Acotar feminicidios
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Editorial

Acotar feminicidios

 


Oaxaca ha mostrado en la última década un ascenso preocupante en torno a los feminicidios. La estadística de estos hechos delictivos contrasta con las acciones emprendidas por la Fiscalía General del Estado (FGEO), para dar con los responsables. Muy pocos presuntos criminales enfrentan hoy mismo, la acción de la ley. La mayoría han puesto tierra de por medi0 para evitarla. Ello no obsta para decir que existe de parte del gobierno de Alejandro Murat, un compromiso tácito para llevarlos ante la justicia. El ejecutivo estatal lo ha ratificado en discursos y mensajes o a través de acciones que evidencian interés por resarcir a las familias víctimas de feminicidio, a través de programas de apoyo. El martes 30 de marzo, en un evento, Murat afirmó: “seguiremos trabajando por la grandeza de las mujeres oaxaqueñas”, al participar en la presentación del programa “Por ellas, acciones para familias víctimas de feminicidio”, el cual atenderá de manera integral mediante seis componentes y 22 acciones a las víctimas indirectas de este delito y a sobrevivientes de tentativa de feminicidio.

En el acto estuvo presente, Fabiola Alanís Sámano, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), durante la puesta en marcha de este programa orientado por las madres, hermanas y hermanos de las mujeres que sufrieron feminicidio. La dependencia federal aportará 3.8 millones de pesos que serán utilizados para abatir el rezago de las carpetas de investigación del periodo 2017-2020, que atiende la Fiscalía General del Estado. Y otra parte de este recurso se destinará también a brindar atención jurídica y psicológica a las víctimas canalizadas al refugio “Casa de Medio Camino”.

Y es que uno de los factores que han permitido que muchos feminicidios sigan en la impunidad es, justamente, el pretexto de que la FGEO no cuenta con los recursos necesarios para ir por los presuntos criminales. Algunos de ellos se pasean impunemente en la entidad o han sido localizados, pero no se tienen los recursos ni para la investigación ni, mucho menos, para desplazar a los elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), a fin de que cumplan con su tarea. Es decir, lo económico ha sido un verdadero cuello de botella para abatir dicho ilícito, dando la idea ante la sociedad, de que no existe vocación o compromiso para acotarlo y castigarlo.

Otra vez, medios son culpables

La constante descalificación de los medios de comunicación, a quienes se acusa de ser enemigos del gobierno de la Cuarta Transformación, se ha convertido no sólo en una obsesión sino en una paranoia del presidente Andrés Manuel López Obrador. Paradójicamente, el pasado miércoles, parte de la sofocante conferencia de prensa llamada “mañanera”, el aludido desató una serie de denuestos al defender a la periodista Sanjuana Martínez, ex directora de la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex), quien fue señalada por el Departamento de Estado de la Unión Americana, de violentar los derechos humanos de sus colegas periodistas. De inmediato los juicios de valor y el maniqueísmo perverso de López Obrador, al considerar que los colegas afectados, “están financiados… la organización Artículo 19 –dijo- vive de empresas extranjeras y hasta por el Estado”. Y fue más allá: “toda la gente que tiene que ver con Artículo 19 es conservadora y tengo pruebas”.

La arremetida no paró ahí. Acusó a los medios de comunicación de destacar el número de muertos por la pandemia -60% por ciento más de lo que a menudo reconoce el gobierno federal, cifra ya admitida por éste- con el propósito insano de hacerle daño al gobierno. Según su sesgada visión, hay una crisis de credibilidad en los medios de comunicación, pues en el período neoliberal eran financiados por empresarios y hombres de negocios que pretenden que prevalezca el estatus quo de antes. Esta situación se ha convertido ya en el deporte favorito de AMLO, que lanza golpes hacia donde hay crítica; hacia aquellos que no comulgan con sus acciones de gobierno, con sus obsesiones, filias y fobias. Sólo basta al aplauso, como el que recibió aquel periodista que descubrió quiénes están en el programa Latinus, en donde participa Carlos Loret de Mola.

Preocupado por nimiedades, el presidente de México sigue adelante alimentando el encono, el odio entre los mexicanos y la confrontación. Su aversión hacia los medios de comunicación y periodistas que haciendo eco de su derecho a expresarse libremente, opinan lo que no le parece, es motivo para utilizar el podio del antiguo espacio de la Tesorería para arremeter sin más. Sus ataques sistemáticos aún de la prensa extranjera y de gobiernos amigos, como el de Estados Unidos, le ocasionará al país, de ello no hay duda, serios descalabros. Lamentablemente, lejos de atenuar las cosas, sus asesores, sus ideólogos, siguen echando leña al fogón.