Ciudad caótica
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Editorial

Ciudad caótica

 


De una cosa podemos estar ciertos: la administración del gobierno municipal que preside Oswaldo García Jarquín, no ha tenido como prioridad la atención de rubros prioritarios que reclama la ciudadanía capitalina. Un ejemplo es el sistema de semaforización, que se ha colapsado en diversos puntos de la capital desde hace un año o poco menos, sin que él mismo haya sido atendido. Hay cruceros en los cuales el semáforo de plano ya no sirve y se ha dejado al arbitrio del tiempo, sin que ningún concejal lo proponga en reuniones de Cabildo, mucho menos que alguna área del ayuntamiento se dé a la tarea de corregirlo o repararlo. Prevalece pues, una total abulia. Tenemos encima los festejos religiosos de la Semana Santa y si bien no se espera una afluencia de visitantes del país y el extranjero, como en años anteriores a 2020, ello no implica que no los habrá, al menos en un 50 por ciento. La mala imagen, la visión de abandono de nuestra capital, con certeza será una pésima carta de recomendación de los visitantes.

A ello hay que agregar la realización de obras, como las del llamado CityBus, en el Periférico, que convierte a la zona cercana al Mercado de Abasto o la Central Camioneta de Segunda Clase en un infierno vial, ya de por sí afectada por el intenso tráfico de taxis foráneos. Es notorio y visible que durante los dos años y meses que lleva este gobierno municipal, salvo cuestiones menores no existen obras que puedan ser calificadas como relevantes. La ciudad de Oaxaca de Juárez sigue igual o peor que como surgió de trienios anteriores. Uno de los argumentos es la falta de recursos para las mismas, una torpe justificación que esgrimen solamente los atolondrados, habida cuenta de que existen los mecanismos de una buena administración para realizar al menos una o dos obras, que tengan el sello del actual gobierno local.

No basta ser un observador avezado para darse cuenta del abandono citadino, que puede constatarse en las jardineras secas en algunos camellones o las palmeras derribadas, sin que hayan sido sustituidas por algunas otras especies. Por el contrario, la depredación de la flora existente en la ciudad sigue viento en popa, sin que la autoridad municipal repare en ello. Hace falta pues, vocación de servicio, de amor por nuestra ciudad, de proteger y salvaguardar de los males que acechan a nuestra capital. No se trata de un artificio, sino de un deber cívico.

FGEO: La agenda pendiente

Si bien es cierto que la procuración de justicia en los últimos tiempos se atendió con profesionalismo y sin etiqueta política alguna, hay temas que el nuevo titular debe atender para sentar un precedente en contra de la impunidad que prohíja la falta de investigación, aprehensión y consignación de los presuntos responsables de diversos ilícitos. En lo que va de la presente administración estatal, el catálogo de feminicidios es impresionante. Muchos de esos crímenes aberrantes no se han esclarecido, al igual que la desaparición de decenas de mujeres jóvenes, cuyos familiares han hecho marchas de protesta y tocado puertas sin que las autoridades hayan atendido sus casos. Uno de los temas más delicados es el asesinato de tres personas en Juchitán de Zaragoza: la ex candidata a concejal, Pamela Terán, la periodista María del Sol Cruz Jarquín y el primo y ayudante de la primera, Adelfo Guerra. La compañera Soledad Jarquín Edgar ha peregrinado exigiendo justicia sin que a la fecha este crimen haya sido esclarecido y los responsables sean castigados.

El nuevo titular de la Fiscalía General del Estado (FGEO), tiene asimismo el durísimo paquete que implicó para el sistema de justicia local, el atentado que sufrió la joven María Elena Ríos, la saxofonista que fuera agredida por esbirros al servicio del ex diputado Juan Antonio Vera Carrizales, situación que le desfiguró el rostro y le dañó parte del cuerpo. La institución ha detenido a dos presuntos autores materiales, en tanto que el presunto autor intelectual se entregó de manera voluntaria ante la Secretaría de Seguridad Pública. Sin embargo, para los analistas del sistema de procuración y administración de justicia, pareciera haber complicidades para proteger al último. 

Otro capítulo preocupante, es el asesinato de 15 personas en la comunidad de Huazantlán del Río, municipio de San Mateo del Mar, del que haremos una reseña minuciosa en estos días. Los hechos ocurrieron en 21 de junio de 2020, sin que a la fecha la ciudadanía haya tenido una explicación de estos hechos, mucho menos, que los autores intelectuales y materiales hayan sido puestos a disposición del juez competente. A ello hay que sumar una serie de ilícitos que ponen en entredicho, cada vez más, la anquilosada consigna de que Oaxaca es una de las entidades más seguras del país. Por supuesto que no lo es.