Necesaria catalogación
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Opinión

Editorial

Necesaria catalogación

 


Desde los años cincuenta del Siglo XX, la Ciudad de Oaxaca fue catalogada como sitio de monumentos históricos. La ley respectiva para la protección del patrimonio cultural fue aprobada décadas más tarde. Lo cierto es que, leyes más o leyes menos, existe la evidencia de que, como sitio depositario de monumentos, verdaderas joyas de la arquitectura novohispana, nuestra capital debería contar con mayor vigilancia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y aplicar el reglamento respectivo sin distinciones ni favoritismo. En las redes sociales se han publicado fotografías y videos de una obra que se ubica en el Andador Macedonio Alcalá, en donde la fachada y la esencia histórica de la casa en cuestión, han desaparecido, al añadirle elementos modernos que nada tienen que ver con la arquitectura original. Pese a la crítica y a la suspensión de la citada obra, los trabajos –se comenta- continúan.

Ayer mencionamos sobre la urgencia de catalogar nuestro rico patrimonio histórico. En el casco de la capital hay cientos de casonas que ya cuentan con su placa relativa a “inmueble catalogado”. Hay muchas más que tal vez lo deban tener, pero no cuentan con la misma. En el interior del estado hay, asimismo, casonas y verdaderas obras de arquitectura de los Siglos XVII, XVIII y XIX. Hay que ver por ejemplo en Tehuantepec, el chalet de Juana Catalina Romero o construcciones históricas en Tlaxiaco, con ventanas y rejas de hierro fundido. Las hay en Ocotlán, Ejutla, Miahuatlán, Jamiltepec y otras cabeceras de distrito. Ello sin contar con centenas de templos católicos que cuentan –como lo dijimos apenas ayer- con retablos bellísimos y pinturas de artistas reconocidos, maestros del arte pictórico colonial, como Miguel Cabrera, Baltasar de Echave y otros.

En los Valles Centrales y la Sierra hay verdaderas joyas que desconocemos si se encuentran catalogadas por el INAH. Portones, bancas, nichos, etc., que son huellas del pasado que no debemos perder, sino recuperar. Un ejemplo son los Ozolotepec, afectados por el sismo del 23 de junio de 2020. El fenómeno descubrió que en San Juan Ozolotepec se encontraba la Catedral de la Sierra Sur, una iglesia antigua, edificada por las órdenes religiosas que trajeron los colonizadores españoles y, no obstante haberse construido de adobe y madera, representa una joya histórica que debemos preservar.  

La eterna victimización

Está demostrado que la victimización se ha convertido en un arma letal para los grupos y organizaciones parasitarias del gobierno. Es decir, tener una víctima en sus filas, así no haya sido por su pertenencia ideológica o postura política, permite tener una bandera permanente para chantajear y abrir a patadas las puertas de las dependencias públicas. Los ejemplos más claros son aquellos que murieron en el movimiento político-social del 2006. Maestros y detractores del gobierno mencionan a “sus víctimas”, no aquellos que ellos mismos prohijaron. Así, cada 14 de junio, aniversario del fallido desalojo, sólo mencionan a aquellos que consideran héroes de su movimiento, pero no quienes fueron asesinados por células radicales de la Sección 22 o padres de familia degollados en las barricadas. 

El caso reciente lo tenemos con el asesinato del dirigente regional del Frente Popular Revolucionario (FPR), en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Tomás José Martínez Pinacho. El dirigente fue asesinado en la comunidad de Ánimas Trujano, cercana a la capital oaxaqueña, cuando se dirigía, presuntamente a su tierra natal, en un alto que realizó para cenar. El evento mortal coincidió con una marcha masiva de dicha organización, caracterizada como violenta, en la capital. Luego de saberse el hecho criminal, grupos radicales hicieron destrozos y alentaron disturbios, sin saber a ciencia cierta las causas del homicidio, sin embargo, volvió aparecer la vieja cantaleta de: “el responsable fue el Estado”.

Hace al menos un par de meses, la Fiscalía General del Estado procedió a la aprehensión y vinculación a proceso de uno de los presuntos autores materiales, que resultó ser un verdadero delincuente avecindado en Miahuatlán, originario de Tamaulipas, con un negro historial de secuestros, robos y asesinatos. Luego de conocerse la noticia, los manejadores del FPR afirmaron no sentirse satisfechos, pues lo que ellos pretenden es que se detenga a los autores intelectuales. Es decir, nada les parece. El pasado lunes 15 de marzo, la FGEO anunció la detención de un segundo presunto implicado, al día siguiente la citada organización beligerante y chantajista, volvió a la carga. Obvio: los primeros interesados en que no se esclarezca el crimen son los dirigentes, pues ello les quita la bandera que siempre enarbolan para chantajear al gobierno. Si mantienen a la víctima como móvil de una eterna protesta, pueden maniobrar para obtener buenos dividendos.

 

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