Educación no es prioridad
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Opinión

Editorial

Educación no es prioridad

 


Había que preguntar a los dirigentes del Cártel 22, ¿qué representa para ellos la educación que imparte el Estado, aparte de ser un modus vivendi y un coto personal o familiar? Porque es evidente el desapego, la irresponsabilidad y el nulo compromiso que tiene el magisterio afiliado al llamado Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca (MDTEO). Desde 1980, cuando emergió la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y llegaron a tener simpatía entre la sociedad civil, hasta el día de hoy, a los maestros sólo les ha interesado proteger su nicho de confort y “luchar” por su conveniencia. La famosa lucha magisterial se pervirtió, se prostituyó. Ya lo vimos en Michoacán y en Oaxaca no nos quedamos atrás, pues en años anteriores ya hemos padecido los atropellos y abusos de los maestros. Por ejemplo, ayer concluyó el paro de labores a que convocó el Comité Ejecutivo Seccional (CES), para participar en un presunto movimiento nacional. ¿Y cuál es la bandera de dicho movimiento? La abrogación de la Reforma Educativa, la misma cantaleta desde hace seis años.

En este mismo espacio editorial hemos sido recurrentes en la crítica al magisterio. No es algo fortuito, sino justificado ampliamente por la forma tan ruin en la que este sector de la clase trabajadora ha abusado de la debilidad gubernamental para hacer de la educación que imparte el Estado, no más que un refugio de una supuesta lucha, despegada totalmente de la realidad. El fanatismo, la ideologización y la irresponsabilidad en la tarea docente ha hecho que Oaxaca vaya a la zaga de la educación pública nacional. Nuestros niños en edad escolar reflejan en su atraso académico y de aprendizaje, la movilización permanente de sus maestros, los paros locos, las suspensiones injustificadas, las juntas sindicales. El Estado les paga para hacer en la calle lo que son incapaces de hacer en el aula. No hay segmento en todo el país que se equipare a la Sección 22 o también llamado, no sin justificación, Cártel 22. Su actuación es como un cártel criminal, por la forma tan ruin y cuasi delictiva en la que aterrorizan a la población y asesinan las esperanzas de más de un millón de educandos, sin más alternativa que seguir sorbiendo el coraje y la frustración de escuelas cerradas y mentores en la calle gritando consignas.

Casos rezagados e impunes

No hay reunión familiar, festejo o café entre amigos que no salga a relucir la situación por la que estamos pasando en Oaxaca. Uno de los temas favoritos es el de la inseguridad, no sólo en la zona de Tuxtepec y el Istmo, sino en la misma capital del estado. Y salen a colación casos sonados como los asesinatos del doctor José Larumbe Castro o del empresario, Francisco Silva Cancino y el constructor Felguérez. Los tres tienen, más o menos un año de haber sido perpetrados, sin que se sepa a la fecha el estado de las indagatorias ni, mucho menos, que se sepan los móviles o se haya detenido a los presuntos autores intelectuales o materiales. Los tres fueron personas ampliamente conocidas entre la sociedad oaxaqueña, pero además, tenían en común un cierto estatus social que hace presumir que si bien no existe una justicia para unos y para otros no, podrían haber sido resueltos a la brevedad por la presión de algunos sectores, llámense médicos, empresariales o de la industria de la construcción. No se sabe nada hasta el momento, lo que hace presumir que pueden pasar otros años sin que los criminales que los asesinaron de manera cobarde reciban castigo.

Desde luego que no son los únicos, pues están también en el tintero, cientos de casos de feminicidios, muchos de ellos remantes del pasado, pero al fin y al cabo casos que tienen un sello indiscutible: la impunidad. Aunque el fin de semana trascendió que habían sido detenidos dos de los principales autores materiales del asesinato de trece comuneros de Santa María Ecatepec, distrito de San Carlos Yautepec, bien haría la Fiscalía General del Estado de ir por los demás para paliar las exigencias de justicia de parte de los familiares. Hay asimismo, varios casos de homicidios múltiples por conflictos agrarios que es necesario investigar y consignar a los presuntos responsables, pues a la fecha nada se ha logrado en dichos casos. Los hay asimismo, que han generado un profundo malestar ciudadano por la forma en la que se han enfocado, tal es el caso de la joven Sylvia Ivana Mingo López, cuyo responsable –se dice- no ha rendido cuentas ante las autoridades ministeriales, mientras la familia de la víctima hace todo cuanto puede para poder llevarlo a juicio. Hay pues un catálogo abultado de homicidios dolosos, feminicidios y ejecuciones burdas, que al parecer son sólo estadísticas sin resolver.