La crisis continúa
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Editorial

La crisis continúa

 


Con el temor de una tercera ola de contagios por Covid-19, que ha obligado a países europeos como Italia, Francia y Alemania a decretar un nuevo confinamiento, ha iniciado en nuestro estado el período vacacional de primavera, para los diversos niveles educativos. No es un secreto que en los mismos se ha observado un alto nivel de deserción, habida cuenta de que no todos (as) los estudiantes se han adaptado a las clases virtuales y éstas, han ocasionado una serie de males, desde problemas emocionales hasta severos conflictos psicológicos. La pandemia ha traído, además, una crisis económica como nunca la hemos vivido. Así, mientras algunos prestadores de servicios al turismo festinan la llegada de la Semana Santa en donde piensan resarcirse un poco de sus problemas económicos, en algunos sitios de recreo como playas o balnearios naturales, las autoridades municipales siguen decretando cierres ante el temor de aglomeraciones y más contagios.

En el pasado fin de semana largo, al menos en la capital oaxaqueña, el promedio de ocupación en hoteles no llegó ni al 50%. Las quejas por esta mala temporada no terminan. Las restricciones están a la vuelta de la esquina, frente a prestadores de servicios que ya no pueden más y muchos han tenido que cerrar ante la falta de recursos para seguir manteniendo abierto su negocio. Lo único que ha crecido de manera brutal en este año de pandemia, ha sido el comercio en la vía pública, al observarse un crecimiento anormal de puestos en las principales calles del Centro Histórico. Esperamos que no salgan las autoridades que habrá cierre de zonas arqueológicas, porque entonces sí el golpe al turismo será más demoledor.

Hace poco más de una semana, el gobernador Alejandro Murat invitó a la ciudadanía a no salir de casa este período vacacional, ante el crecimiento de los contagios que, pese a la campaña de vacunación, no cede. Sin embargo, el encierro y lo que el mismo conlleva, como decimos líneas arriba, han generado severos problemas en la salud mental de padres e hijos. La falta de convivencia entre niños y jóvenes sigue generando serios desafíos a la educación pública. La adaptación al nuevo esquema no ha sido algo simple. También aquellos que están en la soledad de sus cuartos, salas o comedores durante horas, frente a la computadora, libran luchas contra el aburrimiento y el estrés.

Urgen proyectos hidráulicos

La sociedad oaxaqueña en general, no sólo quienes viven en zonas marginadas de la capital, padecen los estragos brutales de la sequía y el racionamiento de agua potable. Durante los últimos años del gobierno estatal anterior, dicha crisis se pudo paliar con nuevos proyectos hidráulicos y la ampliación de las redes de suministro. Sin embargo, hoy la suspensión del servicio por una semana, dos o más, vuelve a sacar a flote la urgencia de que el gobierno de Alejandro Murat ponga en marcha nuevos proyectos, que permitan atender con eficiencia, la necesidad cada vez más creciente del vital líquido. Seguimos dependiendo de los pozos profundos que se han abierto a lo largo de los últimos años y del suministro que nos llega de poblaciones de los Valles Centrales como San Agustín, Etla, con un flujo cada vez menor.

En su momento generó grandes expectativas aquel proyecto hidráulico conocido como “Paso Ancho”, que abortó por la falta de financiamiento de la Federación, además de la cerrazón de pobladores de rancherías de Sola de Vega o San Vicente Coatlán, dedicados al cultivo de estupefacientes, cuya defensa se lleva a cabo a sangre y fuego. Uno de los factores por los cuales no caminó fue haber creado un proyecto sin los estudios correspondientes de impacto ambiental, además, por supuesto, de los ancestrales problemas limítrofes que han llevado a decenas de comunidades de dicha zona a velar armas y asesinar a mansalva a sus vecinos. Ajustes de cuentas y asesinatos que sólo han regado con sangre terrenos secos y eriales improductivos, pero que, para la gente con gran arraigo en su tierra, representa parte de su identidad originaria. 

El racionamiento de agua en esta temporada de sequía, de una forma brutal, pone sobre la mesa de discusión el soslayo con que los gobiernos anteriores y éste han tenido respecto. La falta de campañas de concientización social, la ausencia de proyectos de desarrollo urbano que impidan la anarquía en la construcción de vivienda con los problemas que conlleva la explotación irracional de los mantos freáticos, pero, sobre todo, la apatía para atender este rubro tan importante para la propia vida de la sociedad: el suministro del vital líquido, como una prioridad antes de que cualquier otra obra relevante. Aún es tiempo de que se puedan llevar a cabo algún proyecto hidráulico que evite esta pobreza de agua que llevamos arrastrando durante años y que, de no aplicar un paliativo, puede derivar en problemas mayores en un futuro cercano.