Medidas enérgicas, pero a medias
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Medidas enérgicas, pero a medias

 


Como ya hemos comentado en este mismo espacio editorial, el ayuntamiento de la capital oaxaqueña inició el operativo para que la ciudadanía se mantenga en casa. El pasado lunes iniciaron los recorridos de la Policía Municipal por el Centro Histórico, para invitar respetuosamente a las personas que deambulaban o paseaban en las calles o parques, para resguardarse en sus domicilios, con la advertencia, de que no se trata de período vacacional y como medida preventiva para hacer frente al contagio del Covid-19 o Coronavirus. Se trata de medidas enérgicas que, si bien contrastan con las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, pronunciadas en un restaurante de comida istmeña, al que acudió en su reciente visita a Oaxaca, en el sentido de invitar a la gente a salir y llevar una vida más o menos normal, no por ello son irresponsables. 

Sin embargo, es impresionante la cantidad de personas que hay en el zócalo de la capital, lideradas muchas de ellas por dirigentes sin escrúpulos que, no obstante, las advertencias y medidas de las autoridades sanitarias, siguen perviviendo en dicho espacio citadino. Ahí comen, cohabitan y defecan en improvisados retretes. Otro grupo es el que forman los triquis que viven hacinados en los pasillos del Palacio de Gobierno y que llevan ahí al menos diez años. A éstos, ninguna autoridad, por salud o bien público, puede conminarlos a desalojar ese espacio público –que asumen ya de su propiedad- pues cuentan con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH). Se trata pues, de un evidente foco de infección y contagio, del que se ha hecho caso omiso y frente al cual, las medidas del gobierno de la ciudad, no puede intervenir.

Por otra parte, de la misma forma en que han corrido por las redes sociales las acciones de las autoridades, también se ha desatado un movimiento en contrario, y es aquel que defiende con argumentos legales la libre circulación, amén del derecho al trabajo. El mismo presidente López Obrador advirtió que el corolario de las restricciones a que nos ha llevado la pandemia, se atisba en el horizonte cercano una severa crisis económica. Tienen razón, pues aquellos que, como muchos, viven el día, el obrero, albañil o taxista que se quede en su casa, obviamente no tendrá el salario para comprar la despensa ni, mucho menos, esperar pacientemente que el gobierno, en sus tres órdenes, le liberen pago alguno. Los gobiernos que han decretado toque de queda, nacional o situación de excepción o emergencia –que no es el nuestro- deben haber previsto un colchón financiero para paliarla crisis. Aquí no lo hay. 

 

Preocupante desabasto 

 

Cuando la pandemia ya conocida empezó a mostrar sus tentáculos mortales y se advertía se llegada inminente al país, siempre criticamos la posición triunfalista del gobierno federal, en el sentido de que “estábamos preparados” para hacerle frente. Ni antes ni ahora lo estamos. Eso es una realidad, no obstante, las insistentes declaraciones oficiales. He ahí el por qué se han privilegiado las medidas de prevención como “la sana distancia” o el “Quédate en casa”, entre otras. Hemos machacado en el colapso del sistema de salud, a raíz de la desaparición del Seguro Popular y su conversión en Instituto Nacional para el Bienestar (Insabi) que, hasta la fecha, carece de reglas claras de operación. No ha sido fortuita nuestra insistencia en el preocupante desabasto de vacunas y medicinas, puestas bajo el radar de la corrupción. 

En todo ello, Oaxaca no ha estado al margen. Por ejemplo, el lunes 23 de marzo, trabajadores sindicalizados del Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, se declararon en paro de actividades, dejando activa sólo el área de urgencias, en virtud de que carecen de los más elemental tanto para atender, como para protegerse, en la contingencia sanitaria por el coronavirus. ¿Cómo exigir atención médica oportuna y eficaz, si hacen falta elementos como guantes, gel, cubre-bocas, etc., además, obviamente, de los medicamentos obligados no para el tratamiento de dicho mal, que requiere de otros niveles, sino de los males comunes que padece nuestra gente. Desde hace días en dicho nosocomio, socorrido por las clases más necesitadas, se suspendieron las cirugías y la consulta externa, debido, justamente, al desabasto de los insumos necesarios.

Desde el inicio de la actual administración se sabe de la crisis que ha arrastrado el sector salud. Empero, a tres años de distancia, suponemos que dicha anomalía debe haber sido corregida y hasta superada. Esta situación ha dado pie a una serie de protestas, movilizaciones y hasta bloqueos por parte de sindicatos independientes que exigen contrataciones. Si no existen recursos para medicinas, equipo médico y material quirúrgico, es una necedad estar insistiendo en plena etapa de emergencia sanitaria, en creación de plazas o empleos. Es decir, no ha faltado el oportunismo pernicioso que en poco o nada ayuda a superar la contingencia, sino a agravarla. Las autoridades de los Servicios de Salud están emplazados a poner las cosas en claro, sin simulaciones ni declaraciones.  

 


aa

 

Relacionadas: