Una vieja demanda
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Una vieja demanda

 


Una de las demandas más constantes y reiteradas de los pueblos oaxaqueños es la urgente atención del gobierno estatal a los caminos y carreteras. Desde las tormentas que se abatieron sobre la entidad en primavera y verano de 2017, además de los sismos de septiembre del mismo, la red carretera de la entidad quedó materialmente colapsada. Los cortes carreteros y caída de puentes fue un tema que tardó meses en los medios de comunicación. Y es que los sismos de 2017 distrajeron la atención gubernamental debido a su magnitud y al daño generado. He ahí el por qué algunas vías, no obstante su importancia, quedaron en el abandono. Una de las carreteras que está en pésimas condiciones es la de Oaxaca-Puerto Escondido, de la que hemos comentado ya en nuestras páginas. Hay sitios en donde la carpeta asfáltica ha desaparecido por completo y tramos que parecen caminos de herradura y no de asfalto. No sabemos si por el efecto del conflicto agrario entre Santa Catarina Juquila y Santiago Yaitepec, lo cierto es que desde el mes de febrero, la dependencia responsable inició los trabajos de reconstrucción de la carretera Cerro del Vidrio a Puerto Escondido.

Los trabajos de reconstrucción de esta carretera que conduce al destino turístico de Puerto Escondido, comienzan en el kilómetro 175+000 al kilómetro 183+750, donde se ejecutan trabajos de sub-rasante, base y carpeta asfáltica en 8.750 kilómetros. Vale la pena subrayar que la parte más crítica de esta vía es el tramo que va de San Gabriel Mixtepec a San Pedro Mixtepec, cuya reparación –dicen los que saben del tema- requiere una inversión de al menos 100 millones de pesos. Datos recientes revelan que ya se están llevando a cabo trabajos de bacheo y revestimiento. Sin embargo, hay que decirlo, son sólo remedios temporales, habida cuenta de que está ya a la vuelta de la esquina la temporada de lluvias y en cuanto ésta esté en plenitud, arrasará con asfalto o revestimiento. No omitimos que dicha carretera es muy concurrida tanto por los habitantes de esa zona de la Costa oaxaqueña como por el turismo nacional y extranjero. La atención del gobierno debe ser prioritaria habida cuenta de que es la ruta para llegar a uno de los destinos más socorridos por el turismo religioso que viaja a Santa Catarina Juquila o el que busca los destinos de playa en Puerto Escondido.

Ni obras relevantes ni carreteras

El tema de las súper carreteras a la Costa y al Istmo ha sido muy recurrente en este espacio editorial. Y no es nada fortuito. La primera tiene al menos diez años de haberse iniciado sin terminarse y la segunda parece ya una fantasía, pues los trabajos iniciaron tal vez en el año 2000 y es la hora en que la obra no se concluye. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿por qué? En principio porque el erario estatal ha sido un arca abierta en donde todo mundo ha metido la mano a placer. Además de que existen una serie de asuntos que nos han dado mala imagen ante la Federación, como es el caso de la crisis que vive hoy en día el Sector Salud. Más de 6 mil 800 millones de pesos es el boquete económico. Y ello lo reconoció un funcionario federal que estuvo en la entidad la semana pasada y quien señaló que uno de los factores de este quebranto financiero ha sido la contratación de personal, al menos 2 mil 200 trabajadores, sin la cobertura presupuestal correspondiente. Esta situación se dio en medio de protestas de los trabajadores del Programa de Ampliación de Cobertura (PAC) que insisten en reactivar las 250 caravanas de la salud. El fantasma de la crisis que se vive en el sector, se ha ido arrastrando en lo que va del gobierno de Alejandro Murat.

Apostarle la continuación de las carreteras al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ha ofrecido concluirlas es hacer el símil que hicimos con Enrique Peña Nieto, creyendo ingenuamente que teniendo una buena relación de amistad con el gobernador las cosas caminarían con mayor fortuna. Los hechos demostraron lo contrario. En campaña, Murat Hinojosa prometió concluir ambas vías en un plazo de quince meses. Obviamente fue una promesa fallida. Han pasado ya dos años y cuatro meses de esta administración y no se ven por ningún lado obras relevantes que valgan la pena para los oaxaqueños. Más bien hay demasiada demagogia para sorprender a los ciudadanos como la realización de un Centro Cultural en lo que fue el Teatro “Álvaro Carrillo”, que ni siquiera ha iniciado su demolición o la ampliación del Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”. La contradicción está en que si no hemos podido avanzar en el avituallamiento o terminación de decenas de hospitales que están sin terminar, menos podemos emprender nuevas obras. Es recomendable pues que haya discreción para ofrecer, habida cuenta de que tal vez en esta administración Oaxaca esté condenada a pasar de noche en lo que se refiere a obra pública.