Los clásicos vividores
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Opinión

Editorial

Los clásicos vividores

 


Estamos a poco más de diez meses de que concluya la actual administración. Si bien es cierto que algunos de los proyectos emblemáticos y añejos, como es el caso de la carretera a la Costa, muestran avances importantes, la crítica se ha volcado sobre el gobierno estatal, justamente, porque no hay obras trascendentes que tengan su sello, para la posteridad. Otras obras, como es el caso del Libramiento Sur, han sido prácticamente canceladas. Sin embargo –y ello hay que reconocerlo también- hay grupos o personas empecinadas en echar abajo lo poco que, en materia de obra pública, espera el pueblo oaxaqueño. Es el caso del proyecto de “Símbolos Patrios” que, desde sus inicios, ha estado bajo fuego de supuestos ambientalistas. Las dos o tres personas que han abanderado suspensiones o amparos, no representan a nadie. Ni a colonos, ni a autoridades municipales ni a sectores sociales.

Con la bandera de la defensa de la flora de dicha zona, no sólo han boicoteado la obra, sino que, la han pretendido convertir sin éxito, en un eje de inconformidad social. Y desde hace meses, aparecen de vez en cuando con pancartas, mantas o desgarrándose las vestiduras, para buscar los reflectores mediáticos. Pero, ¿alguien sabe lo que pasa tras bambalinas? O ¿cómo manejan su doble discurso y la doble moral? Fuentes bien informadas revelan que, en un acto de abierta extorsión, el principal actor de este drama busca a funcionarios de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable –SINFRA- para exigirles fuertes sumas de dinero. Obvio, a cambio de no seguir en su papel de falso ambientalista. Es decir, una obra que más allá de la crítica puede ser de beneficio social, está en la mira de mercenarios de la protección del medio ambiente que, está demostrado, jamás han plantado un solo árbol.

El tiempo apremia y la obra referida, gracias a estos mecanismos de extorsión y chantaje, no avanza. Y lo hemos dicho aquí: los oaxaqueños, acotados por protestas, bloqueos y demás, estamos hartos de esos falsos redentores de la lucha social. Ésos que tratan de sorprender la buena fe de los ciudadanos de a pie, para montarse sobre ella y buscar beneficios personales. Se trata de viles mercenarios que pegan por la paga. Y que, ante dichas acciones fuera de la ley, deben ser puestos no sólo frente a los órganos jurisdiccionales competentes, sino exhibir su falsedad y doble moral, ante la opinión pública. Que sea ésta la que los ponga en su lugar, de preferencia en el basurero de la historia.

 

Recuperar espacios urbanos

 

La ciudad de Oaxaca ha ido perdiendo, paulatinamente, espacios urbanos que, misteriosamente, han ido a parar a manos de particulares. Y que es necesario rescatar. Algunos se han otorgado en usufructo a dirigentes de organizaciones sociales, sindicatos y otros grupos, sin que haya algún decreto de desincorporación de parte del Congreso del Estado para justificar dicha acción, por lo que ahí prevalece la ilegalidad. Uno de estos espacios urbanos se ubica frente al llamado Parque del Amor. Se trata de un predio que, de la noche a la mañana se convirtió en una especie de mercado. Hoy mismo hay hasta puestos fijos, construidos en un espacio público. Otros más se ubican en las riberas del Río Atoyac, en donde, inclusive, se han dado enfrentamientos mortales entre quienes se asumen ser depositarios o propietarios. Nos referimos a los playones de dicho afluente.

Ante la displicencia o abulia de las autoridades municipales, dichos espacios, en los que sería posible instalar parques de juegos infantiles, bibliotecas al aire libre, lugares de sano esparcimiento para jóvenes, entre otros, son utilizados para fines económicos personales. Lo que llama la atención es la forma en la que los referidos espacios urbanos fueron a caer en las manos que hoy los detentan. Otro ejemplo es el estacionamiento en la zona del Mercado de Abasto, que algunos líderes de mercaderes se han disputado a sangre y fuego. ¿De dónde y bajo qué estatuto se asumen los franquiciatarios de dichos predios que, bien administrados, pueden ser un aliciente a la quebrada economía municipal? Son millones de pesos los que ingresan cada año. Urge que el Cabildo Municipal, inicie una revisión minuciosa de su patrimonio.

No se trata de una labor fuera de la norma, sino de la recuperación de bienes públicos que están en manos de particulares. Y es que con la soterrada negativa para aplicar la ley y mantener el Estado de Derecho, los citadinos hemos ido perdiendo poco a poco espacios que antes eran de libre tránsito. El ejemplo más crudo de ello es el Centro Histórico, copado de comerciantes en la vía pública en calles y banquetas, que impiden el paso de peatones. Ya se vio en el pasado tianguis del Día de Reyes, instalado en la Avenida Central, cuando fueron dos o tres dirigentes del comercio informal los que pusieron precio al metro cuadrado para instalar los puestos. ¿Y esos recursos a dónde van a dar? Obvio, a su bolsillo, con todo cinismo e impunidad. ¿No es tiempo ya de ir acotando a esta lacra social? Es una pregunta.