Agresiones a mujeres
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Editorial

Agresiones a mujeres

 


La violencia de la pareja ocurre con mayor frecuencia en las mujeres que están o han estado casadas o unidas, pues se estima que por cada 100 mujeres casadas, unidas, separadas, divorciadas o viudas, 47 ha vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación marital o de cohabitación.
Se considera como violencia física moderada sólo a un acto violento como empujones, jalones o que le haya aventado algún objeto. La violencia física grave, es una combinación de golpes con las manos o con algún objeto, junto con otras agresiones físicas como empujones, que la haya amarrado o pateado.
La propia naturaleza e intencionalidad de las agresiones físicas, permite hacer una aproximación a la severidad de la violencia infligida contra las mujeres por parte de sus parejas. Se clasifica como violencia física muy grave o extrema, aquella que directamente puso o pudo poner en riesgo la vida de la mujer, como el intentar ahorcar o asfixiar; agresiones con cuchillo, navaja o con arma de fuego, junto con otras agresiones físicas.
El conjunto de mujeres que enfrentaron violencia muy grave o extrema y cuya vida estuvo en riesgo, se estima que ascienden a poco más de 39 mil mujeres en la entidad. Los datos del INEGI que dan cuenta de la violencia ejercida por el actual o último esposo o pareja, indican que las agresiones más experimentadas por las mujeres son las de carácter emocional.
Al menos cuarenta de 100 ha sido sometida -al menos una vez a lo largo de su relación- a insultos, amenazas, humillaciones, intimidación y otras ofensas de tipo psicológico o emocional. A éstas les siguen las de tipo económico, tales como el control o el chantaje, mientras que las agresiones corporales y sexuales se ubican muy por debajo de aquellas.
Las agresiones de mayor gravedad como las físicas y las de carácter sexual no ocurren como actos aislados, regularmente se presentan acompañadas de otras agresiones y aun cuando la violencia emocional y la económica son las más extendidas en las relaciones de pareja.
La física (14.8 por ciento) y la sexual (8.0 por ciento) la sufren en menor medida; así se observa en el caso de la violencia emocional, se ejerce como agresión única en el 14.4 por ciento de los casos y en el restante 32.9 por ciento están otros tipos de agresiones de tipo económico, físico o sexual.

Frenar la violencia

La violencia que se vivió en un centro comercial de Santa Lucía del Camino obliga a las autoridades a redoblar esfuerzos para tratar de evitar que estos sucesos queden en la impunidad, pues si bien el atentado armado en contra del hijo de uno de los dirigentes de la CTM en Oaxaca, hoy preso por diversos delitos, puso en riesgo a familias oaxaqueñas que en ese momento se encontraban realizando sus compras.
Desde hace mucho organizaciones y sindicatos han dirimido sus diferencias a través de la violencia, desde taxistas rivales que se disputan rutas en la ciudad de Oaxaca y su zona conurbada, hasta aquellos que van tras dirigentes sociales de la CTM, organización “14 de junio”, ligada con el denominado Frente Popular Revolucionario (FPR) y el también denominado Sindicato Libertad.
Ante los actos delictivos cometidos es urgente aplicar la ley y combatir con más contundencia a la delincuencia, ya que la inseguridad se coloca hoy en día como el principal obstáculo para el crecimiento económico y por ello es fundamental contar con instituciones que hagan cumplir de manera eficiente las leyes a fin de fortalecer la legalidad y al mismo tiempo combatir la delincuencia.
Actos como los registrados la noche del pasado miércoles, obligan a los tres niveles de gobierno a fortalecer la legalidad y al mismo tiempo combatir la delincuencia y la corrupción, que generalmente operan juntas, pues es fundamental tener instituciones que hagan cumplir eficientemente las leyes con el objetivo de aumentar la confianza tanto de la población como de quienes tienen pensado invertir en el país como en Oaxaca.
Este tipo de agresiones no se pueden aceptar con el riego de que se vuelvan cotidianas, ya que vulneran el clima de seguridad, orden y paz, de ahí la trascendencia de erradicar este tipo de acciones que van en contra del progreso de los oaxaqueños.
Debemos insistir que la debilidad de un estado de Derecho que proteja la integridad física de las personas y de los bienes genera un ambiente poco propicio para la inversión y el comercio, pero en especial en la presencia de paseantes nacionales y extranjeros que animan la economía de los oaxaqueños.
Hoy los tres niveles de gobierno no deben ser omisos e impasibles para proteger a los ciudadanos ante los niveles de inseguridad, por ello se exige aplicar la ley sin excepción, sin ningún pretexto, a quien atente contra la vida o el patrimonio de los mexicanos. Y junto con ello, no postergar más la profesionalización de las policías, que se multipliquen los elementos donde sea necesario y se coordinen acciones con las fuerzas armadas cuando las autoridades civiles sean rebasadas por la delincuencia.