Actitud criticable
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Editorial

Actitud criticable

 


Desde el inicio del período de pandemia e, incluso, previo a la jornada electoral, trascendió la ausencia de diversos funcionarios tanto del gabinete legal como del ampliado. Unos, como ya hemos dicho, porque ante la emergencia sanitaria que hemos vivido, recibieron la autorización de hacer home office. Aquellos que llegaron con el gobernador Alejandro Murat y provienen de otras partes del país, como por ejemplo de la Ciudad de México o Toluca, entre otros, simplemente se retiraron a sus casas y desde ahí, de manera virtual, dan órdenes. Sólo llegan a Oaxaca –casi de visita- para firmar documentos y estar de manera presencial cuando son requeridos. Esto es, hacen otras actividades faltando a su elemental presencia ante sus subordinados y estar al pendiente de sus obligaciones, las mismas que contrajeron cuando rindieron protesta al aceptar las condiciones que les impone la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y la lealtad que le deben a quien les otorgó el cargo.

Hay otros casos en que los funcionarios salen fuera del país, particularmente a Los Ángeles, California o a Houston, Texas. Abordan el avión a dichos destinos para aplicarse en los mismos, la vacuna anti Covid-19 y, de paso, hacer shopping en los grandes almacenes norteamericanos. Hay funcionarios que rebasan los cincuenta años de edad y, por lo tanto, están en el supuesto de que ya pueden ser vacunados en la entidad. Pero no. Se les ha hecho más fácil poner como prioridad su salud –que no es una mala decisión- para evitar formarse en las molestas filas y esperar durante horas que les apliquen el biológico, como cualquier hijo de vecino. Ergo: hay que estar más allá del bien y del mal, pero sobre todo, del populacho, de cuyos impuestos les pagan.

Como lo mencionamos el pasado apenas ayer, Oaxaca sigue en semáforo epidemiológico verde y ha pasado ya la veda electoral. Es tiempo de que el equipo gubernamental vuelva a sus actividades, a cumplir responsabilidades y entregar el tiempo que queda de esta administración al servicio de la ciudadanía oaxaqueña. Estamos a escasos seis meses de que Murat Hinojosa concluya su quinto año de gobierno y en poco más se empezará a ventilar en serio la sucesión. En la entidad se ha observado atonía, parálisis, falta de interés. Si bien el ejecutivo estatal le apuesta a los grandes proyectos carreteros y otros, hace falta en su gabinete –con sus contadas excepciones- mística de trabajo y responsabilidad.   

Atender desperfectos

Todo mundo sabe y no es un secreto, que en la actual administración municipal, a escasos seis meses de concluir su gestión, nada hay que reconocerle en materia de obras públicas. No hay una sola digna de reconocimiento. Hacemos de cuenta como ciudadanos que fue un trienio que pasó de noche en dicho rubro. En donde se realizaron obras menores fue en ciertos espacios urbanos, en donde había graves riesgos o eran de urgencia, como en la zona del Mercado de Abasto. Los programas de bacheo han sido insuficientes. Las calles lucen en el abandono. Es decir, se ignora a dónde han ido a parar nuestros impuestos. Hay asentamientos humanos y colonias en donde han sido las dependencias estatales, como el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (Sapao), quienes han suplido la ausencia del gobierno de la ciudad en materia de obras públicas.

Por ello resulta preocupante la serie de desperfectos, destrucción de la carpeta asfáltica, banquetas, jardineras, pasos de discapacitados, etc., que desde el inicio del año inició una empresa foránea en la Colonia Reforma, ubicada al norte de la ciudad. Amén de operar de manera arbitraria y vulnerar los derechos de los vecinos al romper el pavimento o cavar zanjas frente a los domicilios, impidiendo con ello la entrada y salida de los vehículos de las cocheras, ha causado daños materiales considerables, dado que en donde los trabajadores han metido cables, presuntamente de fibra óptica, se advierten los daños y más aún los que pueden ocasionar a futuro. Extrañamente, ni el ayuntamiento de la capital ni la empresa referida, han ofrecido disculpas por las obras, por los daños ocasionados o la promesa de que las cosas quedarán como antes.

A fines de diciembre de este año concluye la gestión del actual gobierno municipal quien, se presume, autorizó las obras en mención. La reparación de los daños, como se observa hoy en día, se ha hecho de manera superficial. Por ejemplo, hay todavía cruceros y calles en las que ni siquiera se han tapado las cepas abiertas. Los montones de tierra expuestos que se han dejado, siguen generando problemas y el riesgo de que colapsen la red de drenaje y alcantarillado, en esta temporada de lluvias. Sin embargo, las quejas de los vecinos y transeúntes, se han topado con un muro de silencio y complicidad. Atender los daños pues, parece será tarea del gobierno que llegue el primero de enero. Y esto es una omisión irresponsable.