Un hito histórico
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Un hito histórico

 


No obstante la contingencia sanitaria en la que estamos en el país y el estado, a lo largo de sus 68 años de vida, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, ha asumido un compromiso con sus lectores, en torno a forjar una conciencia histórica, como vía para consolidar el amor a los Símbolos y héroes nacionales, habida cuenta de la entrada y vigencia de modas, que han alejado sobre todo a los jóvenes del conocimiento de nuestro pasado de gloria. Pocos tal vez sepan la celebración de hoy y el por qué, de ser el caso, se haría una ceremonia en el obelisco situado en conocida calzada ubicada en la Colonia Reforma de la capital oaxaqueña. Si las autoridades omiten esta fecha tan importante, aquí estamos para refrescarles la importancia de la misma y el por qué vale la pena recordar al general Porfirio Díaz.

Un día como hoy, ya en el ocaso de la Guerra de Intervención, se libró lo que la historia patria reconoce como la Toma de Puebla de 1867, –conocida como la Batalla del 2 de abril- la cual tuvo lugar desde marzo hasta esta fecha. Esta batalla marcó el principio del fin de la Intervención Francesa en México.  El papel protagónico de la estrategia militar para que las armas nacionales se volvieran a cubrir de gloria fue el Ejército Mexicano de Oriente, al mando del general Porfirio Díaz, en contra de las tropas al servicio del Segundo Imperio Mexicano. Entre las filas de estas se encontraban franceses y mexicanos conservadores como Leonardo Márquez, jefe del Estado Mayor de Maximiliano de Habsburgo. Díaz tenía tras de sí haber derrotado el llamado entonces el mejor ejército del mundo, en las batallas de Miahuatlán y La Carbonera, el 3 y 18 de octubre, respectivamente, de 1866.

Esta batalla fue decisiva y definitiva para que el presidente Benito Juárez pudiera restablecer su gobierno constitucional en la capital de la República. Es decir, Díaz le abrió al Benemérito las puertas de la Ciudad de México, lo que implicó el restablecimiento del régimen republicano, luego del forzoso exilio y trashumancia. Esta histórica batalla marcaría un hito en la historia de México, pues terminó de tajo con los sueños imperiales europeos y de muchos mexicanos traidores que creyeron en una monarquía. Lo que hay que destacar aquí es la figura omnipresente del general Díaz en los hechos de armas que le permitieron ser considerado como “El Soldado de la Patria”.

Transportistas obstinados

No obstante, los constantes llamados de las autoridades y, particularmente, de la Secretaría de Movilidad, el transporte urbano de pasajeros, sigue en las mismas y haciendo caso omiso de las medidas sanitarias necesarias para los usuarios. En reportajes hechos por este medio impreso, los operadores siguen teniendo a sus unidades sucias, malolientes y sin el aseo mínimo. Suponemos que exigirles lo mínimo es como pedirle peras al olmo, los concesionarios del transporte de pasajeros que presta el servicio en la capital oaxaqueña y la zona conurbada, siguen empecinados en mantener su chatarra en iguales condiciones. Exigirles algo que está fuera de su obstinada actitud de no cambiar las unidades ni de mantenerlas en mejores condiciones, es un franco desafío. De inmediato brincan para pedir aumento de tarifas.

En el caso del transporte foráneo, éste sigue en el uso intensivo de pequeñas unidades, a las que les meten al menos cinco o seis pasajeros. Hay que ver nada más los miles de unidades que entran y salen de la capital a diario, como si fueran hormigas, a veces haciendo competencia desleal a los taxis locales, pues levantan pasaje en el casco urbano, pese a tenerlo prohibido. Es más, dicho medio de transporte a menudo se ve involucrado en accidentes mortales, sin que nadie les ponga un hasta aquí. Es evidente pues, que no harán caso de las recomendaciones de mantener sus unidades en buen estado físico, en llevar sólo los pasajeros que eviten contagios a través de roces y fricciones. Este tipo de unidades y quienes las operan, harán caso omiso de cualquier recomendación.

En el caso de las moto-taxis, la cuestión de aplicar medidas sanitarias, es sencillamente imposible. Manejadas por sindicatos violentos, dichas unidades, concesionarios y operadores, hacen sencillamente lo que les da la gana. Hay que recordar que el sólo aseguramiento de algunas unidades que prestan el servicio de manera irregular, genera de inmediato bloqueos, presiones y chantaje. Se trata de un segmento particularmente violento. No hay control ni aceptan medidas de restricción o recomendación. Por ello, no suena convincente cuando se escucha a la titular de la Secretaría de Movilidad, Mariana Nassar, al apuntar que se puede suspender el servicio urbano de pasajeros por la contingencia que estamos pasando. Se trata de un sector que se maneja al arbitrio de sus concesionarios.