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Opinión

Editorial

El tiempo apremia

 


A la administración del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, le quedan sólo catorce meses para concluir. El balance que hasta hoy tienen los oaxaqueños de su gestión es que, en materia de obras públicas relevantes, no hay ninguna digna de encomio. Las pocas que se han propuesto para concluir antes del cierre, siguen sumergidas en un sinfín de problemas y cuestionamientos, como es el caso del proyecto de “Símbolos Patrios” que, al parecer, ha sucumbido a la presión de supuestos ambientalistas y, con certeza, habrá de tener ajustes y modificaciones para tener el respaldo total de la ciudadanía. Ya todo mundo lo sabe: a muchos oaxaqueños nada les gusta y aunque hagan público su desacuerdo, por debajo del agua o detrás de la puerta buscan beneficios pecuniarios de su oposición. Esto es: de día se ponen la casaca de defensores del medio ambiente, pero de noche devienen los peores depredadores, siempre que ello les reditúe dinero fresco.

Se ha mencionado mucho también, como una de las obras relevantes del actual gobierno estatal, la construcción del nuevo Centro Cultural, que funcionará en donde estuvo el Teatro “Álvaro Carrillo”, lugar en donde sólo se observa que ha avanzado la demolición del mismo, pero nada de lo que será el nuevo edificio. Una más: de vez en cuando surge de nueva cuenta el viejo proyecto del Libramiento Sur y hasta se menciona que contará con el apoyo federal. Lo cierto es que no se ve por ningún lado que dicho proyecto avance. Es más, existe una realidad que es inobjetable: por más que se trabajara a marchas forzadas y con doble o triple turno, dichas obras no se habrían de concluir, dada la premura del tiempo. Es común escuchar que se ha dispuesto en el presupuesto de 2022, de tantos miles de millones de pesos para las obras de infraestructura estatal. Pero las mismas avanzan con lentitud.

A lo que vamos es a lo siguiente. Hace unos días el ejecutivo estatal reconoció ante compañeras periodistas, de sus aspiraciones para figurar entre los aspirantes a la presidencia de la República para 2024 y ubica como uno de sus puntos favorables los resultados de su gestión al frente del gobierno oaxaqueño. Sin embargo, como ya hemos apuntado, está emplazado a dejar como herencia obras notables, antes de que concluya su gestión. Oaxaca sería, sin duda alguna, su plataforma para que la ciudadanía lo ubique como un buen candidato. De continuar como hoy con proyectos inacabados u obras a medias, no será la mejor carta de recomendación.

Estacionamientos bajo la lupa

La semana pasada, en la feneciente LXIV Legislatura aprobó la ley por la cual los estacionamientos que funcionan en centros comerciales o plazas de la capital o área conurbada, tienen prohibido cobrar el estacionamiento a clientes que acuden a realizar sus compras. Dicha disposición no sólo ha sido ignorada por las empresas que han montado ahí sus negocios sino que ha alertado a quienes ahí acuden, en virtud de que los ladrones y delincuentes que sólo vigilan a sus futuras víctimas podrán operar con mayor impunidad, ante la apertura de dichos espacios. Es decir, la citada disposición ha encontrado postura encontradas. Aquellas que apoyan la cancelación del pago y quienes asumen que se trata de un arma de dos filos, en virtud de la inseguridad que prevalece en la capital del estado y el área conurbada, justamente en donde se ubican las referidas plazas comerciales, como Plaza del Valle, Plaza Bella o la Macroplaza.

El asunto, sin embargo, va más allá. Por ejemplo, en la capital oaxaqueña y, seguramente en las ciudades más importantes del estado, como Tuxtepec, Juchitán, Salina Cruz o Huajuapan, los estacionamientos que operan lo hacen sin control alguno, sobre todo en los precios que cobran al usuario. Por ejemplo, en la misma capital los hay que funcionan en casonas viejas del Centro Histórico, con paredes de adobe a punto de venirse abajo o con entradas que funcionan también como salidas, estrechas y peligrosas. Las tarifas son impuestas por los propietarios libremente y sin regulación oficial alguna. Hay quienes le han invertido y tienen razón, pero hay otros negocios que operan a la antigüita: sin ninguna protección a los vehículos que ahí se estacionan. En el caso de la capital oaxaqueña, el ayuntamiento citadino ha sido totalmente omiso al respecto.

Si bien es muy prematuro evaluar el impacto de la citada ley que prohíbe el cobro en los centros comerciales y plazas, cuyos gerentes y directivos de manera sencilla han escurrido el bulto, atribuyendo a empresas privadas o personas morales la responsabilidad de exigir el pago, hace falta una ley que regule en toda la entidad, en coordinación con los gobiernos municipales, el rubro de los estacionamientos. En la capital hay sitios en donde cobran 25 hasta 40 pesos la hora, pese a las incomodidades con las que operan, sin techos y a pleno sol, otros cobran de más, insistimos, porque ninguna autoridad interviene.