Contra violentos, la ley
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Opinión

Editorial

Contra violentos, la ley

 


El fin de semana pasado, en el entorno de la elección de nuevas autoridades de Santiago Xanica, fue detenido, torturado y asesinado, el elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) y estudiante de la carrera de leyes, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UABJO, Wilbert Méndez Martínez. Los presuntos responsables están identificados como miembros de una organización violenta, dedicada al chantaje y la agresión: el Comité de Defensa de los Derechos Indígenas (Codedi), que lidera Abraham Ramírez Vásquez, un sujeto ampliamente conocido por la sociedad, pues cada marcha o manifestación, sus esbirros agreden a la ciudadanía, pues salen armados como machetes.
Esta organización tiene su radio de acción entre Huatulco y Santiago Xanica, específicamente en la Finca “Alemania”, y ha estado involucrada en una serie de ilícitos como son los bloqueos carreteros y al Aeropuerto de este destino turístico. Algunos de sus miembros, asimismo, ha sufrido atentados, que son una especie de ajuste de cuentas por la serie de arbitrariedades que han cometido. En los últimos días, Abraham Ramírez y sus cercanos estuvieron involucrados en la retención y encarcelamiento de miembros del cabildo municipal de Xanica, en su pretensión de imponer a su gente y manejar a su arbitrio el presupuesto.
Además del elemento policíaco torturado y asesinado, dos elementos de la Policía Estatal desaparecieron sin que hasta entrada la semana se supiera su paradero. Finalmente fueron encontrados en deplorables condiciones de salud, luego de ser torturados. Otras personas más corrieron igual suerte. Se trata de una organización violenta que, extrañamente, sus acciones han quedado en la impunidad, pues ni su dirigente ni sus esbirros han recibido castigo alguno de parte de las autoridades. Sin embargo, los hechos recientes obligan a la Fiscalía General del Estado y las instancias de seguridad a actuar con todo el peso de la ley. Esto no debe permitirse. No sólo es un acto de cobardía el ataque multitudinario o linchamiento, sino además, la práctica de algo deleznable como es la tortura.
Ningún argumento, como el manido rollo de “la criminalización de la protesta social”, debe servir de excusa o pretexto para cometer un acto de tal bajeza como el crimen de un elemento policial. Que no nos vayan a salir con el anuncio de que se les pondrá una mesa de diálogo. Si en algo estima el gobierno estatal la vida de sus colaboradores, es tiempo ya de aplicar la ley.

 

Emergencia soslayada

Algo que siempre habremos de criticar, es la indolencia con la que actúan algunos funcionarios de la actual administración. Pareciera que no existe ningún compromiso con la entidad y los oaxaqueños, menos responder a la confianza otorgada por el ejecutivo estatal, Alejandro Murat. Hay quienes se vanaglorian de su posición y no sólo se expresan mal de quienes nacimos y crecimos aquí, sino que usan frases peyorativas para dirigirse a nuestros pueblos originarios. Los hay asimismo que tienen una pésima opinión de los medios de comunicación y quienes ejercemos el oficio.
Hace unos días trascendió el cierre del laboratorio de los Servicios de Salud para personas que hubieran contraído el dengue. La justificación fue que no hay reactivos para seguir dando el servicio. Ninguna declaración hubo de los mandos superiores de los SSO al respecto. Simplemente se guarda silencio ante una emergencia sanitaria como es la proliferación de los casos de dicho mal, que suman hoy en día, varios miles. Justo el martes pasado, se supo del fallecimiento de una joven por dengue en la capital oaxaqueña. Ello se agrega a las muertes de otras tres personas, presuntamente niños en Unión Hidalgo, Salina Cruz y Santa María Mixtequilla. No obstante todo lo anterior, existe una pasividad insultante en la atención al citado mal.
El mismo martes trascendió que en la región de la Costa chica oaxaqueña, es decir, Pinotepa Nacional y poblaciones vecinas que resintieron los efectos de la Tormenta Tropical “Narda”, una vez que bajó la creciente de ríos y arroyos, mostró enormes encharcamientos en donde se incubaron miles o tal vez millones de moscos Aedes Aegypt con el riesgo de proliferación de dengue. No obstante los llamados de las autoridades municipales, el burocratismo y la indolencia de parte de los mandos responsables de los SSO, hicieron su trabajo.
Lo dicho pues: no existe un compromiso con la sociedad oaxaqueña; con las necesidades apremiantes en servicios sanitarios. La vida de miles de personas parecen carecer de importancia a quienes tienen la nada simple responsabilidad de salvaguardar la salud. Hace falta espíritu y vocación de servicio, de lealtad a las instituciones y a la confianza del ejecutivo. En esta administración, no se sabe si con la anuencia o no del que manda, cada quien hace lo que le viene en gana.