No politizar ayuda
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Editorial

No politizar ayuda

 


Las acciones de solidaridad que hemos visto en las últimas semanas, en torno a la pandemia de Covid-19, tanto en el país como en la entidad, hacen suponer que, en la desgracia, los mexicanos siempre han sido un ejemplo. Se vieron durante la emergencia que trajeron consigo los sismos de 1985; lo vimos en nuestra tragedia, durante los sismos que también azotaron la región del Istmo de Tehuantepec, el septiembre de 2017. La mano generosa, la acción solidaria y humanitaria, siempre ha estado presente. Miles de voluntarios se han volcado a la calle durante las tragedias que han enlutado al país. En Oaxaca las hemos recibido también. Y hoy mismo hay grupos y personas altruistas que no han cesado en su empeño por dar a los desempleados, personas en situación de calle y grupos vulnerables, la comida o la despensa; la cobija o la ropa, cuando el frío ha arreciado. Los médicos y enfermeras, quienes están en la línea de batalla, también han sido receptores de esas acciones solidarias. 

Obviamente, se trata de muchas personas que no buscan ni los reflectores mediáticos ni, mucho menos, el reconocimiento social o político. Y eso es lo más loable. Sin embargo, los hay, asimismo –y hemos abordado del tema- que esta fase letal de la pandemia, la de mayor peligro o el sismo, buscan por doquier la rentabilidad política, como es el caso del diputado Benjamín Robles Montoya. En este espacio hemos comentado de quienes han hecho de la emergencia el caldo de cultivo para sus ambiciones personales o de grupo. No estamos errados al afirmar que alfiles del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) o el PT, han estado en esa tesitura. Los hay asimismo en la actual administración gubernamental que buscan, a través de las despensas o los apoyos, algo más que su satisfacción personal o altruista. Esperamos que no ocurra lo mismo con los damnificados del sismo del pasado 23 de junio.

Politizar la ayuda es pues, una especie abominable. Estamos convencidos de que la mano que aporta hoy algo a los grupos más necesitados, en tanto lo haga por un afán de solidaridad e incluso en el anonimato, tendrá un mayor mérito, aunque pocos o nadie se lo reconozca. Tendrá la satisfacción del deber solidario cumplido. Pero si lo hacen con el afán del aplauso, de tener encima a los medios, para que validen y den cuenta en sus espacios de tan noble labor humanística o solidaria, esperando con ello haber ganado prosélitos o futuros votantes, más tarde que temprano tendrán el repudio, incluso de aquellos a quienes dirigen sus baterías de ese apoyo ficticio y condicionado.  

Dengue, amenaza en puerta

Sin duda alguna, la pandemia de Covid-19 es una prioridad nacional que el Sector Salud ha privilegiado por encima de todo. Si bien a nivel nacional –y estatal- como ya lo hemos dicho, los niveles de contagio y muerte no han cesado, nada tan lejos de la realidad como afirmó en su mañanera el presidente de México el viernes 26, que la pandemia ya se había “aplanado”. Por supuesto que no. Tampoco a nadie convenció la declaración del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell que, con más de 25 mil muertes en el país, el fin de semana pasado, “vamos bien”. Sorprende que se abuse de manera tan ruin de la buena fe de los mexicanos y no se acepte el fracaso de la estrategia federal para contener este mal terrible que, de no tomarse las providencias necesarias, podría repuntar en aquellos estados a los que ya se les ubica en semáforo naranja o amarillo.

En Oaxaca no la hemos pasado mejor. Pese a ello, una nueva amenaza se cierne sobre los oaxaqueños y es la temporada de lluvias que exacerba la proliferación del mosco aedes aegypt factor del dengue y dengue hemorrágico. Se han detectado hoy en día poco más de mil casos de la enfermedad a la que, como decimos al principio, no se la ha dado importancia debida pese a su letalidad. Yes que, es la hora en que no se difunden medidas de prevención o labores de fumigación para evitar la reproducción del mosco con su consecuente carga mortal. Es importante subrayar que tal parece que dicho mal en la actual administración es un mal menor, pues no se le ha concedido la importancia debida. Uno de los ejes de ese soslayo han sido las nulas campañas de prevención o la de nebulización en calles y avenidas, como ha sido común en años anteriores.

Sería injusto no reconocer la labor que han desempeñado los organismos que forman parte de los Servicios de Salud en el estado (SSO), en donde médicos, enfermeras y sector de servicios, al igual que los de otras instituciones como el IMSS o el ISSSTE, se han jugado la vida al estar en primera línea en contra de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, también hay que reconocer que ello ha descuidado la atención de otros males y a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas u otros males como cáncer o VIH. Y el dengue u otros males como el chikungunya o sika, enfermedades producidas por vectores son deben ser echadas en saco roto. Son también motivo de decesos y grandes consecuencias. 


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