Efectos del doble discurso
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Efectos del doble discurso

 


Organismos civiles de derechos humanos, académicos y críticos al gobierno de la Cuarta Transformación, se han sorprendido de las decisiones disparatadas que ha tomado el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, mientras el país se debate entre los contagios y la muerte de miles de personas, en esta emergencia sanitaria. No ha sido poco lo que se ha difundido en las redes sociales respecto a lo que algún día dijo AMLO y sus personeros y la conducta contradictoria que ha asumido ya investido del poder que le concedió el voto popular. Una y otra vez, durante los gobiernos de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018), criticó con insistencia, la permanencia del Ejército Mexicano en tareas de seguridad, pese a que el argumento de la sociedad afectada por la inseguridad, siempre compartía que, gracias a ello, había en el país al menos una seguridad relativa. El eslogan, “el Ejército a los cuarteles”, se convirtió en consigna de campaña política.

Es evidente que, con el decreto publicado hace unos días, en el cual se asignan a las Fuerzas Armadas: Ejército Mexicano y Marina Armada de México, tareas específicas de seguridad en las calles del país, que hace presumir el fracaso de la Guardia Nacional, el ejecutivo federal se contradice, dejando de manifiesto que siempre ha manejado un doble discurso. Si bien es cierto –como hemos dicho antes- han sido las fuerzas castrenses quienes han contribuido a acotar a la delincuencia organizada y común, el pueblo mexicano ha mostrado su preocupación por diversas señales: la militarización del país, ante la omnipresencia de las fuerzas castrenses en tareas de salud, construcción y ahora, de seguridad. La pregunta es: ¿hacia dónde exactamente se dirige el país, con un gobierno que sigue polarizando a la sociedad, con un ejecutivo empecinado en hacer sólo su voluntad y enfrentado con los sectores empresariales, los organismos internacionales y la prensa?

Los escenarios en materia económica que se avecinan no pueden paliarse con el argumento infantil de: “ahorren, para que tengan”. Mucho menos con la persecución fiscal o apostarle a una industria, el petróleo, cuyo precio está hoy por los suelos, para sacar al país adelante. Menos con los risibles paquetes económicos con los que se pretender forjar un nuevo capítulo a la política clientelar del actual régimen. Lo preocupante es ese doble discurso que un día arremete contra los médicos, y al día siguiente ofrece disculpas.

Delincuencia desatada

Una revisión diaria o semanal de la Sección Policíaca de este diario, dará cuenta de que en plena Fase 3 de la pandemia de Covid-19, la de mayor letalidad y con cifras preocupantes en la entidad, sigue destacando el mapa criminal de Oaxaca. Ejecuciones, homicidios dolosos, feminicidios, asaltos carreteros y otros. Este último ilícito se ha exacerbado, justamente porque las corporaciones han soslayado la vigilancia en carreteras. Las denuncias de comerciantes de algunas ciudades o comunidades de la Mixteca oaxaqueña como Huajuapan de León, Juxtlahuaca o Tlaxiaco, se hicieron cotidianas el año pasado. En el tramo Tehuacán a la caseta de Huitzo se cometían atracos a granel a camiones de mercancías, de electro-domésticos, refrescos, cerveza, material de construcción, etc., por parte de bandas delictivas muy bien organizadas y hasta protegidas por ciertas corporaciones. Hay que recordar que, durante un operativo para desmantelar algunas células de ladrones, se detuvo a un elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), con vehículo y arma de cargo. Nada nuevo desde luego, la complicidad entre policías y ladrones.

El lunes pasado, luego de una presunta denuncia anónima, fueron detenidos en flagrancia, al menos diez delincuentes, liderados por Hugo G. O., dirigente de un partido político local y porro de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), donde vendía espacios a estudiantes de nuevo ingreso, justo cuando descargaban un tracto-camión de mercancías, que había sido robado en un asalto entre la caseta de Huitzo y el entronque de la carretera federal 190. Es decir, la delincuencia opera a sólo unos kilómetros de la capital y a menor distancia de donde se ubica la Comandancia de la Policía Federal de Caminos. El operativo, en el que participó la Fiscalía General del Estado, la AEI y la Guardia Nacional, se llevó a cabo en San Lorenzo Cacaotepec, distrito de Etla.

Como ya hemos dicho en ocasiones anteriores, mientras los tres órdenes de gobierno buscan a toda costa contribuir a que la sociedad aplique los protocolos sanitarios para salvar su vida de esta pandemia mortal, la delincuencia no descansa. Hemos tenido semanas en verdad sangrientas, con ejecuciones diarias, como las que siguieron a la Semana Santa, con un registro de hasta 15 ilícitos. Pero las acciones delictivas se han diversificado con los asaltos carreteros, los robos a tiendas de conveniencia y otros.