Absurda postura
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Opinión

Editorial

Absurda postura

 


La semana pasada se celebró la Cumbre de Líderes Mundiales sobre el Cambio Climático, a la que convocó el presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden. La convocatoria fue para escuchar la postura de cada Jefe de Estado y de Gobierno respecto a sus políticas públicas para hacer frente al desastre mundial que implica el deterioro ambiental, a que ha conllevado el uso de energías fósiles, carbón, combustóleo, la deforestación y la polución en los centros urbanos, entre muchos otros factores. Se trata de un asunto grave cuyos efectos están poniendo en riesgo la propia supervivencia de la especie humana. No obstante, lo anterior, el ex presidente Donald Trump siempre minimizó dicha situación. Es más, rompió con los Acuerdos de París sobre dicho tema. Sin embargo, tampoco el presidente Andrés Manuel López Obrador pareció entender el sentido de la convocatoria y exhibió en la referida cumbre, no sólo ignorancia en el tema, sino su obsesiva inclinación por todo aquello que en nada contribuye para hacer frente al cambio climático.

Durante los dos años y meses que lleva de gestión, los mexicanos hemos sido testigos de su tendencia a combatir verbal y jurídicamente, todo aquello que suene a energías limpias y renovables. La idea de López Obrador es que la generación de energía eléctrica siga dependiendo del carbón mineral y del petróleo, del que presumió en la citada cumbre, haber descubierto su gobierno ricos yacimientos. Esto es, nuestro presidente no estuvo a la altura de la discusión ni, mucho menos, aportó algo al tema ambiental motivo de la reunión virtual. Dejó entre los Jefes de Estado y de Gobierno la idea probada de que desconoce lo que el mundo vive en materia de deterioro del medio ambiente, del calentamiento global, del efecto invernadero, el deshielo de los glaciares y, sobre todo, lo que hoy se puede hacer para salvar a la humanidad.

Indolencia e ignorancia se conjuntaron para mostrar al mundo, a una persona investida de poder, que no repara en el mundo exterior, sino que, en su ensimismamiento, ha perdido el sentido de la realidad. Ello, por supuesto, dista mucho de la visión del estadista que, en su papel ante sus pares de otros países, busca lo mejor para el suyo. ¿Cómo podría salir en defensa del medio ambiente, de la generación de energías limpias y renovables, cuando en todos los foros nacionales las ha combatido, estigmatizado, vetado y hasta descalificado a los jueces que en su visión de la ley y de los compromisos internacionales que ha suscrito México, han emitido sentencias que exhiben la ignorancia presidencial?

Atención a conflictos agrarios

Según las autoridades estatales hay cerca de 300 conflictos agrarios activos en la entidad, el 10% de ellos son de cuidado, en virtud de la violencia que se ha incubado en los protagonistas. Muchos de ellos, desde hace algunos años se han querido superar utilizando los buenos oficios del gobierno estatal y el diálogo que ha mantenido el gobernador Alejandro Murat. Salir en la foto dándose la mano; darse un abrazo y tener como testigo al mandatario estatal ha sido, lo hemos dicho, un acto ficticio en tanto no se busque la conciliación agraria y se aplique la ley a quien ha segado la vida del vecino. La pérdida de vidas no se puede paliar, al menos para aquellos que pierden a sus padres, hijos o seres queridos, con una mesa de diálogo, sino con la simple y llana aplicación de la ley. Es una ficción pretender calmar los ánimos de los dolientes con una simple palmada en la espalda o con un apretón de manos.

Los hechos de sangre ocurridos recientemente en la Sierra Sur merecen no sólo la atención de las autoridades sino la persecución de las mismas sobre los autores materiales e intelectuales de los crímenes. Es reprobable pretender sentarlos  todos a la mesa de diálogo cuando hay sangre de por medio; cuando existen víctimas mortales que en asamblea comunitaria o en emboscada en paraje solitario, perdieron la vida. Eso debe terminarse y la única forma de hacerlo es procediendo penalmente en contra de los asesinos, consignarlos y que purguen sentencia como cualquier criminal del fuero común. ¿De dónde ha salido la idea de que con pláticas conciliatorias se puede resolver un homicidio? Está demostrado que la impunidad alienta más impunidad y que los crímenes sin castigo se convierten en encono, odio y deseo de venganza. Justamente por ello los conflictos agrarios en Oaxaca no han cesado, porque no se castiga conforme lo mandata la ley, a los instigadores y criminales.

Insistimos: los famosos acuerdos de paz; la faramalla de darse la mano y el abrazo entre autoridades de poblaciones que tienen siglos de librar conflictos, no es la panacea para curar todos nuestros males. Es necesario ir más a fondo. Encontrar el quid de los problemas, además de proceder penalmente en contra de aquellos que se han manchado las manos de sangre. Las mesas de diálogo deben ser el último recurso para conciliar, siempre que no haya delito grave, como el homicidio, que tiene que perseguirse de oficio. Los siete muertos recién registrados en la ranchería “El Guayabo”, de Sola de Vega, fueron ultimados por sujetos, a los que debe fincarles responsabilidades penales. Así de simple.