A un año de contingencia
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

A un año de contingencia

 


El mundo, México y Oaxaca, por supuesto, han vivido durante un año, una de las crisis sanitarias nunca vista por las generaciones actuales. Algunas personas mayores a los 60 años cuentan haber recibido de sus padres o abuelos, reseñas verbales de tiempos aciagos de males y enfermedades, como la peste bubónica o el cólera morbus, que devastó a países enteros. Lo más cercano que tuvimos en México fue la epidemia de la influenza española que, según datos de historiadores, dejó un saldo de al menos 300 mil muertos en el país. Es decir, 100 mil personas más de lo que lleva la pandemia de Covid-19 o SARS-Cov2, que hemos padecido durante un año. Todo nos parecía lejano, dado que en los últimos tiempos la tecnología ha tenido avances espectaculares. Pero no fue así. El descubrimiento y ensayos de las vacunas que hoy se aplican en el mundo y en el país, dejó tras de sí un saldo mortal grave.

Los alumnos de los diversos niveles educativos dejaron desde hace doce meses las aulas, para habituarse a marchas forzadas a un nuevo estilo de enseñanza-aprendizaje, a través de plataformas digitales que han despersonalizado la educación tradicional. Muchos han desertado, sobre todo de nivel medio superior y superior. Otros no tuvieron a mano el instrumento necesario para poder continuar con sus clases y desistieron. La soledad de la sala de su casa, su recámara o cuarto de trabajo, no es lo mismo que convivir con sus compañeros (as). No ha sido un camino fácil. Los padres de familia que de manera tradicional delegaban la responsabilidad a la institución en donde sus hijos han tomado clases, son ahora una parte importante del proceso. Tuvieron que asumir un papel más determinante. Las clases presenciales serán hasta que Oaxaca esté en el semáforo epidemiológico verde. 

La campaña de vacunación, con todos sus claroscuros, es la única luz que se atisba al final del túnel. Que llegue a conformar el efecto rebaño y los contagios y muertes cedan. Sin embargo, por la lentitud con la que avanza creemos que esta contingencia podría prolongarse algunos meses más. De los coletazos económicos que habremos de padecer ya estamos viendo sus primeros efectos: los elevados costos de la gasolina y de la energía eléctrica, con la que los mexicanos estamos pagando los platos rotos de una política energética errática del gobierno federal, se agrega a la crisis sanitaria que hemos padecido.

Un exhorto justo

Si bien es cierto que poco, muy poco, tenemos como ciudadanos que reconocerle a nuestra flamante LXIV Legislatura del Estado, habida cuenta de la aprobación de leyes fallidas como la conocida como “Ley Chatarra”, que a meses de haberse aprobado ha demostrado su inviabilidad o aquella que prohíbe la venta y comercialización de líquido en envases de plástico o unicel, hay algunos esbozos de cordura que vale la pena valorar. Nos referimos al exhorto de “urgente y obvia resolución” que aprobó la semana pasada, luego del desastre que propició la delegación de Bienestar con la campaña de vacunación para adultos mayores de 60 años. La mayoría de los legisladores (as) se pronunció porque la Secretaría de Salud federal y su contraparte estatal sean las que coordinen dicha campaña.

A lo largo de la historia contemporánea del país, el Sector Salud ha llevado a cabo centenas de campañas, con un estricto rigor metodológico indiscutible. Desde los años sesentas con las jornadas de fumigación en contra del paludismo, la oncocercosis y la lepra; las relativas a la protección de niños de la poliomielitis, sarampión, tosferina, rubéola y otras, hasta las de hepatitis, dengue, influenza, etc., hay una experiencia probada de éxito. ¿De dónde sacó el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, que una dependencia dedicada a los programas sociales y a mantener la política clientelar del actual régimen, podría llevar a cabo semejante tarea? Es evidente que estaría destinada al fracaso, como ocurrió la semana pasada, de lo que ya hemos comentado.

Es importante pues, ponderar el llamado de nuestros representantes populares para que el gobierno federal, quien ha metido en un brete a una de sus dependencias, rediseñe la estrategia de vacunación y todo aquello que competa al Sector Salud y tenga que ver con la salvaguarda de la vida de los mexicanos. Es posible que el presidente López Obrador lo eche en saco roto. Lo importante es sentar un precedente de que las cosas no han caminado bien, justamente porque existe un traslape de competencias y qué áreas que nada tienen que ver con el tema, asuman ex officio una responsabilidad que no les compete. Es el caso, por ejemplo, de que la Cancillería sea la responsable de buscar mercados para importar las diversas vacunas que se han producido para la Covid-19. Nada que ver. Su función es otra, muy diferente. Esta confusión está generando serios problemas a la actual administración.