Día de las Madres
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Editorial

Día de las Madres

 


Esta fecha, en todo México, se celebra el tradicional “Día de las Madres”. Es una de las celebraciones que mayor realce tiene en la conciencia colectiva del mexicano, desde las clases sociales más encumbradas hasta las más humildes. Según algunas fuentes consultadas, se trata de un festejo que se remonta a la antigua Grecia y que, a través de los siglos se viene difundiendo, particularmente en el Siglo XIX, para dedicar un día a rendir homenaje a las madres. Se dice que no fue sino hasta 1907 cuando la estadounidense Ana Jarvis se reunió con un grupo de amigos y les planteó el reto de trabajar para que se estableciera una fecha para esta celebración. A partir de ese momento, relata el sitio, comenzó una campaña para hacer que las autoridades accedieran a tal petición, la cual reunió a amigos, vecinos y conocidos, quienes a través de folletos y textos publicados en periódicos locales propagaron la idea en su comunidad.

Un año después, este grupo logró su objetivo y por primera vez en el 10 de mayo de 1908 se realizó una ceremonia no oficial para conmemorar a las madres en una iglesia metodista de Grafton, Virginia, Estados Unidos. No obstante, las autoridades no mostraron entusiasmo para que el Día de las Madres fuera una celebración oficial, hasta que, en 1914, el presidente Woodrow Wilson decretó ese festejo en Estados Unidos el segundo domingo de cada mayo. La idea se trasladó a Europa y casi 40 países en todo el mundo iniciaron el festejo. En México, el inicio de esta celebración se remonta al 13 de abril de 1922, día en que el periodista y fundador del diario Excélsior, Rafael Alducin (1889-1924), lanzó una convocatoria nacional para elegir una fecha especial para rendir homenaje de afecto y respeto a las madres mexicanas.

De acuerdo con el diario El País, la respuesta de la sociedad mexicana y de los medios de comunicación fue favorable, lo que llevó a que el 10 de mayo de 1922 México se convirtiera en la primera nación de Latinoamérica en rendir un merecido reconocimiento a las madres. En cuanto a la fecha elegida, información del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta) señala que se seleccionó mayo para este festejo, ya que ese es el mes consagrado a la Virgen. El Instituto Nacional de las Mujeres apunta que “los aztecas rendían culto a la madre de su dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, quien era representada por la luna”.

 

Sin clases presenciales

 

Por lo visto, el liderazgo del Secretario General de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Eloy López Hernández, de su comité ejecutivo y de la llamada Asamblea Estatal, está en entredicho porque nadie les hace caso. Hay que recordar que previo al período vacacional de Semana Santa, uno de los acuerdos de la última fue que, al regreso habría un retorno presencial escalonado, progresivo, de acuerdos a los protocolos sanitarios y, previamente consensuado con directivos de los centros escolares, padres y madres de familia. Como se publicó el pasado viernes 6 de mayo en las páginas de El Mejor diario de Oaxaca, el 68 por ciento de las escuelas del sistema educativo estatal no han abierto sus puertas o lo han hecho, relativamente. De las más de 14 mil que hay en la entidad, poco más de 3 mil trabajan en aparente normalidad.

Pero, ¿cuál es el trasfondo de esta negativa, particularmente de los maestros a regresar a sus actividades normales? Es simple: ya se acostumbraron a tomar el período de pandemia como si fueran vacaciones. Quieren seguir en la comodidad de hacer otras actividades, inclusive viajar a los Estados Unidos y trabajar en otras actividades, mientras sus alumnos siguen en sus casas y sus maestros, cobrando quincenalmente su salario. A ello hay que agregar que muchos padres y madres de familia ya no tienen que llevar a los alumnos a la escuela y disfrutan de la comodidad que, así no aprendan nada, están en casa conectados a sus computadoras personales, teléfonos celulares o tabletas. Es decir, por encima de todo prevalece la filosofía del menor esfuerzo y, particularmente, la poca vocación de servicio del magisterio democrático, responsable del gravísimo rezago educativo que padecemos los oaxaqueños.

Justo es reconocer que no son todos los mentores quienes persisten en esta dinámica, porque hay evidencias que, cuando aún se estaba en tiempo de contingencia sanitaria, hubo muchas escuelas cuyos mentores regresaron a laborar con aparente normalidad, incluso en comunidades con graves rezagos sociales y económicos. Ello apunta a que no se pueden generalizar los vicios y las inercias que caracterizan al magisterio afiliado al llamado Cártel 22. Hay mentores que siguen a pie juntillas el cumplimiento de su responsabilidad docente y su vocación de servicio. Por el momento, las clases presenciales son sólo una utopía.