Una de las quejas constantes de la ciudadanía, ésa que ama a Oaxaca y siempre está pendiente de los asuntos delicados que la afectan, es el desfile de camiones cargados de enormes trozos de madera que a diario circulan por nuestras carreteras. Sin embargo, cuando nuestros reporteros indagan en las dependencias gubernamentales, siempre les informan que son producto de concesiones que se han otorgado a particulares. Pero, ¿cuál es el resultado de esta explotación irracional que ha dejado de nuestros bosques sólo parajes desérticos y eriales, pues no hay una política de reforestación sino sólo de arrasar con cuanto árbol haya en pie? Cuando alguien viaja de Miahuatlán de Porfirio Díaz a San Pedro Pochutla, se puede percatar del tamaño de la depredación de nuestros bosques. Aquellos que eran antes espacios dignos para la foto en familia, con una abundante vegetación de pinos, ocotes y otras especies, ahora son verdaderos desiertos. Genera tristeza y dolor, pues no se percibe por ningún lado que haya el menor propósito de resarcirle a la tierra algo de lo que a menudo le han arrancado.
En Oaxaca hay comunidades forestales que explotan por sí mismas sus recursos forestales. A sabiendas de la importancia que existe en restituirle a la tierra parte de su riqueza, reforestan en la medida que explotan. Son autosustentables y han hecho un importante proyecto comunitario basado en la explotación –pero también- del cuidado de sus bosques. Por mencionar sólo algunas comunidades. Los llamados pueblos mancomunados de la Sierra Juárez: Lachatao, Yavesía y Amatlán, o en la Sierra Sur, San Pedro El Alto o Santiago Textitlán. Un ejemplo de organización es que cuando se presentan contingencias, tales como incendios forestales, las mismas comunidades, con sus propios medios, combaten el siniestro. Ello conlleva a la responsabilidad de cuidar y reforestar sus bosques. Habrá que ver las concesiones de explotación que tienen ciertas secretarías de Estado, para cuantificar si el daño que se le ocasiona a las comunidades afectadas por la explotación, tiene alguna respuesta de parte de los depredadores de nuestros bosques. No obstante, es realmente doloroso ver a diario ese desfile de camiones, a veces circulando de lado, cientos de camiones con materia inerte, que algún día pobló nuestras montañas, respondiendo siempre a la pregunta: ¿y qué les habremos de heredar a nuestros hijos?
Obesidad y parálisis gubernamental
El pasado domingo publicamos en EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, un interesante reportaje sobre la obesidad de algunas áreas de gobierno que, no obstante el jugoso presupuesto de que disfrutan, sólo son entes burocráticos que poco han contribuido al gobierno de resultados de Alejandro Murat. Nos referimos entonces a la Consejería Jurídica del gobierno estatal que, en afán de abarcar cuestiones que correspondían a la Secretaría General de Gobierno, ha olvidado temas de gran relevancia, como es la defensa jurídica de la autonomía oaxaqueña en Los Chimalapas. Hasta el pasado régimen, dicha Consejería estaba ocupada sólo en asuntos de su propia naturaleza. Es decir, revisar el marco jurídico de iniciativas, de proyectos de reforma constitucional o la defensa legal de ciertos temas. Por ejemplo, desde hace décadas, el gobierno del estado enfrenta el litigio permanente contra comuneros de Chiapas, por la posesión de una franja –que pertenece a Oaxaca- de la que se han apropiado tanto comuneros, como tala-montes, narcotraficantes y otros, procedentes tanto de Chiapas como de otras entidades del país, específicamente Michoacán.
No se trata de poner en tela de juicio a determinado funcionario, pero sí evidenciar que hay cuestiones en las que hay que darle la verdad a nuestros lectores. En el caso específico de la Consejería Jurídica, es importante subrayar que fue un traje a la medida del primer consejero jurídico de la gubernatura, Ángel Alejo Torres, que en su afán de abarcar más de lo debido, sustrajo áreas que históricamente han pertenecido a la SEGEGO, para hacer un área obesa e improductiva. Ahí quedaron sectorizados el Registro Civil, el Registro Público de la Propiedad y la dirección de Notarías. Las tres áreas habían sido, a lo largo de la historia, parte sustancial de la citada Secretaría General. Gracias a ello pues, se han perdido de vista temas fundamentales como es la defensa de nuestra soberanía que, por otra parte, difícilmente podrá entender el Consejero Jurídico, habida cuenta de que siendo foráneos, poco pueden hacer cuando no tienen la camiseta bien puesta de lo oaxaqueño. Una revisión exhaustiva sobre la estructura burocrática podría dar respuestas muy desagradables, pues tal parece que hay dependencia hechas a juicio y beneficio de ciertos funcionarios y no para darle eficiencia al aparato burocrático.