Infierno ciudadano
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Opinión

Editorial

Infierno ciudadano

 


La semana pasada y ésta, la ciudadanía oaxaqueña ha padecido decenas de bloqueos carreteros, a cruceros y oficinas. Miles y miles han dicho ¡basta!, y exigen acciones enérgicas de parte del gobierno de Alejandro Murat y de los cuerpos de seguridad que, conforme pasa el tiempo, tal parece que reciben un estipendio oficial sin devolver nada a cambio, habida cuenta de que, en materia de seguridad, también vamos mal. Grupos, organizaciones sociales, sindicatos, comuneros, etc., lo mismo toman calles, centros comerciales, casetas de cobro o lo que les plazca, sin tener una respuesta de parte de las autoridades que, al parecer, ya se acostumbraron sólo a observar de lejos, la forma tan ruin en la que se violentan los derechos civiles de la ciudadanía.

Transportistas, pasajeros, automovilistas y demás, que tienen que transitar por nuestras carreteras, ponen a Oaxaca como una entidad en donde prevalece la impunidad y el miedo gubernamental para aplicar la ley. En efecto, es fácil de percibir el terror del gobierno estatal para actuar conforme lo dispone la norma vigente. Son parte de los dos síndromes que hemos arrastrado: el movimiento político y social del 2006 y la presunta represión en Asunción Nochixtlán, el 19 de junio de 2016. Gracias a ello, la administración actual justifica estar atada de manos para actuar conforme a derecho. En las oficinas gubernamentales sólo se administran los problemas, no se resuelven. He ahí el por qué todo mundo, por causas justas o no, bloquea calles y avenidas. 

El ejemplo más burdo es la actitud del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (STEUABJO) que, durante dos semanas ha bloqueado Avenida Universidad, sin que corporación alguna haga acto de presencia para el desalojo o convencer a dichos trabajadores a respetar el derecho al libre tránsito. La vida del oaxaqueño común deviene en medio de los abusos, los atropellos y la impunidad con la que se conducen muchos. Lo que es aberrante es que las autoridades, con su pasividad, pareciera ser que justifican dichas acciones, con discursos que ya no convencen a nadie, como diálogo y más diálogo, que ya suenan huecos y sin sentido, frente a una realidad cotidiana lacerante, que confirma el hartazgo ciudadano. Los bloqueos ya constituyen un atentado a la civilidad y al derecho.

¿Cibercaída o prensa escrita?

Desde hace al menos un lustro, los medios de comunicación impresos han sido puestos en la picota, con el pueril argumento de que son obsoletos y que han sido rebasados por la inmediatez de la Internet, pero, sobre todo, de las redes sociales. Nadie niega el avance de dichos medios en la celeridad, en la velocidad y en su ubicación exacta para dar a conocer, casi en el momento que ocurren los hechos, es decir, en tiempo real. En defensa de la prensa escrita y aún de medios electrónicos como la televisión o la radio, se ha dicho que dada la velocidad con la que las citadas redes sociales comparten en el ciberespacio la información, se incurre muchas veces en yerros, ya calificados como “fake news”.

Este lunes fue un acontecimiento mundial la caída de Whatsapp, Facebook e Instagram, todos ellos propiedad del emporio fundado por Mark Zuckerberg, sin motivo aparente. ¿Fue un ciber-ataque? ¿Producto del trabajo de hackers? Desde el mediodía, el usuario que usa en su teléfono móvil o computadora personal dichas plataformas, simplemente se quedó en parálisis total ante este hecho que, si bien no es inédito sino algo común, nos deja a quienes buscan información cotidiana en redes sociales en total indefensión. ¿Cuál inmediatez? ¿Cuál información en tiempo real? Un fiasco.

Y nos lleva al principio. Pese a los estigmas que, de manera burda se le han acuñado a la prensa escrita, a la que no obstante los vaticinios falsos de desaparición, sigue vigente y activa. En la edición vespertina o matutina este medio de información, se comentará en nota, entrevista o crónica, que los medios convencionales siguen vigentes; que pese a las adversidades y los costos siguen cumpliendo con su labor de informar veraz y oportunamente. Nadie es pues, infalible. Durante horas, el usuario de dichas redes sociales -menos Twitter- nos ubicamos en el tiempo de las cavernas. Dependemos tanto de ellas que nos asumimos endebles e inútiles.

Hace más de 30 años en escrito italiano Humberto Eco, anunció la desaparición de la prensa escrita. Años después, el director de Liberation en Francia sostuvo que la desaparición de la prensa escrita era inminente ante la irrupción de las redes sociales. Nada ello ha ocurrido. Seguimos vigentes, al menos en EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca a escasos días de cumplir sus primeros 70 años. No soslayamos la importancia de las redes sociales y el uso del ciberespacio. Sería un absurdo negar lo que nos ha traído la tecnología de la información, pero por lo ocurrido este lunes, consideramos que se nos ha descalificado de manera injusta. Hasta los grandes emporios se caen.