Vialidad caótica
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Opinión

Editorial

Vialidad caótica

 


La capital oaxaqueña ha padecido históricamente de una vialidad compleja y caótica. Cuestión de darse una vuelta por el Centro Histórico para darse cuenta del nivel del problema. Calles y vialidades en las que ir a vuelta de rueda para libra los puestos ambulantes que materialmente se han apropiado de banquetas y arroyo vehicular; sortear plantones como el que mantuvieron los normalistas o los obstáculos que dispuso la autoridad municipal desde meses: vallas metálicas en algunas calles como Hidalgo, Valdivieso o Armenta y López. Desde luego que no son los únicos obstáculos a los que se enfrentan los automovilistas. También está la doble fila que permiten los mismos agentes de vialidad; la carencia de estacionamientos públicos y los lugares que apartan comerciantes, hoteles o restaurantes, con el argumento de que son zonas de descarga y descarga o de ascenso y descenso de turistas.

Algunos analistas y urbanistas han insistido en que el propio ayuntamiento de la capital debe propiciar la operación de estacionamientos públicos. Son un gran negocio, al menos para las empresas privadas que los operan y que utilizan viejas casonas, algunas casi en ruinas para prestar el servicio. La mayor parte de los propietarios dispusieron letreros de que no se harán responsables en caso de siniestro, cuando operan en verdaderos cajones, sólo posibles por la habilidad de quienes acomodan los vehículos como si fueran sardinas en lata. La entrada y salida es un verdadero suplicio, por el tráfico que existe a todas horas. Sin embargo, los costos por hora son altísimos, justamente porque nadie los regula y dejan abierta la opción de que cobren los que les plazca.

Existe otro factor que incide en dicha complejidad y es la persistencia ciudadana en estacionarse en doble fila. Y se hace bajo el supuesto de que ello no tendrá castigo. Ahora que han iniciado las clases presenciales en escuelas públicas y privadas el fenómeno se agudiza. Hay que recordar asimismo, que la LXIV Legislatura del Estado aprobó un decreto para que en las plazas comerciales el estacionamiento fuera gratuito. Hasta la fecha, dicho decreto ha sido letra muerta. Como muchos otros aprobados por dicha legislatura, se han ido al vacío, pues nadie los ha respetado. Con las obras que se llevan a cabo hoy en día en las Riberas del Río Atoyac y en Símbolos Patrios, la vialidad para los citadinos y automovilistas o transportistas de los Valles Centrales que entran o salen de la capital, se ha vuelto un verdadero infierno.

 

Voceadores: Ardua labor

 

Si bien es cierto que oficialmente el llamado Día del Voceador, quedó instituido el 20 de abril de cada año, en Oaxaca, quienes se dedican a la noble tarea de expender los diarios impresos día a día, eligieron el 8 de mayo para reconocer el trabajo de los voceadores. Esta celebración, según la consulta que hicimos en internet, fue lograda por la Unión de Expendedores y Voceadores de Periódicos de México, agrupación creada en la Ciudad de México en 1923, para contribuir a la difusión de la información. Y fue a partir de 1955, en que se instituyó una fecha para reconocer a estos trabajadores, con lo que se buscó reafirmar el espíritu y vocación de servicio a los lectores y medios impresos. Este día se instituyó pues, para hacer un reconocimiento a quienes brindan sus servicios a los lectores y a los medios impresos del territorio.

Anteriormente se conocía a los voceadores como “papeleros”, pues en los primeros años de su distribución en México, se les llamaba papeles a los periódicos. Todavía en los años sesenta del Siglo XX, tanto en la capital del país como en todo el territorio nacional, era usual ver por las calles a niños y jóvenes gritando las principales noticias de la primera plana. Es más, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, tuvo en sus orígenes a un grupo voceadores que, muy temprano, recogían sus ejemplares recién salidos de la imprenta, para poder salir a venderlos en calles, mercados o parques. Desde entonces, siempre han sido un auxiliar eficaz para que cada vez más personas tengan en sus manos los periódicos del día y poder enterarse de las noticias más relevantes del acontecer cotidiano oaxaqueño, nacional e internacional.

Se dice que históricamente, no hay registros que señalen con precisión por qué se les llama voceadores a quienes venden un medio impreso, no obstante, diversas fuentes coinciden en que dicho nombre se viene arrastrando desde el tercer tercio del Siglo XIX. En esta fecha pues, les hacemos a hombres y mujeres que desempeñan el trabajo de voceadores, nuestro reconocimiento y consideración. Para este diario impreso, que este año cumplirá 71 años de estar en circulación de manera ininterrumpida, es motivo de satisfacción reconocer que, en esta historia, hemos ido de la mano con las organizaciones y agrupaciones de voceadores, para salir adelante, hoy en día en que la competencia digital amenaza cada día con más fuerzas, a los medios impresos.