Llamado a la unidad
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Editorial

Llamado a la unidad

 


La contingencia sanitaria por la pandemia del coronavirus o COVID-19, ha exacerbado las diferencias y contradicciones entre el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, no sólo con las cúpulas empresariales sino, asimismo, con los estados de la Unión. En los últimos días hemos se advertido que se asoman en el país, barruntos de secesión; amenazas de ruptura del Pacto Fiscal Federal y hasta brotes de separatismo. Es posible que sólo sean amenazas. Pero ahí están. Y ello tiene una explicación. El acoso del Sistema de Administración Tributaria (Sat), en momentos cruciales del país, cuando se asoma una crisis económica de dimensiones inestimables aún, ha sido visto por los sectores productivos como un absurdo, como lo es también, la torpeza con la que se ha conducido la política económica y la terquedad en proyectos que, de sí, han sido considerados no prioritarios, ha roto la precaria unidad del país. 

No es fácil contradecir a aquellos gobernadores que asumen que las prioridades nacionales han desaparecido, para dar lugar a ciertos beneficios a unos y soslayo para otros estados. O la vieja discusión de que los que generan mayores impuestos, son los más castigados, para beneficiar a los más pobres. Al menos así lo interpretan, pues en la realidad, como ya hemos comentado en este espacio editorial, la llegada de AMLO a la presidencia y sus cerca de 15 visitas a Oaxaca, no se han traducido en mayores apoyos al estado. Por todo lo anterior, Oaxaca ha estado en la mira de mensajes jocosos y burlones en las redes sociales, que nos ubican como ciudadanos improductivos y flojos; conflictivos e irresponsables, incapaces de generar riqueza, sino parásitos que vivimos de los demás. La mayoría proviene de personas de estados del norte del país. Dichos mensajes –hay que decirlo- han provocado la ira silenciosa de miles de oaxaqueños. 

Vale la pena destacar que el lunes 13 de abril, el gobernador Alejandro Murat dirigió un mensaje en medios locales y nacionales, haciendo un llamado a la unidad y solidaridad en el país, en el que pide dejar atrás las fijaciones ideológicas y filiaciones partidistas y dar prioridad a la vida de los y las mexicanas, en estos tiempos difíciles. Se asume respetuoso de las decisiones de sus homólogos de otros estados, pero hace votos a no perder de vista que la salud en lo más importante. Pide diferir la discusión sobre el tema económico para después de superar la crisis que en sí representa la pandemia. 

Hospitales habilitados

Una buena noticia corrió esta semana: el Hospital Rural de Tlaxiaco, en el cual se invirtieron más de 400 millones de pesos, el mismo que fue inaugurado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado primero de abril, está ya listo para atender los casos de la emergencia que hoy nos preocupa. Asimismo, el Hospital de la Mujer y el Niño Oaxaqueño, se encuentra ya debidamente avituallado para la citada contingencia sanitaria que estamos viviendo. En una situación similar está el Hospital General de Juchitán de Zaragoza que, desde 2017 no recibía atención alguna, razón por la que se encontraba prácticamente inhabilitado para este caso. Hay que recordar que fue el mismo Ejército Mexicano, sobre cuya responsabilidad ha recaído el manejo de los nosocomios citados, quien lo dio a conocer. 

En fin, así como en su momento criticamos que los cuatro centros hospitalarios ofrecidos por el gobernador Alejandro Murat para atender los casos de COVID-19, se encontraban imposibilitados para esa misión, tenemos que reconocer que se han puesto manos a la obra. Si bien es cierto que en un momento determinado pueden ser insuficientes, dado el desafortunado crecimiento en los contagios durante la Fase III, en su momento hemos ponderado la decisión gubernamental de habilitar espacios. Lo importante es que, a dichos espacios, al igual que a los hospitales ya habilitados que mencionamos en el primer párrafo, se les dote del personal médico especialista, enfermeras, afanadores y empleados, además del equipo y los insumos necesarios. De poco sirve tener sólo el cascarón de un nosocomio, sin los elementos requeridos para cumplir medianamente con la tarea que por naturaleza le compete.

Como lo hemos abordado en estos espacios editoriales, resulta una contradicción respecto a las medidas instrumentadas por los tres órdenes de gobierno, el hecho de que médicos y enfermeras estén en constante protesta y exigiendo material médico elemental y las autoridades simplemente se encojan de hombros. Sin duda es un aliciente para los oaxaqueños saber que, en caso de desafortunados contagios, hay hospitales habilitados para atenderlos. Sin embargo, insistimos, de seguir la carencia de equipo e insumos necesarios para una mejor atención, de nada sirve echar en estos momentos las campanas al vuelo. Medicinas, equipo médico, respiradores, especialistas, enfermeras y otros, forman una vertiente más en el sistema hospitalario.