¿Preparados, para qué?
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Editorial

¿Preparados, para qué?

 


¿Preparados, para qué?

Llaman a risa las constantes declaraciones de funcionaros del Sector Salud e incluso de altas autoridades, en el sentido de que México y Oaxaca, por supuesto, están preparados para el tema de la pandemia del coronavirus, que mantiene hoy al mundo en suspenso, debido a miles de contagios. Y decimos que llama la atención, pues sabemos que en el país se vive una crisis sanitaria, alimentada por la falta de medicamentos, incluso para enfermos graves, como son los niños con padecimientos de leucemia o cáncer. En efecto, pues, mueve a risa que se digan semejantes barbaridades, cuando no se ha sido capaz de solucionar temas de gravedad como los que mencionamos. En este diario hemos publicado la tragedia que viven familias de niños enfermos en ciertos nosocomios de la ciudad, a los que no les han hecho caso en temas como el del suministro de medicinas.

Sin ánimo de descalificar a las autoridades, compartimos la opinión de que debe haber prudencia en las declaraciones triunfalistas. No se trata de exhibir una postura que no se tiene. La opinión pública ha estado muy al pendiente de lo que ocurre en el país en torno a la pandemia referida. La semana anterior se dio a conocer del primer caso en México. De una persona que estuvo en la zona de Lombardía en Italia y cuya familia, tuvo que ponerse en cuarentena. Se habla ya de tres casos. Recordamos que, en 2009, Oaxaca fue el eje de aquella epidemia conocida como H1N1, justo porque en la capital, en una mujer enferma, el virus de la influenza común, había mutado en la gravedad de dicho mal. A nivel internacional fue un escándalo, incluso motivó hasta el sacrificio burdo de cerdos, con la peregrina idea de que era los causantes.

Sin embargo, algo que molesta a la ciudadanía es la demagogia gubernamental, de que se diga que estamos preparados y con soluciones a bote pronto con la pandemia ya referida, cuando el gobierno de la Cuarta Transformación ha sido incapaz de abastecer de medicamentos a miles y miles de mexicanos enfermos graves. Lo peor de todo ello es haberse ido en contra de los Institutos, Cancerología, Cardiología y otros, que le han dado renombre a México en el área médica, con el pueril argumento de que sus directivos, verdaderas eminencias médicas, reconocidas a nivel mundial, hayan sido los responsables de traficar medicinas o haberse beneficiado de dicho negocio. Una forma burda y torpe de escurrirle al bulto de la responsabilidad institucional.

Cuestionado “blindaje”

Hace un par de semanas, los gobernadores de Oaxaca, Alejandro Murat y de Veracruz, Cuitláhuac García, sostuvieron una reunión en Tuxtepec, para suscribir un compromiso institucional que permitiera a la población que habita en la Cuenca del Papaloapan, vivir en paz, luego del acoso permanente de grupos criminales que han convertido a dicha región en una zona de muerte. En efecto y lo han reconocido el Fiscal General del Estado, Rubén Vasconcelos Méndez y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Raúl Ernesto Salcedo Rosales, de que esa zona es casi la cueva de cárteles criminales. Y la realidad es lacerante. Sólo en el mes de enero se dieron al menos 23 ejecuciones, algunas de ellas en pleno centro de la ciudad. La situación es tan grave –y lo hemos tratado en este espacio editorial- que la gente vive aterrorizada. Cientos de negocios han cerrado, justamente porque ya no aguantan las extorsiones de los grupos criminales.

El pasado jueves, en una de las zonas de esta región, la de San Miguel Soyaltepec, fue ejecutado el ex diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Heriberto Ramírez, junto con uno de sus ayudantes. El aludido fue presidente de Temascal y era, hasta sus últimos días, un activista de dicho partido en la Cuenca. Este crimen, así lo han difundido a nivel nacional, se une al del edil de San Felipe Jalapa de Díaz, el pasado 23 de diciembre, Arturo García Velásquez, quien fue materialmente ejecutado, cuando se encontraba en un evento oficial, junto al síndico municipal. Dos meses antes, como en su momento lo consignamos, el edil fallecido fue detenido y consignado. Pero sus colegas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), hicieron cuanto pudieron para liberarlo.

Lo que está en tela de juicio es el famoso desplazamiento de al menos 8 mil efectivos policiales y de la Guardia Nacional por toda la región, para evitar que siguieran las operaciones criminales que llevan consigo esta cadena de muertos que se han dado en dicha región. Tuxtepec y después Juchitán, se han caracterizado en los últimos tiempos como las zonas más violentas del país. Por ello, lo que se cuestiona es el “blindaje” –muy poroso- de la Cuenca del Papaloapan, que motivó la reunión del más alto nivel y luego de los mandos directivos. Lo que queda en tela de duda es, ¿hasta dónde han llegado los grupos criminales, que nadie les puede poner, hasta hoy, un freno?