AMH: Programa económico
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Editorial

AMH: Programa económico

 


En sentido contrario al autoelogio, informe trimestral y cerrazón que escuchamos hace unos días, durante el mensaje del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, totalmente decepcionante para los sectores productivos, el pasado martes el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, de cara al pueblo oaxaqueño, dio los pormenores del Programa de Incentivos y Apoyos para la Estabilidad Económica de Oaxaca, que comprende una inversión de mil 270 millones de pesos para superar la etapa de contingencia del Covid-19 y favorecer a las familias oaxaqueñas. Se trata –dijo él mismo- de un acto de responsabilidad, solidaridad, justicia y amor por Oaxaca. Subrayó que dichas medidas tienen como prioridad conservar la salud y la vida en medio de la pandemia de las y los oaxaqueños, quedándose en casa y segundo, para no sucumbir ante la crisis económica.

En su exposición, a través de los canales de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (Cortv), Murat sostuvo que las Secretarías de Finanzas, Economía y Turismo del Gobierno del Estado conducirán, bajo su estricta supervisión y control, un programa de incentivos y apoyos económicos que integran 10 acciones, con el que se espera apoyar a 5 mil 200 empresas, hoteles, restaurantes, cafeterías y otros negocios que se han visto o se pudieran ver afectados por la contingencia sanitaria, así como preservar cerca de 20 mil empleos directos. Dichas acciones contemplan condonación de impuestos sobre nómina y hospedaje. Se trata de apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas, además de créditos blandos y apoyos financieros que permitan amortiguar la crisis que ha traído consigo la pandemia. 

Sería largo enumerar las especificidades del programa en mención. Lo importante es que el gobierno estatal no ha sido omiso ante una situación que hoy mismo lacera al país y al estado, además de que eran medidas que, desde diversas trincheras, han estado exigiendo los sectores productivos y de servicios. En efecto, como ya lo hemos abordado en este segmento editorial, los efectos colaterales de la contingencia sanitaria están percibiéndose en miles de meseros (as), cocineros (as), vigilantes, comerciantes, taxistas, operadores del transporte, etc., que se han quedado sin el sustento diario y que requieren del auxilio de las autoridades para poder mantenerse y darle de comer a su familia. Este programa pues, si bien no será la panacea que cure todos los males de la crisis, es un paliativo oportuno.

Viernes Santo

Ninguna fecha del calendario católico o cristiano, se recuerda con tanta devoción que este día que, según la tradición, rememora el sacrificio de Jesucristo. Y miles de oaxaqueños no se apartan de ese esquema. Iglesias como la de Xochimilco, San Matías Jalatlaco, El Carmen Alto y no se diga en las poblaciones del área conurbada como Ánimas Trujano, Talixtac de Cabrera o Santa Cruz Xoxocotlán, que llevaron a cabo –hasta el año pasado- verdaderos actos de fe, únicos en su género, como son las ceremonias de  “El Encuentro”, “El Descendimiento” o “Las Siete Palabras”. Son también únicos los rituales de “La Procesión del Silencio” o las del pésame a la Virgen María. Aunque en un contexto diferente al de la alcaldía de Ixtapalapa de la Ciudad de México, la representación se hacía con actores vivos que se preparaban durante meses o semanas para hacer una presentación lo más real posible. 

Sin embargo, en virtud de la emergencia sanitaria que vivimos y no obstante lo que esta fecha representa, la jerarquía católica decidió desde hace al menos tres semanas, suspender dichas ceremonias, evitando como ello aglomeraciones y multitudes que sean la cepa en donde pudiera incubarse un contagio masivo de fatales consecuencias. Tenemos presente la imagen del Papa Francisco dando la bendición “Urbi et Orbi”, en una Plaza de San Pedro totalmente vacía, una imagen nunca vista en cientos de años, da una idea de la gravedad de la pandemia que padecemos. Por ello, en una acción responsable y sin fanatismo, decidieron en la cúpula eclesiástica, suspender los oficios religiosos y llevarlos a casa, para que quienes deseen puedan verlo por internet o televisión.

Es obvio que, como mencionamos ayer, las cosas han cambiado. Los oficios religiosos ya se llevan con devoción por una parte de la población. A otra parte numerosa simplemente no le interesa, como es el caso de los jóvenes y niños, que le apuestan a otras cosas. Hoy, como ya se ha dicho, la contingencia nos obligará ni a estar en playas o sitios de recreo, menos en ceremonias religiosas masivas. Toda recomendación de las autoridades no debe echarse en saco roto. Insistimos, es la única forma en la que podemos hacerle frente a una pandemia que tiene hoy mismo infectados a más de un millón de personas en todo el mundo y ha cobrado más de cien mil muertos. No hay de otra pues, más que permanecer en casa y vivir con soltura o con restricciones el ritual religioso de la Semana Santa.