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Editorial

Importante visita

 


En los últimos días y previa la jornada electoral del pasado seis de junio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, estuvo en el escenario internacional de la crítica. Quien abrió fuego fue el semanario, editado en el Reino Unido desde hace 178 años: The Economist, un medio consultado por estadistas y políticos de todo el mundo, quien calificó a nuestro primer mandatario como un “falso Mesías y peligro para la democracia”. Continuó en esa tesitura, el prestigioso diario francés Le Monde, cuyo corresponsal en México calificó la gestión de AMLO como un hiper-presidencialismo, haciendo referencia a una serie de hechos que lo presentan ante el mundo como un autócrata. Una tercera andanada la dio el diario alemán Die Welt, quien consideró que nuestro presidente ejerce un mesianismo, que es “incompatible con la democracia”. Y, finalmente, el diario norteamericano calificado de izquierda, The Nation, quien afirmó el fin de semana pasado, que López es “una decepción para el mundo y para México”. 

Son opiniones que no provienen de la llamada prensa fifí, ni de periodistas chayoteros, como los descalifica a diario en la homilía mañanera. Tampoco se trata de medios nacionales que según él son cómplices de la mafia del poder, del neoliberalismo o la corrupción. La cuestión es más simple: así nos ven en el exterior y así nos han visto los medios impresos más influyentes de los Estados Unidos. Por ello, reviste especial importancia la visita de la vicepresidenta de los Estados Unidos de América, Kamala Harris, nuestro principal vecino y socio comercial, cuyo gobierno no ve con buenos ojos el viraje que está dando su homólogo mexicano hacia una izquierda delirante, que culpa a todos de sus errores y, sobre todo, que está tomando políticas internas que ponen en riesgo la seguridad nacional del vecino, particularmente en ese repliegue a enfrentar a los cárteles de la droga. Porque el tema de la migración es sólo uno. México no puede seguir solapando el paso de los indocumentados que vienen de países de Centroamérica, con el rasero del perfil humanitario.

Hace unos días trascendió que estuvo en el país el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), cuya visita, obviamemte no es fortuita, a la vista de una política exterior errática, como la que ha emprendido el canciller Marcelo Ebrard, quien en uno de sus clásicos arranques descalificó al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro. Es decir, una política pendenciera, como los señalamientos de AMLO al gobierno de Estados Unidos de financiar a grupos como Mexicanos Primero contra la Corrupción, cuya respuesta del gobierno vecino fue, sencillamente demoledora.

Elecciones: La mala nota

No obstante, el llamado a la ciudadanía, candidatos, partidos políticos y militantes, por parte de las autoridades electorales, tanto del Instituto Nacional Electoral (INE), como del Instituto Estatal Electoral y de Participaciòn Ciudadana (IEEPCO), para llevar a cabo el pasado domingo, una jornada electoral pacífica y con civilidad, no faltaron los incidentes de fanáticos, porros y mercenarios que trabajaron por la paga y enrarecieron el clima electoral. No fueron pocos en la entidad. Ni bien habían abierto las casillas cuando un grupo de sujetos intentó quemar boletas y papelería electoral en Santa María Xadani, distrito de Juchitán. Ahí, desde hace tiempo, se vive una evidente polarización política. Por fortuna, la Guardia Nacional procedió a realizar algunas detenciones. 

Poco después de Lagunas, Oaxaca, en la misma región del Istmo, se reportó la incursión de un grupo armado que sometió prácticamente con armas de fuego, a los funcionarios de una casilla. El fenómeno se repitió en el Barrio de La Soledad. Antes de ello, las autoridades electorales reportaron el robo de boletas y otros, en algunas comunidades de Miahuatlán de Porfirio Díaz. Otro conato de violencia se presentó en la comunidad de Mixtequilla, Tehuantepec, con el robo de urnas, golpes y catorrazos, así como el escándalo que hizo el ex diputado federal, Rosendo Serrano Toledo en una de las casillas, en donde los funcionarios tuvieron que amenazar con llamar a la Policía Estatal. Sin omitir el caso de Laollaga, con un posible linchamiento. Se trata sólo de algunos incidentes que ensombrecieron la jornada cívica del pasado domingo y que forman la mala nota de algo que pudo haber sido un ejemplo de civilidad y tolerancia.

Sin embargo, también es importante reconocer el operativo de vigilancia que fue coordinado por el mismo ejecutivo estatal, la Secretaría de Seguridad Pública (SSPO), la Guardia Nacional y otras instituciones castrenses y policiales para dar certidumbre y seguridad tanto a votantes como a los responsables de casillas y urnas, es decir, funcionarios y representantes de partidos políticos. No hay que olvidar que éstas fueron, asimismo, una de las elecciones más vigiladas de los últimos tiempos. Y no fue para menos. A lo largo de las últimas semanas dimos cuenta de la cantidad de incidentes de violencia ocurridos en todo el país, además, de las presiones, amenazas e intimidación de los grupos criminales, empeñados en aprovechar la laxa política de seguridad nacional, para hacer de las suyas.