jornada electoral. Según los pronósticos de especialistas, se espera una amplia participación en las seis entidades del país en donde se llevarán a cabo elecciones, obviamente en Oaxaca también. Se espera que el abominable abstencionismo del pasado sea superado, habida cuenta de que la ciudadanía ha tomado mayor conciencia de la importancia de participar en las urnas. Por fortuna, como lo comentamos hace unos días, tenemos órganos confiables para calificar las elecciones, con imparcialidad, legalidad y oportunidad. Ello debe contribuir a animar a los escépticos y poco participativos a acudir a las casillas y, con libertad, emitir su sufragio libre y razonado.

 

Efectos colaterales

El jueves 26 de mayo, como ya es común en la región istmeña, un grupo de vecinos de la agencia de Santa Cruz Tagolaba, perteneciente a Santo Domingo Tehunatepec, cebados ya en el bloqueo carretero, hicieron lo propio en el paraje denominado “Las Tejas”, en jurisdicción de Jalapa del Marqués. Sin tomar en cuenta el peligro de detener la circulación vehicular en una carretera federal y, particularmente en una curva, provocaron un accidente al impactarse una pesada unidad contra una decena de vehículos que se encontraban ahí varados. Las ambulancias de la Cruz Roja Mexicana dieron auxilio al menos a cinco personas lesionadas. Se trata de un evento sangriento más generado por la obstinada costumbre de vecinos, comuneros, organizaciones sociales y cualquier hijo de vecino de bloquear las vías generales de comunicación, argumentando una u otras razones, muchas veces sacadas de la manga, utilizando dicho método sólo para extorsionar a automovilistas o transportistas.

Si pudiéramos cuantificar desde el punto de vista económico lo que un grupo menor de sujetos provoca a la cadena productiva o, simplemente a la tranquilidad y la paz social de una región que está hoy mismo en la mira de los grandes proyectos presidenciales, seguramente el Estado tomaría acciones al respecto. Pero no. Al menos en Oaxaca, en lo que resta de la actual administración, no se atisba la intención o el menor propósito de desalojar a aquellos que, por demandas locales utilizan el chantaje y la extorsión como estrategia para lograrlo. Por parte del gobierno federal tampoco se percibe el menor propósito de acabar con este abominable método. Ello implica que la ciudadanía inerme seguirá sorbiendo los tragos amargos de la frustración, ante la indefensión en la que estamos frente a un Estado omiso o convenenciero, incapaz de defender los derechos colectivos frente a las presiones de los menos.

Lo hemos comentado a menudo. Empresarios, prestadores de servicios, comerciantes y sociedad civil de dicha región ha dicho una y otra vez, basta. Sin embargo, ni súplicas ni marchas ni protestas han sido suficientes para detener esta permanente escalada en contra de los derechos civiles de pasajeros, automovilistas y transportistas. ¿El siguiente gobierno aplicará mano dura o firme en contra de esta amenaza permanente? Sinceramente lo dudamos. Con certeza seguirá prevaleciendo la cultura de la impunidad y los efectos colaterales, impactando a más inocentes.