Desorden y demagogia
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Opinión

Editorial

Desorden y demagogia

 


Es necesario insistir en que deben ser las autoridades sanitarias del país, tanto a nivel federal como estatales, las que tengan la responsabilidad de la campaña de vacunación. Por muchas razones, son las instituciones que saben, conocen y tienen experiencia en el tema. Involucrar como hasta hoy, a la Secretaría de Bienestar y a los llamados “servidores de la Nación”, ha convertido a una acción que debería ser responsabilidad de una instancia de gobierno, en un completo de desgarriate de desorden, improvisación y poca ética. El pasado lunes, luego de anunciarse un día antes de que la vacuna para adultos mayores a los 60 años, se estaría aplicando en más de 40 municipios de los Valles Centrales, comunidades del distrito de Zimatlán, cuyos beneficiarios estuvieron todo el día a espera del biológico, jamás lo recibieron, razón por la que bloquearon la carretera y presionaron para que les fuera enviada.

Hace un par de semana ocurrió una acción similar en la Villa de Zaachila y antes en las agencias y colonias de la capital. Se trata, sin duda alguna, de un desafortunado experimento del gobierno federal, que ya se ha puesto en evidencia en medios de comunicación y redes sociales. De igual manera que otorgarle prioridad a la plaga ésa conocida como “servidores de la Nación”, por encima a lo que ha instruido el presidente de México. Debe existir un directorio o datos estadísticos respecto a la cantidad de personas que están en el supuesto de ser mayores de 60 años, pero tal parece que no existe. No hay que soslayar que también ha fallado aquella promesa de que una vez que se hiciera el registro ante la plataforma de vacunación, se habría de marcar telefónicamente a la persona y fijarle un horario para acudir al centro que le corresponde.

Pero nada ha funcionado. Se trata, al parecer, de seguirle vendiendo la idea al pueblo mexicano –y oaxaqueño en particular- que la vacuna es una gratuita concesión del gobierno de la 4T y del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y que tenemos que agradecerles salvarnos la vida. Pese a que el Instituto Nacional Electoral (INE), dispuso no utilizar la vacuna como pivote electoral, dicho partido la sigue usando y cualquier irregularidad, como se puso ver en los videos de quienes aplicaron sólo un piquete sin el líquido salvador a adultos mayores, ha sido descalificado desde el podio presidencial. 

La escalada contra el INE

Uno de los pilares de la democracia mexicana es, sin duda alguna, el Instituto Nacional Electoral –el INE-. Nació, sustituyendo al desaparecido Instituto Federal Electoral (IFE), que fue producto de una reforma para convertir al árbitro de los procesos electorales, en un órgano autónomo. A lo largo de 30 años de existencia, dicha institución se ha caracterizado –desde mi particular punto de vista- en un componente esencial de nuestra democracia participativa. Es decir, no es un simple membrete, sino que se rige por la Ley General de Procedimientos e Instituciones Electorales. Sin embargo, desde el inicio del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, los órganos autónomos –que son factor de equilibrio a los poderes establecidos- han estado en la mira. Particularmente el INE. Se ha convertido, igual que los medios de comunicación y los periodistas, en depositarios cotidianos de denuestos y descalificaciones, no sólo desde el podio mañanero, sino de actores como el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado que habla de “exterminar” al árbitro electoral o del cuestionado diputado, Gerardo Fernández Noroña, que ha pedido “destruir” al INE.

Burdas expresiones de aquellos que sólo repiten como loros las consignas de la cúpula. Se señala a los consejeros de ser depositarios de los gobiernos neoliberales y de servir a los adversarios de este gobierno. Por diatribas e injurias no paramos. Se ha acusado a los órganos autónomos como el ya citado INE, el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) o a Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), entre otros, como onerosos, burocratizados, etc. Hace algunas semanas nos enteramos de las descalificaciones de la Auditoría Superior de la Federación. Es decir, como en los tiempos más oscuros del país, la censura aflora. Los medios deben decir sólo lo que se quiere escuchar en la cúpula del poder. No hay derecho a disentir. Hay que mandar al diablo a las instituciones. Construir otras a modo. Como la agencia de Noticias del gobierno –Notimex- cuya directora fue señalada de violentar los derechos de sus compañeros periodistas, en el Informe del Departamento de Estado del gobierno estadounidense, sobre la vigencia de las garantías individuales en el mundo.

La campaña contra el INE es el inicio de un posible desmantelamiento de las instituciones que se han construido en México, en nuestro lento proceso democrático. En un discurso pronunciado en Oaxaca, el 7 de febrero de 1849, don Benito Juárez advertía. “¿Dejaremos que a la Nación se le arrebaten sus instituciones democráticas para someterlas a la dominación despótica de un hombre? No señores”. La tentación –por lo visto- sigue vigente.