Regreso a clases
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Opinión

Editorial

Regreso a clases

 


Hoy se inicia el ciclo escolar 2019-2020. Es el primer día de clases en las instituciones de educación básica oficiales y privadas. Cerca de 14 mil escuelas del sistema educativo oficial iniciarán el curso que, con sus respectivos periodos vacacionales, concluirán en la primera semana de julio de 2020. La ciudadanía oaxaqueña que durante cerca de 40 años ha padecido los excesos, los atropellos y las graves omisiones de los mentores que forman parte de la Sección 22 espera, ahora que el gobierno de la Cuarta Transformación les ha concedido el oro y el moro, plazas automáticas; regularización a los maestros despedidos; una nueva reforma educativa y otras prebendas en realidad abominables, los mismos se pongan a trabajar y a devengar el sueldo que se les paga con nuestros impuestos. Decimos lo anterior, pues previo al inicio de clases ya tuvimos nuestros primeros dolores de cabeza. De manera burda y torpe, la falta de órdenes de comisión a cinco mentores de la zona de Ejutla de Crespo derivó el lunes anterior en un bloqueo a una importante avenida de la capital. En otro entorno, no más de veinte maestros de la zona de San Francisco del Mar cerraron, durante toda la semana, la carretera 190, a la altura del puente sobre el río Ostuta, en demanda de que se eliminen los famosos módulos irregulares.
El miércoles de la semana anterior se registraron conatos de violencia en unos centros de educación preescolar en la capital, además de protestas y movilizaciones. Eso nos hace pensar que el llamado también Cártel 22 siempre tendrá banderas para seguir fastidiando al pueblo oaxaqueño con paros, bloqueos y chantaje. De nada ha servido que el gobierno federal les haya dado la potestad prácticamente de mantener el control educativo. Dicho gremio lo ha tomado a pecho y va en contra de las escuelas que están con maestros del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación en México (Sitem) y de la Sección 59 del SNTE. La amenaza de seguir fastidiando a sus compañeros que no comulgan con sus excesos e ideología barata ha hecho que siga prevaleciendo la amenaza de violencia entre las filas magisteriales. La ciudadanía está harta de los excesos y atropellos del magisterio. Exige al gobierno federal detener esta constante agresión a la educación de millones de niños y jóvenes. Con estas acciones jamás se habrá de abatir el rezago educativo y el atraso escolar que Oaxaca viene arrastrando desde hace mucho tiempo.

Inseguridad y falta de coordinación

Viajar a la ciudad de Puebla, Tehuacán o Veracruz se ha convertido en un asunto de vida o muerte. Las bandas de delincuentes en el llamado “Triangulo Dorado” asaltan por igual a automovilistas solitarios que a familias; a transportistas que autobuses de pasajeros. Este delito se ha convertido en un eje de la inseguridad a nivel nacional. Transportes de caga de mercancías son secuestrados junto con sus unidades, las cuales son despojadas de su carga para ser vendida en una especie de mercado negro. Las corporaciones federales como la Policía Federal o la Guardia Nacional han sido incapaces de frenar tanto el robo de combustible como el asalto carretero. Es más, se han enfrentado con poblaciones enteras metidas a fondo en dichos ilícitos. Se dice que hay una zona en la autopista Puebla-Orizaba y Tehuacán-Oaxaca, en la que no hay señal de telefonía celular, lo cual la hace tierra de nadie. De los delitos mencionados no ha caído ni uno solo de los delincuentes, los cuales son protegidos –como ya hemos dicho- por las poblaciones aledañas a donde cometen sus fechorías.
Hace un par de semanas transportistas realizaron una manifestación en la zona de Viguera. Exigen seguridad para sus unidades, la carga que transportan y su persona. Lo que llama la atención es que no haya hasta el momento los mecanismos de coordinación policial entre Puebla, Veracruz y Oaxaca para que esa zona deje de ser rehén de delincuentes. Sorprende asimismo que la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas no actúen con rigor en contra de esos grupos delincuenciales que siguen sometiendo a viajeros, automovilistas y transportistas. La semana pasada perdió la vida una persona que se desempeñó como edil de una comunidad de la Cuenca del Papaloapan, justamente en un asalto carretero. La inseguridad que vive el país no es sólo a causa de la fuerza y la penetración de los grupos criminales sino, en nuestra opinión, los esfuerzos que se hacen carecen de estrategias eficaces para combatir el flagelo de la inseguridad. El gobierno de Puebla tiene manera de acotar la complicidad de las poblaciones que protegen a los delincuentes, negándole participaciones a los gobiernos locales, pero no lo hacen. En Oaxaca ocurre igual con las comunidades que se encuentran en la zona limítrofe. Pero tal parece que se deja hacer y se deja pasar, con absoluta impunidad.