Sátrapas y Torquemadas
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Opinión

Editorial

Sátrapas y Torquemadas

 


Emulando al Tlatoani de las mañaneras, algunos gobernadores, cual verdaderos sátrapas, se han convertido en los látigos permanentes de la libertad de expresión. Han adquirido patente de corso de las campañas permanentes de hostigamiento a cualquiera que les diga en sus espacios o notas, el mal gobierno que han hecho. Mucho hemos insistido en el tema, habida cuenta de que no lo decimos nosotros, sino los mismos organismos internacionales: no puede hablarse de democracia en donde se conculca la libertad a la prensa independiente. Es el caso del ejecutivo estatal de Puebla, Miguel Barbosa Huerta que, desde su arribo al poder, ha devenido una especie de censor ex officio y nuevo Torquemada inquisitorial del periodismo. Autócrata y falso demócrata, opera formas burdas para poner a los medios de comunicación contra la pared.

A poco de llegar al frente del gobierno de la entidad vecina, Barbosa Huerta se empecinó en acabar con aquellos medios a quienes consideró críticos a su administración. El resultado ha sido desalentador. Pocos medios impresos han sobrevivido a la escalada permanente de acusaciones, señalamientos y auditoría que les han practicado. Y no porque haya opacidad en sus ingresos o documentación fiscal, sino porque el objetivo es afectar y dañar reputaciones; conculcar la libre expresión y crear un clima de hostigamiento y persecución. Es el caso de la maestra Carolina Fernández Galindo, directora general de “El Popular”, Diario imparcial de Puebla, a quien le han pretendido colgar un rosario de ilícitos sin las pruebas ni los elementos de juicio que deben existir para integrar una indagatorio o carpeta de investigación.

El clima para periodistas y medios de comunicación ciertamente no es el mejor. Organismos internacionales que vigilan y validan la libre expresión y el ejercicio del periodismo en el mundo, ven a México con preocupación. No es gratuita la visión que recientemente expresó el Parlamento Europeo de lo que pasa en el país, para recibir una respuesta aldeana y grosera, ajena totalmente, a los protocolos diplomáticos. Ese ejercicio pues de censura, de persecución, descalificación y amenazas, se reproducen en algunos estados del país, como es el caso citado de Puebla. Pero a cada acusación y persecución desatada, el periodismo libre e independiente habrá de responderle con valentía. No se puede ocultar la verdad ni asesinando periodistas ni hostilizando medios de comunicación.

 

Ocurrencias e ilusiones

 

No fueron pocos los oaxaqueños que tomaron a pie juntillas la declaración del presidente López Obrador, durante su visita a San Pablo Guelatao, el pasado 20 de marzo, de comprometerse a construir durante lo que le resta a su mandado, el “Sendero Juarista”, es decir, rehabilitar con perfil más de esparcimiento que como estrategia de comunicación terrestre, el camino por el cual el Benemérito de América, habría transitado en su camino a la ciudad de Oaxaca. Para los escépticos se trató de una ocurrencia, habida cuenta de que si bien debe existir un camino real que fue usado a principios del Siglo XIX, por donde pudo haber transitado nuestro héroe nacional, existen en la entidad y, particularmente en la región de la Sierra Norte, otras prioridades más apremiantes. Pero los pocos ya se imaginan bajando en bicicleta a gran velocidad por los escarpados caminos serranos.

Siendo prácticos, si las dos vías carreteras: a la Costa y al Istmo, una con al menos 14 años de haberse iniciado y la segunda, con veinte años de atraso no se han concluido, ya podremos imaginar lo que tardará el famoso “Sendero Juarista”. En lo que se refiere a la carretera a la Costa, vale la pena recordar que en sus primeras giras de trabajo, el mismo presidente ofreció que la entregaría al pueblo oaxaqueño el 21 de marzo de 2022. La fecha fue cambiando. En giras posteriores afirmó que sería en julio, luego en agosto. El caso es que en la gira número 28, que concluyó justamente el pasado 20 de marzo, ya no hizo mención de fechas, cuestión que el pueblo tomó como una afrenta. De esta suerte, el gobernador Alejandro Murat no entregará pues, ninguna de estas obras carreteras, las mismas que ofreció en su campaña para la gubernatura, concluirlas en quince meses.

Pero, ¿qué hay detrás de este insano propósito presidencial, de ir postergando la entrega al menos de una de las obras? Es simple. Habida cuenta de que los pronósticos y encuestas ubican a su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), como el posible ganador de la contienda a la gubernatura, es preferible darle largas a la terminación para que sea un gobernante de su partido, quien se cuelgue los lauros de la gloria. Si bien es cierto que ello debió generar una actitud enérgica del ejecutivo estatal, éste volvió a ratificar su práctica sumisión e incondicionalidad a López Obrador, en tanto nuestro pueblo es, una vez más, burlado y humillado.