Regreso sin gloria
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Editorial

Regreso sin gloria

 


Desde el pasado jueves, el gobernador Alejandro Murat alertó a los oaxaqueños que, ante el repunte de contagios y hospitalizaciones por Covid-19, la entidad retornaría a semáforo epidemiológico naranja. Esto, a dos semanas de que las autoridades sanitarias del gobierno federal, nos hubieran ubicado en semáforo amarillo. De nueva cuenta, el ejecutivo estatal volvió a insistir en la urgencia de que todos nos apliquemos con responsabilidad las medidas sanitarias para evitar que el mal siga progresando y causando más muertes. El viernes pasado mencionamos, justamente, que hay una gran ignorancia y apatía por parte de sectores importantes de la sociedad, para aplicarse dichas medidas y que la movilidad continuaba como antes. No le hace falta razón a las autoridades cuando señalan que aquella normalidad de antaño, del abrazo, el beso y el saludo de mano, ya es responsabilidad de cada quien, pues los contagios siguen al alza y no se ve para cuándo bajen.

No está por demás insistir en que desconocemos cuál es la metodología de las autoridades sanitarias federales para ubicarnos en un determinado semáforo y después regresarnos al anterior, aunque afirman ahí que cada gobierno estatal es responsable. Curiosamente cada que presuntamente mejoramos en cuestiones de la pandemia y se nos ubica en amarillo, ese mismo día se elevan contagios y decesos. ¿No sería mejor dejarnos hoy mismo en naranja hasta la fecha en que haya una mejora efectiva y no estar en este juego macabro de ping pong? Y es que nada contribuye a que mejoremos pues con la confianza en que estamos en amarillo la gente se vuelca a las calles y se incrementa la movilidad. Miles y miles en las calles, en los mercados, en los parques y el zócalo, sólo ha coadyuvado a incrementar la crisis sanitaria en la que vivimos y no a mejorar.

Siempre hemos insistido en que los llamados a aplicarse las medidas de prevención son insuficientes, sino que hay que acompañarlos de medidas severas de autoridad. Por ejemplo, mientras se adoptan medidas presuntamente para evitar contagios, el ayuntamiento de la capital autoriza permisos para que operen hasta la madrugada bares y antros, en los que medidas como sana distancia y el uso del cubre-bocas no se aplican. Vecinos de antros que operan en la Colonia Reforma y San Felipe del Agua se han cansado de enviar quejas. Nunca tienen éxito, pues este tipo de giros negros abiertos resultan ser más rentable para la autoridad municipal que atender la contingencia sanitaria que nos preocupa. 

Inseguridad: rubro soslayado

Los múltiples problemas que enfrenta el gobierno de la ciudad capital en estos tiempos: la demanda para el arreglo de calles y avenidas o la cuestionada venta de una propiedad en la zona conocida como “Lomas del Crestón”, ha mantenido ocupados al edil y otros funcionarios, de tal manera que hay prioridades que han pasado, así sencillamente, a un segundo plano. Es el caso de la inseguridad. Las redes sociales y medios impresos han cuestionado la superficialidad con la que este tema ha sido visto por las autoridades tanto estatales como municipales. Por ejemplo, hace poco más de una semana, las cámaras de video-vigilancia, no precisamente las que han instalado las autoridades sino de domicilios particulares, dieron cuenta de un asalto a mano armada en inmediaciones de la Panorámica de El Fortín. La víctima quedó en el piso después de ser despojada de sus pertenencias. Se trata del segundo caso en menos de una semana, en donde los delincuentes fueron video-grabados.

Un par de días antes, en el Mercado Zonal de la Colonia “Las Flores”, dos sujetos penetraron violentamente al mismo para atracar, a plena luz del día y con un mercado parcialmente lleno con clientes y vendedores, a una pareja de personas de la tercera edad, jubilados, a quienes despojaron de 18 mil pesos y otros objetos. Los delincuentes los amagaron con armas de fuego y amenazaron con dispararles, acertando sólo a darle un cachazo en la cabeza el señor. Lo anterior en jurisdicción del municipio de Santa Lucía del Camino. Se trata de dos hechos delictivos graves que, por fortuna, han sido detectados por las cámaras de seguridad. ¿Cuántos más ocurren en la zona del Mercado de Abasto o colonias que son refugios de delincuentes y están catalogadas como zonas de alta incidencia criminal, sin que sean denunciados o grabados?

El pretexto común para justificar la apatía oficial al respecto es que no hay recursos; que la fuerza de tarea es insuficiente para cubrir todo el espectro municipal, etc. Siempre habrá justificaciones para que las autoridades eludan sus responsabilidades. Hay estadísticas preocupantes en relación a homicidios dolosos, feminicidios, asaltos a mano armada y otros, que nos llevan a pensar que Oaxaca no es para nada, una entidad segura. Y la ciudad lo es menos. No es fortuito que abordemos el asunto de la inseguridad como un rubro que se ha soslayado y ahí continúa, sin una respuesta enérgica y eficaz, tanto del gobierno estatal como del municipal.