Investigación a fondo
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Editorial

Investigación a fondo

 


Para desentrañar lo que ha ocurrido en el Sector Salud, particularmente el trillado tema de la contratación de más de cinco mil trabajadores eventuales desde administraciones pasadas, sin el techo financiero para cubrir salarios y prestaciones, nada como ir a fondo de los hechos y encontrar la hebra. Para algunos, las irregularidades se dieron en el gobierno de Ulises Ruiz; para otros, en el de Gabino Cué. Lo cierto es que, de llevarse a cabo las indagatorias como ha instruido el ejecutivo estatal, sin duda alguna se encontrarán los nombres de los responsables. La semana pasada, el gobernador Alejandro Murat lanzó una advertencia en ese sentido. Hay que recordar que uno de los presuntos responsables del quebranto económico de los Servicios de Salud en el estado, en el gobierno pasado, se encuentra desde hace al menos tres años, privado de su libertad en un penal estatal.

Sin embargo, hay que reconocer, asimismo, que los titulares no actuaron por sí mismos, sino que debieron tener la venía de los superiores jerárquicos. Es evidente que todo ello se dio con el conocimiento no sólo de los titulares del ejecutivo sino también, con la anuencia de las autoridades federales, tratándose el sector salud, de un ente federalizado. Adicionalmente, dado que ahora se han investido de redentores, los líderes de los sindicatos que perviven en dicho sector, tampoco fueron ajenos a dichas maniobras ilegales. ¿Cómo entender que el comité ejecutivo de la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTSA), que hoy dirige Constantino Mario Félix Pacheco, no se haya enterado que para pagar la abultadísima nómina que implicó la contratación de los citados cinco mil trabajadores eventuales, se haya tenido que suspender el pago de las cuotas al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y los impuestos al Sistema de Administración Tributaria (SAT)?

No se trata sólo de abanderar ahora la causa de quienes han sido o serán suspendidos, sino también de investigar la forma en la que dirigentes sindicales se habrían beneficiado de estas irregularidades, metiendo en la nómina a toda la parentela y hasta las amantes. Si lo que el gobernador se propone es ir a fondo para desentrañar el origen de dicha acción, que ha llevado al colapso económico a los Servicios de Salud, la investigación debe llevarse a cabo a la brevedad y como se dice vulgarmente, hasta topar con pared. 

Eje de escándalos

Desde hace días circulan en redes sociales y notas respecto a que Oaxaca fue, en el pasado reciente, algo así como la capital del comercio sexual, en el que saldrían involucrados jóvenes –hoy señores padres de familia- de apellidos muy conocidos y hasta funcionarios del gobierno estatal que aparecen entre los raspados. Todo ello salió a la luz luego de que presuntamente la Fiscalía General de la República (FGR) liberara órdenes de aprehensión en contra de una pareja formada por una ex conductora de un programa televisivo y su pareja sentimental, un conocido fiscalista a la que las autoridades le seguirían los pasos. No se trata de algo desconocido para los citadinos que, desde hace al menos una década, sabían del tema de un presunto comercio sexual cometido por un profesionista ampliamente conocido en el mundo fiscal.

Sin embargo, más allá de que se trate de eventos que se dieron en el pasado y que muchos seguramente querrán olvidar, por lo ominoso y aberrante, ubicar hoy a Oaxaca como un bastión de ese tipo de acciones, poco ayuda a mantener nuestro estatus de una de las ciudades más bellas del país y de Latinoamérica, a donde familias del jet set acuden a realizar sus eventos sociales. Es pues, sin pecar de falso moralismo, una mancha en nuestra reputación turística. Hoy, que las redes sociales llegan a cubrir espacios inesperados de visión y audiencia, se requiere de parte de la dependencia respectiva, la Secretaría de Turismo (Sectur), de alguna campaña publicitaria que pondere lo mejor de nuestra entidad, no precisamente lo malo que traen consigo los escándalos. Oaxaca no es, ni mucho menos, un paraíso del comercio sexual ni tampoco un espacio que lo ubiquen como una moderna Sodoma o Gomorra.

Amén de que se trata de hechos que involucran a personas en su entorno particular, no deja de ser una mala nota para la entidad, sobre todo para quienes vienen a visitar la entidad. No hay que olvidar que uno de los sectores más castigados durante la pandemia ha sido la industria sin chimeneas, afectada por la baja en el flujo de pasajeros, la reducción de turistas en temporadas calificadas como de gran afluencia, las restricciones en sitios de playa y otros. Insistimos, no se trata de asumir una postura moralista ni mucho menos, pero este escándalo en nada beneficia a la entidad. Hay que revertir dicha campaña perniciosa valorando todo lo que nuestra entidad puede darle al visitante. Nada peor que nos pretendan ubicar en destino de comercio sexual, respetando la identidad y personalidad de cada ciudadano.